Las duras imágenes de las Hermanas de la Caridad siendo expulsadas como criminales han caído como una bomba atómica que ha desmoralizado y enojado a muchos funcionarios de gobierno, civiles y militares. ¿A quién más tenemos que encarcelar, confiscar o exiliar?, se preguntan. ¿Hasta cuándo va a ser suficiente?, increpan en silencio, en los pasillos y en aquel teléfono alterno, que todos los funcionarios usan, pero que no reportan al secretario político o a la oreja del partido de cada entidad estatal.
Acoso al Diario LA PRENSA
Cuando la realidad es tan escandalosa que no puede negarse y tan mórbida que no puede esconderse, no queda más que amordazar a la prensa, matar al mensajero. El régimen desató una cacería en contra del Diario LA PRENSA tras reportar el caso de las monjitas. La furia se patentizó requisando las viviendas de periodistas, fotógrafos y conductores del diario más antiguo de Nicaragua, los que cometieron el atroz delito de reportar la verdad. Como resultado, 2 choferes se encuentran en el Chipote.
Más presos políticos y menos libertades civiles
Entre marzo y junio de este año, el número de presos políticos incrementó de 177 a 190. El régimen no ha liberado a un solo secuestrado, al contrario, ha redoblado los tratos crueles e inhumanos y ha aumentado el número de detenciones arbitrarias, incluyendo el arresto del padre Manuel Salvador García, una de esas incómodas voces proféticas de la Iglesia.
La confiscación, extinción de dominio, declaración de utilidad pública son solo algunas de las artimañas jurídicas diseñadas por la arquitectura ilegal del régimen Ortega Murillo, cuyo fin es apropiarse de lo ajeno. La semana pasada se confiscaron los bienes inmuebles de 9 oenegés ilegalizadas, incluyendo Operación Sonrisa y Centro Humboldt. Entre marzo y junio el número de oenegés decapitadas incrementó de 355 a 850. Y sigue el rancho ardiendo…
En momentos como este, de crisis sociales autoprovocadas y baja moral entre los funcionarios públicos y algunos afines al partido, no hay mucho por hacer, a Rosario no le creen y la Policía todavía menos. Daniel tendrá que salir y dar aquel discurso altisonante que ayuda a dar cohesión a un Estado- Familia-Partido disperso, cansado y molesto.
Una palabra del líder supremo
No soy digno de entrar en El Carmen, dice un CPC, pero una palabra tuya bastará para que no deje el partido. Para las personas normales el comandante es un adicto al poder de la tercera edad, pero para los sandinistas de hueso colorado, Ortega es la única voz de certezas en medio de un régimen pataleante y en crisis, sin sentido y sin valores.
Ojo, Ortega solo calmará al 20 por ciento de la población, a sus fanáticos, el resto de los funcionarios, civiles y militares, seguirá aguantando, guardando silencio, hasta el día en que el hastío los haga explotar.
El autor fue embajador de Nicaragua ante la OEA.