La poca o nula atención que prestamos a ciertos gastos, por considerarlos relativamente pequeños o inofensivos, nos hacen gastar de más y quedarnos sin dinero con facilidad.
Se cree que los universalmente conocidos como gastos hormiga son pequeñitos, pero como “pequeño” es un término muy relativo (lo que para mí es pequeño para vos puede no serlo y viceversa), debemos tener claro que gastos hormiga son todos aquellos que realizamos constantemente fuera de presupuesto.
Gasto hormiga no solo es la repostería y gaseosa en la cafetería del trabajo o la pulpería cercana, sino también el desayuno que comprás varias veces a la semana camino al trabajo, el taxi que tomaste por levantarte tarde, las comidas o bebidas después del trabajo, y un sinnúmero de etcéteras que variarán en cada caso y cada bolsillo.
¿Has hecho cuentas de a cuánto ascienden tus gastos en esas cosas? La suma de esos “pequeños” egresos puede alcanzar una cifra alta.
Entonces, debés revisar cuál es ese gasto “pequeño” y constante que vos realizás –o la lista, si es más de uno– y tratar de estimar cuánto destinás a eso por mes y por año. ¿Por qué por año? Porque cuando vemos cifras más grandes, tendemos a prestar real atención a un gasto. Se te puede “escapar” la forma en la que gastaste C$20, ¿pero se te escaparía si fueran C$2,000? En este ejercicio no debés escatimar ningún número, por más pequeños que parezcan.
¿Cómo poner los gastos hormiga bajo control?
Una vez tengás identificados los gastos hormiga que más erosionan tu bolsillo, viene la mejor parte: qué haremos al respecto.
Al hacer la revisión seguramente te darás cuenta que tus gastos hormiga son cosas que disfrutás y/o cosas que son necesarias en tu día a día pero que no incluías en tu planificación. Empezá por definir cuáles de esos gastos es necesario que sean incluidos en tu presupuesto y dosificalos, poniendo límites según tu realidad.
Por ejemplo, si todos los días gastás en comida preparada en tu trabajo y te das cuenta que en el mes fácilmente se te hacen C$2,000, revisá a conciencia si realmente tenés capacidad de gastar ese monto, o si comprarás comida fuera tres veces por semana y las restantes dos o tres veces la llevás de casa.
Los gastos hormiga no van a desaparecer, pero pueden ser manejados poniéndoles un límite e incluyéndolos en tu plan de gastos. ¡Empecemos!