Con su ilegal y brutal guerra de agresión contra Ucrania, la Federación de Rusia liderada por Vladímir Putin ha propiciado el fortalecimiento de la OTAN, pero también el regreso de la guerra fría mundial.
La Cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), realizada el 29 y 30 de junio en Madrid, España, aprobó un nuevo Concepto Estratégico para la defensa de la democracia, frente a belicosas potencias antidemocráticas como Rusia y China.
El Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN define sin ambages a Rusia como la amenaza “más directa y significativa para la seguridad, la paz y la estabilidad euroatlántica”. Se trata de un giro de 180 grados en relación con lo acordado por la OTAN en la Cumbre de Lisboa, celebrada en 2010, cuando declaró a Rusia como un socio en la “alianza estratégica de reciprocidad” para “crear un espacio común de paz, estabilidad y seguridad”.
Ahora la OTAN señala que “la Federación Rusa ha violado las normas y principios que contribuyeron a un orden de seguridad europeo estable y predecible. No podemos descartar —asegura la declaración— la posibilidad de un ataque contra la soberanía y la integridad de los aliados… Los actores autoritarios desafían nuestros intereses, valores y formas de vida democrática”. Además la OTAN señala que China representa “serios desafíos” para el Occidente democrático.
El mismo Vladímir Putin, después de la agresión armada contra Ucrania ha declarado que la geopolítica mundial cambió radicalmente. El autócrata ruso sabía que la OTAN cambiaría su planteamiento estratégico en Madrid. Por eso el 18 de junio, en el foro económico internacional de San Petersburgo, desafió al mundo democrático, declarando que se han formado “nuevos y poderosos centros de poder que cada vez se han de sentir más fuerte”. Obviamente, Putin se refería a la alianza antidemocrática de Rusia con China y sus demás amigos.
En realidad, solo fue un buen deseo la creencia de que con el colapso del comunismo en la ex Unión Soviética y Europa Oriental, la democracia se establecería en la mayor parte del planeta. No fue así. En Rusia desapareció el comunismo, pero se restauró el poder autocrático que es enemigo jurado de la democracia. En China, de hecho también desapareció el comunismo como sistema económico, pero el totalitarismo político permaneció y ha sido fortalecido.
Terminó la guerra fría del siglo XX cuya contradicción fundamental era capitalismo versus comunismo. Pero en su lugar ha surgido una nueva guerra fría que gira alrededor de la oposición irreconciliable de la libertad y la democracia con el autoritarismo y la dictadura.
Es mejor que sea así. Que los campos estén claramente definidos, porque los países libres y democráticos no pueden o no deben seguir comiendo en el mismo plato con los regímenes dictatoriales. La democracia es incompatible con la dictadura.
Fue un error histórico haber creído que los dos sistemas podrían complementarse. Ahora, afortunadamente las cosas se están poniendo cada una en el lugar que le corresponde.