La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) dio a conocer los datos actualizados sobre la gente que está abandonando sus países para buscar mejor suerte en otras tierras, incluyendo a los nicaragüenses.
Al celebrarse este lunes 20 de junio el Día Mundial del Refugiado, Acnur presentó un amplio informe titulado Tendencias globales, desplazamiento forzado 2021.
En este documento se informa que el año pasado los nicaragüenses que pidieron asilo en otros países, fueron cinco veces más que en 2020. En un gráfico mostrado por LA PRENSA en su edición de este lunes, se aprecia que solo Afganistán, donde impera el oprobioso régimen medieval de los talibanes, “produce” más solicitantes de asilo en otros países. En ese renglón Nicaragua supera a Siria, Venezuela y Haití, países que los analistas de política internacional consideran que son de “Estados fallidos”.
Se califica como Estado fallido a aquel donde impera una desmedida corrupción política e ineficacia judicial; existen altos niveles de informalidad, pobreza y miseria; hay una crisis económica crónica con sus inevitables consecuencias de carestía de la vida y desempleo; se ha producido o se está produciendo una gran fuga de talentos, o sea emigración de mano de obra y profesionales calificados; las autoridades gubernamentales son incapaces de interactuar normalmente con las de otros países; no funcionan del todo o de manera eficaz las instituciones y menos las democráticas, entre otras condiciones deplorables más.
Confirma también el informe de Acnur, que los principales destinos de los emigrantes nicaragüenses que solicitan refugio o asilo en el extranjero son Costa Rica, Estados Unidos y España. Aunque muchos también están emigrando o tratando de emigrar a Canadá y a otros destinos europeos, aparte de España.
El informe de Acnur menciona en términos generales las principales causas o motivos de que la gente se vaya de sus países, que abandonen todo y corran los peligros de ser secuestrados y asesinados por bandas del crimen organizado, o morir ahogados en las aguas del río Bravo. Son básicamente las mismas en todas partes, según el resumen que ha publicado LA PRENSA: los conflictos políticos, la violencia en sus diversas manifestaciones, las persecuciones por intolerancia y las graves y sistemáticas violaciones a los derechos humanos.
Cabe mencionar que los gobernantes de los países “productores” de emigrantes se benefician de esta tragedia humana, social y nacional. Es que los migrantes apenas consiguen algún trabajo por mínimo y modesto que sea, comienzan a enviar dinero a sus familias que quedaron en el país. Son las ahora famosas remesas familiares que representan una considerable contribución al crecimiento del producto interno bruto de esos países y evitan o alivian la presión a sus gobiernos.
En el caso de Nicaragua, se conoce que en 2021 captó más de dos mil millones de dólares en remesas, un 16 por ciento más que el año anterior. Esta cifra es equivalente al 17 por ciento del producto interno bruto nacional, sin duda un buen negocio gubernamental.