El Diario las Américas, de Miami, publicó el 30 de mayo recién pasado un artículo del jurista y politólogo venezolano Omar Estacio, titulado “Ni izquierdistas ni derechistas, sino todo lo contrario”. En ese escrito, el autor venezolano dice que el filósofo político italiano, Norberto Bobbio, aseguró en 1994 que “la tradicional distinción entre derecha e izquierda ya carece de sentido, suponiendo que haya tenido alguno, en el pasado”.
Desde entonces la idea de que la derecha y la izquierda ya no existen, se ha generalizado en el mundo. Y según Estacio eso lo confirma en la actualidad el hecho de que renombrados líderes de izquierda y derecha han coincidido en respaldar al presidente de Rusia, Vladímir Putin, en su guerra de agresión contra Ucrania.
En realidad, derechistas reconocidos como Donald Trump, de Estados Unidos; Viktor Orbán, de Hungría; Marine Le Pen, de Francia; Jair Bolsonaro, de Brasil, y Silvio Berlusconi, de Italia, han hecho causa común con los líderes comunistas e izquierdistas Xi Jinping, de China; Raúl Castro, de Cuba; Kim Son-un, de Corea del Norte, y Lula da Silva, de Brasil, entre otros, para justificar al líder autocrático ruso, nostálgico de la Unión Soviética, Vladímir Putin.
Otro eminente pensador político mundial, el francés Alain Touraine, escribió en la edición de septiembre-octubre de 2006 de la revista “Nueva Sociedad”, que en la actualidad las categorías políticas izquierda y derecha carecen de todo sentido en América Latina, porque ellas, “que han sido inventadas y utilizadas para un contexto totalmente diferente, solo pueden tener cabida en los regímenes parlamentarios europeos”.
Sin embargo, a pesar de todo lo que dice acerca de que ahora hablar de derecha e izquierda es un anacronismo, la realidad es que esas categorías y formaciones políticas siguen existiendo. Han cambiado con el transcurso del tiempo, no son iguales que en la época de la Revolución Francesa y en el siglo XX, pero en tanto que identificaciones ideológicas y propuestas programáticas siguen tan vivas como cuando aparecieron en las lides políticas.
Por supuesto que no hay homogeneidad ni monolitismo, ni en la izquierda ni en la derecha. Así como hay una izquierda democrática y otra autoritaria o totalitaria, también existe una derecha democrática y otra radical e intolerante.
La derecha y la izquierda democráticas coinciden actualmente en reconocer la necesidad de hacer cambios socioeconómicos progresistas, reducir la pobreza, distribuir mejor la riqueza y promover la equidad y la justicia social. Pero difieren en cómo hacerlo. La izquierda propugna medidas drásticas, estatistas, revolucionarias, en tanto que la derecha aboga por medidas reformistas, la evolución en vez de la revolución, y la menor interferencia del Estado en los asuntos de la sociedad y de las personas.
A nuestro juicio, en Nicaragua se puede identificar como izquierda democrática a la que representa el partido Unamos, antes MRS, y como derecha democrática al partido de tendencia liberal Ciudadanos por la Libertad, y al Partido Conservador de Nicaragua.