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Alexis Argüello murió en 2009. LAPRENSA/ARCHIVO

¿Cómo fue que desapareció la fortuna de Alexis Argüello?

Según la revista Sport Ilustrated de 1985 cuando Argüello se retiró del boxeo tenía una amplía fortuna, cinco casas en los Estados Unidos, incluida una mansión en Miami y un yate con valor a 280,000 dólares, un Mercedes Benz y un BMW, además solo en las dos últimas peleas contra Pryor se había embolsado 3.25 millones de dólares.

Alexis Argüello es el más grande ídolo del boxeo en Nicaragua. Logró entrar en el corazón de los nicaragüenses y brilló en la época dorada del pugilismo, en donde no bastaba con ser bueno para sobresalir, sino había que ser el mejor. Una de las grandes incógnitas que han existido es cómo desapareció la fortuna del Flaco Explosivo después de retirarse del pugilismo cuando perdió en dos ocasiones con Aaron Pryor. Según la revista Sport Ilustrated de 1985 cuando Argüello se retiró del boxeo tenía una amplia fortuna, cinco casas en Estados Unidos, incluida una mansión en Miami y un yate con valor a 280,000 dólares, un Mercedes Benz y un BMW, además solo en las dos últimas peleas contra Pryor se había embolsado 3.25 millones de dólares.

Antes en Nicaragua el FSLN le había confiscado dos casas, un bote, un gimnasio, su negocio de pollos, su casa rodante, su Mercedes, su BMW y su cuenta bancaria, por eso Alexis había decidido empezar de nuevo en Miami. Luego de decir adiós al pugilismo, Argüello pasó dos años de su vida entre los negocios, la actuación, trató de meterse de lleno para limpiar el boxeo, entró al mundo de la cocaína, mujeres y gastos salvajes, de acuerdo con Sport Ilustrated.

Argüello se sentía solo en su mansión de Miami, su esposa e hijo le habían dicho adiós porque no podían estar con alguien que no los valoraba y prefería el mundo oscuro desenfrenado del vicio. “Ahora el teléfono no dejaba de sonar. Acreedores, agentes del IRS (Servicios de Impuestos Internos), abogados y contadores. Algo había ido mal, muy mal, con la fortuna. El fideicomisario de su dinero era Eduardo Román, exvicepresidente de la compañía nacional de energía de Nicaragua, con una maestría en economía de la Universidad de Indiana, un hombre que había descubierto a Argüello cuando era adolescente. Román se convirtió en su patrocinador y figura paterna, le dio dinero y libros y lo enseñó a vivir.  Les dijo a sus hijos que Eduardo era su abuelo. 

Román se convirtió en el mánager de Argüello, pero no se quedó con el 33 por ciento de sus bolsas que la mayoría de mánager reclamaban”, relata Sport Ilustrated que trató en un amplio reportaje de llegar al fondo de la vida de Alexis en octubre de 1985 cuando pensaba regresar de su retiro.

Y luego tratan de explicar cómo se disolvió el dinero del Flaco Explosivo: “Lo que pasó con el dinero de Argüello no es algo fácil de precisar, ya que la historia está enterrada bajo un fuego cruzado de acusaciones. Las reclamaciones del IRS y las facturas de los acreedores se acumularon durante meses en una pequeña montaña de cartas sin abrir. Argüello afirma no saber nada de ellos; dejó todos los asuntos de dinero a Román. 

Román dice que se perdió la llave del buzón en su sede corporativa de Alexicore Inc. en Miami, y que Argüello no presentó una nueva. Las personas cercanas a Argüello ahora afirman que Román hizo arreglos para obtener un gran préstamo utilizando los activos de Argüello como garantía; que se produjeron transacciones cuestionables en el mercado de valores; que las declaraciones de impuestos se presentaron incorrectamente y que Román se aprovechó del hecho de que Argüello, el hijo confiado, firmaría cualquier cosa que Román le pusiera delante”.

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Román respondió a las acusaciones: “Ellos son los responsables. Nunca arreglé ningún préstamo. Nunca me pidió consejo sobre la compra de todas esas casas, simplemente las compró. Pensé en Alexis como mi hijo. Si me amaba como un padre, ¿cómo podía dejar que sus nuevos abogados me acusaran de todo esto sin la cortesía de llamarme y dejarme explicarle todo?”, indicaba Román a la revista.

Para entonces, el IRS amenazaba con incautar todo lo que poseía Argüello. Cada vez que sus nuevos asesores le decían lo que creían que Román le había hecho, luchaba por no llorar. “No lo culpo. No puedo. Me hizo alguien”. No creía que Román lo hubiera agraviado, no quería demandar. Se negó a declararse en bancarrota, insistiendo en pagar a todos los acreedores.

Un día, Landon K. Thorne III, de 42 años, oficial al mando de una unidad de reserva antitanque de los marines estadounidenses que se había convertido en el nuevo asesor financiero de Argüello, llamó a Alexis y le contó las últimas malas noticias. “Le debes al IRS 580,000 dólares”, le dijo. “Tus casas… desaparecieron. Tu oficina… desaparecieron. Tus autos… desaparecieron. Tu yate… desaparecieron. Tendrás que vender todo para pagarle al IRS. No tienes nada, Alexis, nada”.

Por segunda vez en su vida, Argüello había sido devastado financieramente. Primero había sido por su patria. Esta vez, le decía la gente, era del hombre al que amaba como a un padre. Así fue cómo Argüello dilapidó su fortuna y tuvo que volver a empezar por tercera vez.

Deportes Alexis Argüello archivo

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