Otro fin de semana de sube y baja en la carrera de Jonathan Loáisiga. Propinó tres ponches el sábado y el domingo permitió cuatro carreras. Así ha sido la temporada para el nicaragüense, el día y la noche al mismo tiempo y no solo está perdiendo la confianza consigo mismo, sino que el cuerpo técnico del equipo de Nueva York empezará a cuestionarse si el nicaragüense es el indicado para esos momentos de presión en donde estaba acostumbrado a actuar. Pero al margen de los números generales preocupantes como es la efectividad de 7.02 y el 1-2 en ganados y perdidos hay otras estadísticas que asustan a los fanáticos.
Loáisiga en total ha realizado 18 relevos en lo que va de la temporada, divididos en 10 durante el mes de abril y ocho en lo que va de mayo. De esos 18 relevos, solamente en 12 no ha permitido ninguna anotación, mientras que en seis de ellos ha sido vulnerado y en tres de ellos le han anotado dos o más carreras. En relación con la herencia de corredores también está reprobado. Ha heredado corredores en siete relevos y en tres es doblegado, permitiendo las anotaciones. En 10 apariciones monticulares de las 18 permite al menos un imparable y en cuatro más de dos. Tampoco en las bases por bolas ha estado fino. En siete relevos cede al menos una base por bolas y en tres dos bases, reflejando el descontrol con el que batalla todos los días.
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En la temporada anterior, después de sus primeros 18 relevos lanzaba para 2.31 en efectividad, solamente había permitido en cuatro de ellos carreras y en uno más de una anotación. Loáisiga había heredado corredores en cuatro juegos y solamente en uno de ellos le había anotado, pero lo mejor de todo para el nicaragüense eran las cuatro bases por bolas brindadas en todo ese trayecto, una clara señal de lo bien afilada de su puntería.