Primero fueron los ancianos que exigían pensión, luego los estudiantes, se fueron sumando las madres, los artistas, los empresarios, ciudadanos de diferentes clases sociales, líderes de la iglesia católica y algunos líderes de otras religiones, todos han sido oprimidos por el gobierno de turno. Sin embargo, recientemente se ha agravado la persecución contra la iglesia católica por algo muy sencillo: dicen la verdad. No basta con tratar de controlar a seis millones de nicaragüenses por la fuerza y el miedo, sino que pretenden vivir en un espejismo de mentiras y cuando alguien se atreve a romperles el guion, anunciando la verdad, emanando honestidad, cunde el pánico el círculo de poder.
A veces quiero entender el por qué de tanto miedo a los líderes de la iglesia que solo se encargan de alimentar a los fieles con el evangelio de Dios y, recuerdo unas palabras del Papa en uno de sus Ángelus, cuando habló sobre la persecución y hostilidad. “La primera situación a la que se enfrentaron los Apóstoles es la hostilidad de los que quieren silenciar la palabra de Dios. Jesús anima a los Apóstoles a difundir el mensaje de salvación que les ha confiado”. Y en la segunda situación: amenaza física, persecución directa incluso hasta el punto de que los maten, el Papa indicó: “no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No hay que temer a los que intentan extinguir el poder de la evangelización mediante la arrogancia y la violencia, pues no pueden hacer nada contra el alma, es decir, contra la comunión con Dios”.
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Por eso entiendo el tesón de cada uno de los sacerdotes como Monseñor Álvarez, quien no ha retrocedido ni un centímetro ni se ha intimidado ante tantas amenazas. Más bien, actitudes como estas han dejado otra vez en evidencia el verdadero poder de la rectitud y la coherencia. Mientras que, los que “gobiernan” se contradicen con lo que pregona. Están provocando nuevamente al pueblo, cerrándole los espacios de su fe como fue sacar el Canal Católico del aire.
Tantas arbitrariedades, tanto desempleo, tanta migración, tanta injusticia, tanta pobreza, tantos secuestros y tantos presos políticos, están arrinconando a un pueblo a reaccionar nuevamente porque ya no tendrán nada que perder. Si tuviera a los líderes de la iglesia católica de frente, les diría que sigan así, iluminando al pueblo, han sido un ejemplo en medio de tanta agitación y si los persiguen para callarlos es por estar del lado correcto de la historia. Están demostrando que la mentira en insostenible y que la fe puede mover montañas.