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Dwight Britton entre los más grandes artilleros de la Costa Caribe y de todo el país

Ha conseguido cifras que lo colocan por encima de los registros de su papá, quien, sin embargo, aunque jugó poco, dejó un recuerdo muy consistente

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Cuando le comenté a un expelotero de Primera División convertido ahora en entrenador en el Pomares, que Dwight Britton debe estar en la lista de los más grandes artilleros costeños de los últimos tiempos, me vio con cara de incredulidad y dijo: “primero tiene que tratar de ser el mejor entre los Britton. Su papá era cosa seria en todos los aspectos del juego”.

Y en efecto, Elry Britton tenía un instrumental físico envidiable para el beisbol. Nunca se sabrá qué pudo haber pasado si hubiera firmado o incluso, si ha decidido quedarse a jugar por más tiempo en el beisbol local. Cuando se retiró en 1990, a sus 26 años, tenía un lugar en la Selección Nacional y su promedio global aquí era .341, por 510 hits en 1,496 turnos.

Sin embargo, su hijo Dwight ha escrito su propia historia. No ha vivido a la sombra de su papá. Incluso, cifras en mano, ha conseguido un mejor desempeño que su progenitor y fue firmado por los Marineros de Seattle, con quienes ascendió hasta AA, mientras también se volvía un seleccionado nacional y uno de los mejores jugadores de los últimos tiempos.

El pasado sábado, Dwight llegó a los 1,000 hits en su carrera en Primera División, en la que también ha conectado 165 jonrones. Es el jugador 66 con 1,000 imparables. Es uno de los 25 con 1,000 hits y 100 jonrones y cuando se robe cuatro bases más, será el undécimo con 1,000 hits, 100 jonrones y 100 bases robadas (tiene 96), lo que habla de su integralidad.

A diferencia de su papá, Dwight nunca ha sido campeón de bateo, pero ha liderado la liga tres veces en jonrones (14 en 2012, 22 en 2014 y 17 en 2019) y dos en carreras impulsadas (78 en 2016 y 74 en 2019). Erly fue líder de bateo en 1990, justo cuando se retiró, con .389 (370-144) y su máxima cifra de jonrones fueron 10 del mismo 1990 y solo usó aluminio.

Al día de hoy, Dwight tiene un promedio de por vida de .370, consecuencia de 1001 hits en 2,707 turnos, con 665 anotadas y 625 empujadas. Está en su temporada número 14. En las 13 anteriores, siempre ha bateado sobre .300, incluyendo dos sobre los .400 (402 en 2013 y .409 en 2019). Precisamente en 2019, fue declarado el Jugador Más Valioso del torneo.

A sus 34 años, Dwight sigue convertido en una pieza esencial para su equipo, en este caso el Caribe Sur. Batea .397 (54 hits en 136 turnos) con siete jonrones y 27 remolques. Como ha sido saludable, pueden quedarle unas varias temporadas más y seguro podrá continuar incrementando sus cifras, que no solo lo alejarán de su papá, sino que ampliarán su legado.

Dwight es el quinto jugador costeño de 1,000 hits. Se ha unido a Darrell Campbell, uno de los mejores bateadores puros de los últimos años, Carel Lampson, un símbolo en los clubes de los años ochenta, Gilbert Smith, quien brilló en sus tiempos y Mark Joseph, un jugador contemporáneo a Britton y quien también sigue ampliando sus cifras en el beisbol pinolero.

¿Cómo calificar a Dwight? Para mí es el bateador costeño más completo que ha pasado por la Primera División. Reunió habilidad para hacer contacto y poder para jonronear. Incluso, su promedio de .370, lo coloca entre los mejores y no solo de la Costa Caribe, sino de todo el país, algo de lo cual seguramente debe estar orgulloso su papá, también extraordinario.

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