Nadie le enseñó a jugar beisbol. Aprendió en la prueba y el error: mirando, pero poco a poco ese brazo zurdo fue demostrando chispa, recorrido, control y logró su establecimiento en primera división. Esteban Pérez ha pasado los últimos 19 años persiguiendo un sueño: el de dejar una huella en su paso por la pelota y en 2018 con 36 años se dio cuenta que eso era posible, pero aún le faltaban 30 victorias para llegar a las 100.
Lo intentó, entrenó más, no se decepcionó ni en 2019 que ganó siete y tampoco en el bajón de 2020 con dos triunfos. Habían pasado dos años y con 38 le faltaban 21 triunfos, el camino estaba sinuoso, sin embargo, este veterano lanzador no hizo más que seguir adiestrándose y no perder la fe hasta que llegó un 2021 majestuoso. Ganó 16 triunfos y su meta estaba a cinco victorias la que consumó este domingo contra Chontales tras lanzar cinco entradas y ganar el desafío 4-3. “Me sentí orgulloso porque había conseguido llegar a la meta”, cuenta un emocionado Pérez.
En su anaquel de la historia atesora un triunfo con la Selección Nacional. “Una vez en Holanda le gané a Japón. No era parte de los abridores, pero en el último momento me pusieron a mí y saqué el resultado”, cuenta el pelotero que admiraba a Donald Calderón y se dio el gusto de jugar con él en Estelí, y cuando fue creciendo Julio Reyes le enseñó a tirar el cambio de velocidad.
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Su paso en la pelota no ha sido del todo sencillo porque sufrió una lesión. “No estoy seguro si fue en 2011 o 2012”, relata Pérez, tampoco hace mucho esfuerzo por acordarse de una de las etapas más duras de su carrera. “Me partí un tendón y gracias a Dios y la directiva de Estelí fui a terapia y me recuperé de esa lesión. Esa lesión me la hice en la Selección Nacional, pero así me fui porque no me sentía la lesión a Puerto Rico”. Iba al Hospital Manolo Morales cada quince días, pasaron varias semanas para tocar una pelota nuevamente hasta que el tiempo y cuido restauró su hombro.
Esteban no entiende las curvas de la vida porque siendo un veterano alcanzó su máxima cifra de triunfo (16). “Yo no he dejado de entrenar (ríe) pero es cierto que ni en mis mejores años gané tantos partidos”, señaló en referencia a la temporada anterior, en esta campaña acumula cinco triunfos. Ahora ve su carrera hacia atrás y admite que le gustaría llegar a los mil ponches, sin embargo, la distancia es demasiado grande (350). “No creo llegar, aunque tampoco me preocupa tanto. Creo que mi carrera está lista, estoy cerca del retiro, quiero jugar uno o dos años más”.
No sabe a qué se dedicará una vez que se retire, tampoco descarta ser entrenador o alejarse a su trabajo en la finca en el cultivo del café oro. “Lo que me ha dado el beisbol lo he invertido en una finca para poder trabajar. Aún no decido qué hacer, ya habrá tiempo para eso”, señala Pérez, quien está casado y es padre de dos hijos (seis y 12 años).