El cardenal Leopoldo Brenes y los obispos Rolando Álvarez, de la Diócesis de Matagalpa, y Silvio Báez, de la Arquidiócesis de Managua, compartieron en su homilía de este domingo la parábola del hijo pródigo, en la que llamaron a no rechazar y juzgar a quienes deciden reivindicarse en sus caminos, haciendo alusión al caso del ahora exembajador de Nicaragua Arturo McFields.
Desde la iglesia St. Agatha Catholic Church en Miami, Estados Unidos, monseñor Báez señaló que en ocasiones “somos muy duros” con quienes, después de actuar inequívocamente, deciden encauzar su vida por el bien y la de justicia.
«Cuando alguien que se ha equivocado, reconoce sus pecados y rectifica, siempre se siente avergonzado y necesita de nuestra cercanía y de nuestra comprensión. No nos quedemos indiferentes ante estos hermanos, ni seamos rígidos de corazón pensando que hay personas que no son dignas de recibir el abrazo y el perdón de Dios», dijo Báez.
El pasado miércoles, 23 de marzo, McFields usó su representación como embajador de Nicaragua ante la (OEA), para dar un golpe certero al régimen de Ortega y denunciar que en Nicaragua se vive una dictadura, convirtiéndose en el primer funcionario diplomático que contradice el discurso oficial de su gobierno, públicamente ante un foro internacional.
«En nuestra sociedad pueden haber personas que, por el motivo que sea, han colaborado con el sistema injusto dominante, pero que un día recapacitan y deciden cambiar. No es fácil para ellos», continuó monseñor Báez sin mencionar el nombre de McFields y su decisión de romper el silencio.
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Por último, el religioso llamó a apoyar a estos “hermanos”, y exhortó a no cuestionarlos, sino que por el contrario mostrar comprensión apoyo y perdón para con ellos. « Cuando alguien se arrepiente y decide cambiar, hay que apoyarlo con afecto», dijo.
«No preguntemos: ¿por qué no lo hizo antes?, ¿será sincero?, ¿merece que lo acojamos? No nos detengamos en los errores pasados de los otros, no sigamos apuntando con el dedo en lo malo que han hecho. Sintonicemos con el corazón de Dios y ofrezcamos a estas personas comprensión, apoyo y perdón», recomendó el obispo», señaló.
Nicaragua está gestando su redención
En su mensaje desde la Iglesia Catedral San Pedro en Matagalpa, el obispo Álvarez también reflexionó en la parábola del hijo pródigo y llamó a esos “hermanos” a que no se avergüencen y regresen a los caminos del Señor. El religioso manifestó que esa “cruz” que hoy carga Nicaragua será la misma que geste “la redención”.
«Hoy la cruz que carga Nicaragua está gestando en si misma la redención y es aquí que descubrimos que somos una sociedad, una familia o simplemente personas llamadas a luchar de las múltiples fragilidades, limitaciones y pecados, luchar desde nuestro interior, con todas nuestras fuerzas del evangelio por una nueva sociedad», reflexionó Álvarez.
El obispo de Matagalpa una vez más alentó a los nicaragüenses a no perder la esperanza en medio de las dificultades y “sufrimiento” que atraviesa el país.
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«Nicaragua no perdamos la esperanza, porque Dios está con nosotros y nosotros tenemos la verdadera y gran esperanza en Dios padre, rico de misericordia, que nos ha donado a su hijo para salvarnos y esa es nuestra alegre esperanza (…) aún en los momentos en que nos sentimos solos, cuando tenemos la tentación de rendirnos ante la dificultad de la vida, Dios está con nosotros”, reflexionó.
“Catequistas del demonio”
Desde Catedral de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes en un mensaje muy similar al de monseñor Baéz, mencionó que muchas veces las personas se convierten en “catequistas del demonio”, cuando se dedican a señalar al prójimo y decirles que no tienen perdón de Dios.
«A veces nos convertimos en catequistas del demonio, porque a veces le decimos a una persona, ´tu no tienes perdón de Dios´, a veces somos más papistas que el papa, pero Dios siempre perdona cuando regresamos al regazo del padre», indicó Brenes.
«Creo que este texto del evangelio es hermoso, que nos invita a acogernos a la misericordia del señor, dejar a un lado los miedos y temores (…) porque Cristo quiere la salvación de todos nosotros. Hagamos a un lado los egoísmos de aquel hijo que estaba en casa y acojámonos a la actitud del hijo pródigo y sobre todo a la misericordia de Dios», finalizó.
