Atrás quedó la idea de ver como algo negativo el comprar ropa de segunda, al contrario: hoy en día se ha vuelto casi una moda, un estilo, por diversas razones que van desde el tema ambiental hasta la originalidad del producto. ¿Te suena?
El problema de esto es que podrías estar cayendo en una trampa, sin darte cuenta. ¿Trampa de las tiendas? No, trampa de vos mismo/a.
Si, por ejemplo, un pantalón nuevo lo encontrás mínimo entre 500 y 1,000 córdobas, usado podés obtenerlo entre C$150, C$200 (dependiendo del lugar). ¿Es ahorro? Sí y solo sí compraras un pantalón, pero la trampa de la que te hablo es cuando, por pensar en el reducido monto del precio de ese pantalón, en vez de comprar uno terminás comprando 3, 4 ¡o más! En ese caso no redujiste el gasto, terminaste desembolsando monto similar (y a veces más) que si lo hubieras buscado nuevo.
¿Por qué pasa esto? Tendemos a restar importancia a los montos más pequeños, lo que nos induce a gastar más, y muchas veces puede provocar que comprés cosas que nunca vas a usar.
¿Cómo puedo evitar caer en la trampa? Sencillo: cuando vayás a buscar prendas de segunda, llevá un monto límite que realmente se ajuste a tus posibilidades de gastar, y si vas por una prenda, apegarte a ello (independientemente de qué tan bajos sean los precios que encontrés).
He conocido casos de personas que al ver el significativo ahorro de comprar prendas usadas, se han vuelto adictas a esas adquisiciones y terminan gastando en exceso. Aquí entra en juego el valor psicológico: como ves precios bajos, podés empezar a comprar, comprar y comprar, al punto de pagar grandes sumas. Es mejor definir con anticipación qué vas a comprar y limitarte a ello. Asimismo, adquirí prendas atemporales, nada que pase de moda con rapidez y luego no querrás utilizar, lo que también generaría pérdidas para tu bolsillo.
¿Por qué sí se debería comprar ropa usada y cuándo? Si sentís que tu presupuesto ya no da para más –tal vez sos la única fuente de ingresos de tu casa o tenés responsabilidades muy grandes que costear como personas enfermas– deberías considerar esta opción. En las tiendas de ropa usada podrías encontrar incluso productos nuevos, con etiquetas, a una fracción de lo que te costaría nuevo.
Si por tu trabajo requerís utilizar cierto tipo de vestuario que es costoso (como trajes), comprarlos usados sería una muy buena opción.
O bien, si simplemente te gusta utilizar ropa de marcas reconocidas pero no podés costearlo, recurrir a prendas usadas podría ser tu solución. Lo que gastarías en un pantalón nuevo de esas marcas se reduciría a la cuarta o quinta parte al comprarlo de segunda.
No sólo comprar. Ahora la ropa usada se puede adquirir en tiendas, pero también mediante las redes sociales –en grupos de compra y venta–, en bazares y tiendas de patio, lo que genera una gran oportunidad no solo para comprar, sino también para vender.
Si sos de las personas que revisa periódicamente su guardarropa y almacenás todas esas cosas que ya no utilizás o no te quedan, sacá todo eso, ponele precio y ¡generate unos ingresos extra!