Nicaragua no está tomando en cuenta las recomendaciones que han hecho informes y especialistas para que los países de la región aprovechen el bono demográfico para fortalecer la educación y la seguridad social. De acuerdo con Ernesto Medina, expresidente del Consejo Nacional de Universidades (CNU), los cambios educativos toman tiempo en ver su impacto, de tres a cuatro años al menos, por lo que el país perdió la oportunidad de dar un salto significativo y preparar mejor a los jóvenes.
“Eso se viene diciendo desde hace rato, pero en Nicaragua no se ha hecho nada especial, fuera de consignas y seguir repitiendo la gratuidad de la educación que en realidad sí es importante, (pero) que no ha tenido el impacto que el Gobierno quisiera dar a entender, que la matrícula es gratis y todo mundo estudia”, afirmó Medina.
Sobre las razones por las cuales no se ha logrado la matrícula universal menciona la falta de recursos de los padres para enviar a sus hijos a la escuela o porque deben de trabajar.
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“No todos los niños entran a la escuela, de los que entran un porcentaje mínimo son los que entran a sexto grado. Si ya uno ve desde la perspectiva del bono demográfico, lo que tenemos es una población con un nivel de educación bajísimo que puede aportar muy poco a los ingresos. Pensando que estos jóvenes son los que van a mantener a una población mayoritaria adulta mayor, que tiene que ser mantenida por alguien, ya sea por la seguridad social o en Nicaragua, como la mayoría de la gente no está asegurada, por los familiares jóvenes que se supone van a estar trabajando y que para poderles garantizar una vida digna a los adultos deberían tener un trabajo formal, digno. Pero en Nicaragua, con un nivel de educación bajísimo, es un sueño tener un trabajo digno y la gente termina en el mercado informal”, explicó.
Consideró que el Gobierno ha “desaprovechado” las oportunidades, a pesar que el tema del bono demográfico se viene mencionando desde hace años. “El Gobierno nunca tuvo una política pública orientada a aprovechar el bono demográfico, a pesar que en otros países eso fue uno de los pilares fundamentales de los gobiernos. Se sabía la oportunidad que había, pero en Nicaragua la perdimos. Ya es demasiado tarde, no creo que en diez, quince años, ya ahorita ya es demasiado tarde para hacer algo”, detalló.
“En condiciones normales, cuando las elecciones son en serio y la oposición en serio, un gobierno sabe que tiene cuatro o cinco años para hacer algo. La educación les importa poco porque cuando estén terminando su período de gobierno se van a empezar a ver los resultados de las políticas que implementaron, entonces no les interesa”, afirmó Medina, recordando que en muchos casos lo que se hace es hacer obras de infraestructura que sean visibles, pero a veces poco efectivas como la construcción de escuelas en carreteras, donde se vean y no donde se necesitan.
Los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 —publicado el 30 de noviembre de 2021— registraron un retroceso de 8.39 puntos porcentuales en relación con la calificación obtenida en la evaluación previa, realizada en 2013.
Medina y otros especialistas hacen énfasis en que las transformaciones educativas llevan años, porque una medida aplicada muestra su impacto en dos o tres años y por eso es que en este campo los gobiernos en el discurso son buenos, pero en la práctica no hacen nada.
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En la práctica esto implica que los estudiantes de primaria aprenden a leer, pero carecen de estrategias de lectura y no son capaces de decodificar, reflexionar ni evaluar lo que leen. Con respecto a la escritura, las deficiencias radican en la escasa o nula coherencia y cohesión de los textos que escriben. A esto habrá que sumarle el deterioro que según los organismos especializados provocará la pandemia en la calidad de la educación.
Asimismo, Medina recordó que en formación docente, aplicar una medida para mejorar la calidad requiere equipos, esperar al menos cuatro años a que se forme el educador y luego a que apliquen estos conocimientos y mejore en el camino, corrigiendo errores. Comentó que los grandes maestros son los que llevan años ejerciendo, no se forma a un gran maestro en cuatro años.
“La gente que ha hecho política educativa en los últimos años siempre ha pensado en el corto plazo, como la batalla del sexto grado, la guerra contra el analfabetismo y nunca se supo qué pasó con esas grandes acciones”, recordó Medina.
Recomendó invertir en educación, para lo cual algunos sectores deberán sacrificarse para incrementar el presupuesto de educación sustancialmente, que mientras se siga con la “lógica perversa” de planificar el presupuesto para los sectores que son “clientes políticos” y dando “lo que sobra para educación”.
Seguro social tampoco se preparó para lo que viene
“Si hay un problema en Nicaragua porque la población joven se está acabando y está aumentando la población que va a jubilarse. Lo del bono demográfico no era más que aprovechar una mayoría de población joven que está trabajando, que está generando ingresos, para fortalecer la seguridad social y poder mantener a los que se vayan jubilando. Pero al paso que vamos, en Nicaragua con los números del Seguro Social que no crecen, la situación incierta del Seguro Social y el aumento de la población que va a jubilarse, el futuro se mira complicado”, remarcó.
Añadió que con la migración y sobre todo de mano de obra calificada lo que está quedando es gente que tiene empleos “precarios”, informal, que no contribuyen a la seguridad social.
Universidades no estaban listas para la educación en línea
En cuanto a la formación de los universitarios, Medina señaló que la covid-19 mostró que Nicaragua no estaba lista para la educación en línea y creó brechas entre los padres de familia que mandaban a sus hijos a las escuelas y los que no.
“Lo que pasó en el 2020, 2021, cuando comenzó la pandemia, cuando algunas universidades mandaron a los muchachos a la casa, que supuestamente se les iba a atender en línea, muy pocas universidades estaban preparadas, no tenían ni las tecnologías ni los profesores preparados para esas modalidades de estudio. La mayoría de los estudiantes tampoco tenían conexiones en sus casas para tener una buena conexión. Por lo que ese año sospecho que los resultados fueron malísimos, que los muchachos no tuvieron la atención debida. Eso en las universidades que tenían condición debida y hay otras que hicieron la mueca”, expresó Medina.
Además, mencionó que las universidades que hicieron la modalidad semipresencial o presencial, como ocurrió en las escuelas públicas, crearon la brecha entre los que iban a clases y los que no.
Medina calcula que el país ha tenido tres años de muy mala calidad que no se ha aprovechado para dar el salto en la educación en general.
“En Nicaragua no nos hemos preparado, no ha habido una planificación buena, se ha dicho hasta el cansancio que el tema de la tecnología no es tener computadoras de última generación, si no sabés qué hacer con ellas y no tenés gente preparada. En realidad de cara al bono demográfico la tecnología pudo haber servido para acelerar un poco el mejoramiento de la calidad y orientar los estudios que son para el futuro de la humanidad, que son las que tienen que ver con informática, ingeniería, ciencia, matemáticas, pero seguimos con las carreras tradicionales y con eso Nicaragua no va a cambiar “, finalizó.