Este martes 18 de enero de 2022 se conmemora el 155 aniversario del nacimiento del poeta nacional Rubén Darío, reconocido justamente como Príncipe de las Letras Castellanas desde que, en el año 1912, así lo proclamara el poeta francés Paul Fort.
También se celebra en esta fecha, y precisamente en homenaje a Rubén Darío, el Día del Escritor Nicaragüense, instituido en 1994 por el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro que fuera ejemplarmente democrático y respetuoso de la libertad.
El Instituto Cervantes de España publica en su página en línea un resumen biográfico de Rubén Darío, en el cual destaca que el gran poeta y escritor nicaragüense desde su temprana juventud se mostró en sus escritos “muy independiente y progresista, defendiendo la libertad, la justicia y la democracia”. Es una excelente, justa y apropiada valoración de Rubén Darío, en cuya obra literaria —en verso y en prosa— sobresale su vocación y pasión por la libertad.
Al respecto, cuando se conmemoró el 150 aniversario de su nacimiento, el 18 de enero de 2017, escribimos en esta misma sección editorial de LA PRENSA que “son muchas y diversas las razones para rendir culto a la obra de Rubén Darío y honrar su memoria”. Y “para nosotros la principal es su pasión por la libertad, el supremo bien jurídico, moral y político por el cual –dijo Cervantes por boca de Don Quijote— se puede y debe aventurar la vida”.
Hay que mencionar a propósito de que en Nicaragua hoy también se celebra el Día del Escritor Nicaragüense, que es en honor de Cervantes (pero también de Shakespeare de Inglaterra y del Inca Garcilaso de la Vega, peruano-español), que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) instituyó la celebración mundial del Día del Libro, el 23 de abril de cada año. El cual es también día de los escritores puesto que libro y escritor van siempre juntos y son indisolubles.
Además, la escritura y los escritores también se asocian con la libertad. En primer lugar con la libertad de creación, que es condición esencial de la buena literatura, pero igualmente con la libertad de la persona humana en el sentido que la proclamara Cervantes y la defendiera Rubén Darío.
Es cierto que, infortunadamente, algunos escritores no han hecho ni hacen honor al compromiso con la libertad que dejaran como legado Cervantes y Darío. Escritores que más bien han defendido a tiranías y tiranos culpables inclusive de delitos contra la humanidad. Esto se comprende por el principio de la libertad de creación literaria, pero le ha hecho y hace mucho mal a la literatura y a la misma reputación de esos escritores.
En todos los sentidos, la mejor literatura es aquella que aboga por la libertad. Como dijera con hermosas palabras el poeta chileno Raúl Zurita, el 25 de noviembre de 2011, en Madrid, al recibir el premio Reina Sofía, la poesía (y por lo consiguiente la literatura), “no puede derribar una dictadura”. Pero sin ella “nada es posible porque la esperanza de un nuevo día está inscrita en lo más imperecedero del sueño humano”.
Honor, pues, en este día a Rubén Darío y a todos los poetas y escritores nicaragüenses comprometidos con la libertad.