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La Navidad vuelve a triunfar en Europa

La Navidad es la festividad más grandiosa del mundo cristiano, porque celebra el nacimiento de Jesucristo, redentor de la humanidad.

Pero no solo los cristianos la celebran. Como fenómeno cultural la Navidad se extiende prácticamente  por todo el planeta.

En Europa, la Navidad se celebra desde poco tiempo después del nacimiento de Jesucristo y llegó a ser parte  esencial de la identidad europea. Por eso, parece mentira que autoridades de Europa quieran borrar el nombre de la Navidad en las felicitaciones propias de esta parte del año.

Nos referimos a que poco antes de la llegada de diciembre de este año, autoridades de la Unión Europea recomendaron en un documento oficial suprimir la felicitación de Feliz Navidad, y reemplazarla con Felices Fiestas. Dicen que eso es para avanzar en la inclusión social y cultural pero sobre todo para  no lastimar la sensibilidad de las personas que no son cristianas.

Al conocer la propuesta de la Comisión Europea sobre Directrices, un portal italiano de noticias dio la voz de alerta, muchas personas la repudiaron y el Vaticano se pronunció sobre el asunto. De manera que la burocracia  de la Unión Europea tuvo retractarse y la odiosa propuesta de abolir la expresión de Feliz Navidad fue retirada.

Está bien que los que no son cristianos, los judíos por ejemplo, se saluden en estos días con un ¡Feliz Hanukah!, que se celebra en la misma fecha. O que digan ¡Feliz Hanukah y Feliz Navidad!, como suelen hacerlo muchos. E igualmente está bien que los musulmanes se feliciten con ¡Feliz Ramadán!, en la fecha de esa celebración sagrada para ellos. Pero con motivo del nacimiento de Cristo la felicitación es ¡Feliz Navidad!

Cabe señalar que con motivo de la propuesta oficial de abolir la expresión de ¡Feliz Navidad!, el Vaticano, por medio del secretario de Estado cardenal Pietro Parolin, reconoció los esfuerzos que se hacen para erradicar la discriminación y promover la inclusión. Pero precisó que eso no debe implicar “la anulación de nuestras raíces, la dimensión cristiana de nuestra Europa, especialmente en lo que respecta a las fiestas cristianas”.

“Por supuesto, sabemos que Europa debe su existencia y su identidad a muchas influencias, pero ciertamente no podemos olvidar que una de las principales, si no la principal, fue el cristianismo mismo”, indicó el alto funcionario del Vaticano.

El  ataque contra la Navidad no es nuevo en Europa. Los enemigos del cristianismo lo vienen haciendo desde hace tiempo. Por eso en estas mismas fechas del año pasado, al inaugurar el Belén (o Nacimiento) comunitario de la ciudad, la presidenta de la Comunidad de Madrid en España, Isabel Díaz Ayuso, se pronunció enérgicamente en defensa de  la Navidad.

“Porque sobre los Evangelios, la cultura griega y el Derecho romano –dijo Díaz Ayuso– se fundan nuestra cultura, nuestras políticas, nuestra visión del mundo”. Y agregó: “En esta forma de vida occidental, universal, se representa la Navidad, para creyentes y no creyentes. Un pueblo que olvida sus raíces espirituales y filosóficas, no solo se aniquila a sí mismo, sino que priva al mundo de la forma de vernos.”

En realidad, la Navidad está arraigada en las creencias religiosas pero también en la cultura y la tradición de los pueblos. Está en el alma de las personas y en la identidad de las naciones. La Navidad no se puede desarraigar del corazón de la gente, ni prohibiéndola ni desvirtuando su celebración con groseras manipulaciones políticas.

Por eso se ha dicho antes, se dice ahora y se  dirá siempre, ¡Feliz Navidad! a toda la gente de buena voluntad.  Que la paz reine en sus corazones y ojalá que los presos políticos fuesen liberados para honrar el nacimiento de Jesucristo.

Editorial Europa Navidad archivo
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