Desde su anuncio en Captain America: Civil War, la llegada de Spider-Man al Universo cinematográfico de Marvel (MCU) dejaba una vara muy alta para Marvel Studios y Kevin Feige, tomando en cuenta la importancia del personaje en la cultura popular y su trayectoria en las salas de cine, con una de las mejores películas de superhéroes de todos los tiempos en Spider-Man 2.

Luego de dos entregas del arácnido, en donde su trama y sus personajes se presentan de una manera fresca e innovadora, el reboot de Spider-Man en el MCU no ha hecho nada más que satisfacer de buena manera a los fanáticos del cine.

Pero si aún quedaban dudas sobre cómo el estudio estaba llevando al mítico personaje al siguiente nivel, Spider-Man: No Way Home deja en claro el porqué esta nueva trilogía de Marvel es la mejor que ha tenido el trepamuros en toda su historia.

Una historia de comedia, drama y acción

La tercera entrega de la saga retoma desde donde dejamos Spider-Man: Far From Home, con Mysterio (Jake Gyllenhall) revelando la identidad de Spider-Man y acusándolo de su asesinato. Esto lleva a que toda la ciudad se encuentre detrás de Peter (Tom Holland) y sus amigos, tanto aquellos que lo buscan apoyar, como aquellos que tratan de hundir más la ya dañada reputación del arácnido.

Ante ello, la solución de Peter es acudir a Doctor Strange (Benedic Cumberbatch) para que de alguna manera use su magia para hacer que todo el planeta olvide su secreto.

Esta primicia se presta mucho a los escritores para poder explorar partes en la historia de sus personajes, que no han sido exploradas en las entregas anteriores de la saga, como es la responsabilidad que ser un superhéroe ante el ojo público y lo perjudicial que puede ser eso para el futuro de sus seres queridos.

La película plantea otra perspectiva en el Spider-Man de Tom Holland, forjando el dilema principal del superhéroe y el porqué prefiere mantener su identidad en secreto, así como también tratar de llevar una vida alterna aparte de su faceta como el enmascarado de Nueva York.

Esto sin alejarse de la fórmula Marvel que le ha funcionado durante más de una década, con una dirección acertada, que alterna de una excelente manera las escenas de acción, con un apartado visual impresionante y sus clásicas escenas de comedia que tanto le caracteriza al MCU y, especialmente, al universo del Hombre Araña.

Un viaje emocional y nostálgico

Sin embargo, lo que hace especial esta película es la manera extraordinaria en la que se apoya de la nostalgia para crear una base sólida para el destino de sus personajes. Es decir, no abusa de este recurso solamente para revivir los recuerdos de su base de fans, sino que también lo utiliza para plantear los cimientos del futuro del arácnido y su rol en el MCU.

Y para ello el filme se centra en cada uno de los personajes que aparecen en su trama, desde su protagonista, hasta los cameos que Marvel suele hacer.

Spider-Man: No Way Home es guiada por sus protagonistas y los problemas que se van derivando del conflicto principal.

Todos importan y por ello, el espectador pasa atento a cada detalle de la película desde los primeros minutos de su metraje, uniéndose a lo que viven sus personajes, de lo bueno a lo malo y de lo más esperado hasta lo más sorprendente.

Sentimos lo que viven sus protagonistas y entendemos sus decisiones por el estupendo tratamiento que se les dio, como el maravilloso trabajo actoral de su elenco.

Cada uno de ellos aporta lo necesario para el desarrollo de la trama, en una película que también goza de una dirección estupenda en donde de ninguna manera sentís que has perdido el rumbo, sino te encontrás explorando nuevas y distintas capas en su historia.

Y es dentro de esas nuevas capas, que nos encontramos con el completo crecimiento de un Spiderman que para mí era el más completo de todas sus adaptaciones. Un Spiderman más cálido al que hemos visto en distintas facetas a lo largo de los años, pero que le hacía falta el último empujón para su crecimiento. 

Ese empujón que esta película logra a la perfección, colocando al protagonista en un sin número de problemas, como su título lo sugiere, que de cierta manera parecen interminables con la llegada de los seis siniestros a su universo.

La vida de Spiderman toma otro rumbo, casi a la fuerza, que hace que su universo se expanda aún más y tenga en sus manos la manera perfecta en la que Peter deja de ser ese niño emocionado por ser un superhéroe con un traje de Industrias Stark para continuar con el legado de Iron Man, a convertirse en el legendario Hombre Araña que siempre estuvo destinado a ser, haciendo frente, por fin, al peso de la icónica frase “Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.

Es, a través de ese concepto, que Tom Holland logra brindar la interpretación que lo hará coronarse como el mejor Hombre Araña en la historia del cine, sin menospreciar el trabajo de sus muy queridos predecesores.

Como un cierre a la saga, Jon Watts logra concluir esta trilogía con broche de oro, entregando a los fanáticos de Spiderman, uno de los mejores regalos de navidad jamás recibidos.

Spider-Man: No Way Home es un extraordinario viaje cinematográfico que cumple con todas las características que una gran película debería tener, desde su apartado visual (que a estas alturas del partido debería ser incuestionable para Marvel), hasta su concepto que logra llevar a sus personajes hacia un viaje desconocido, lleno de posibilidades incalculables, que enriquece la franquicia aún más.

Es, sin duda, la mejor película de Spiderman hasta la fecha, logrando la perfecta armonía entre comedia, drama, acción y un cierre épico que tiene todo lo que un fanático del cine de superhéroes puede desear, elevando al MCU a un nivel espectacular.

Spider-Man: No Way Home (2021)
★★★★☆