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Jonathan Loáisiga ilusiona con su futuro desde el bullpen de los Yanquis

Luego de lo mostrado en este 2021, el "Pistolero de Las Sierritas" de Santo Domingo, debe ir hacia la plenitud de una carrera muy prometedora

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Es difícil no ilusionarse con el futuro de Jonathan Loáisiga en el bullpen de los Yanquis de Nueva York. Después de una temporada en la que se mostró saludable, valiente y dominante, el pinolero disipó cualquier duda sobre la dimensión de su talento, pero sobre todo, entusiasmó sobre lo que podría llegar a conseguir en años venideros.

Como dice Peter Brody, de SBNation, “Loáisiga no solo fue uno de los mejores pítcheres de los Yanquis en este 2021, sino que fue uno de los mejores relevistas en las Grandes Ligas. Y aunque no se le puede colocar, todavía, en el mismo pedestal que Mariano Rivera, es emocionante ver en lo que podría llegar a convertirse en el futuro”.

Aunque tuvo tres pausas este año: una provocada por el coronavirus, otra por una dificultad renal y una tercera debido a cierta rigidez en el hombro que obligó un descanso, Loáisiga tuvo un trabajo intenso, comparable con cualquiera de los relevistas más trabajados de las Ligas Mayores y sus cifras en general fueron de primer nivel.

El nica actuó en 57 juegos y acumuló 70.2 innings, con 56 hits permitidos, 17 carreras limpias, tres jonrones, 16 bases y 69 ponches. Promedió 8.8 ponches y 2.0 bases por bolas por cada nueve episodios, o lo que es lo mismo, 4.31 ponches por cada base, con un FIP de 2.58 y un Whip de 1.01. Su WAR de 3.3, fue el cuarto más alto en los Yanquis.

El FIP es pitcheo independiente de la defensa y se concentra en acciones sobre las cuales el lanzador es enteramente responsable, por ejemplo, bases, ponches y jonrones. Se obtiene así: jonrones multiplicados por 13, más golpes y bases multiplicados por tres, menos ponches multiplicados por dos y se divide entre innings lanzados, más 3.2.

Un FIP encima de 5.00 es malo, 4.00 es cerca de average, 3.00 es bueno y 2.00 es territorio para lanzadores calibre del premio Cy Young. Ahí estuvo Loáisiga con su FIP de 2.58, que para los entendidos en sabermetría, es una estadística más confiable que el promedio de efectividad, en el que intervienen otros factores como defensa y suerte.

Y el gran salto de Loáisiga, además de espantar las dudas respecto a su fragilidad física y el ser proclive a lesionarse, y reiterar las habilidades que tiene para lanzar a velocidades élite (97-98 millas) y localizar bien sus disparos, fue haber agregado el sinker a su repertorio y llegar a perfeccionarlo de tal modo que es uno de los mejores del beisbol.

“Me dice CC Sabathia que debo convertir el sinker en mi arma principal, que de otra forma no voy a sacar outs en este nivel de beisbol”, me comentó Loáisiga en el dogout de los Yanquis en el Yankee Stadium en el 2018, cuando viajé para verlo en su temporada de debut en las Mayores. Y lo aprendió muy bien, al extremo de que ciertamente es su arma.

Y lo utiliza sin vacilar cuando lo cree necesario. De 1,085 lanzamientos que hizo Jonathan este año, 596 (eso es un 54.9 por ciento) fueron sinkers. Lanzó 221 curvas (28.1 por ciento), 200 cambios (14.4), 42 rectas de cuatro costuras (3.9) y 26 sliders (2.4). Ese disparo del carabinero nica está entre los más veloces de la actualidad en las Grandes Ligas.

El “Pistolero de Las Sierritas” de Santo Domingo tuvo un promedio de 98.3 millas en la velocidad de su sinker. Entre los lanzadores que hicieron un mínimo de 500 envíos de esta naturaleza, solo fue superado en rapidez por su compañero Aroldis Chapman, quien promedió 100.7 en su sinker, Brudar Graterol, 100 y José Alvarado, 99.4 millas por hora.

Pero lo más importante, es que Loáisiga está consciente de que no solo es lanzar la bola a toda velocidad, sino también con inteligencia. Este año lo demostró en la mayoría de sus apariciones, en las que también lo vimos lanzar con coraje, determinación y una fe tremenda en sí mismo, mientras avanzaba en la construcción de su historia.

¿Qué viene en el 2022? Solo Dios lo sabe por ahora, pero es lógico que haya tanta ilusión sobre su futuro después de lo mostrado este año y sobre el escenario más exigente en el beisbol y con el equipo más famoso en la historia de este deporte. Así que Jonathan mostró habilidad, estabilidad y consistencia. La fama y fortuna le están haciendo seña.

Ahora va hacia su primer proceso de arbitraje y seguro va a conseguir un sustancial aumento en su salario de 595,800 dólares devengado este 2021. De acuerdo al sitio especializado en proyecciones salariales, Spotrac, el pinolero podría saltar hasta 1.7 millones en 2022, pero tampoco se descartan otros tipos de variantes en un contrato venidero.

Edgard Rodríguez está en Twitter: @EdgardR

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