Cuando los Rojos de Cincinnati pagaron 1.7 millones de dólares por el nicaragüenses Alex Blandino, quien estudiaba en Standford, surgieron dos corrientes de interpretación por lo sucedido: unos decían que el bono reflejaba las grandes proyecciones vistas del equipo de Grandes Ligas y por ende aseguraron su ficha, pero estaba el otro lado de la moneda, el que indicaba que Blandino no debió haber sido escogencia 29 entre los mejores prospectos del beisbol en ese año de 2014. Para el muchacho con raíces chontaleñas llegar a la Gran Carpa era cuestión de tiempo. Pasó cuatro años en Ligas Menores y en 2018 hizo el salto a Las Mayores.
Su primer partido en abril de ese año no fue nada alentador con dos ponches y un error. ¿Será que era una pauta del augurio que le esperaba? Blandino cerró jugando 69 partidos con un pobre bateo de .234, con un jonrón y solo ocho carreras impulsadas. Los expertos decían es tan solo el primer año, no pasa nada, pero el “no pasa nada” se materializó en eso: el vacío. En 2019 pasó de .234 a .240, un raquítico porcentaje para una posición de campocorto que en la actualidad martillan con poder la pelota. Ligó un jonrón y jugó solo 23 desafíos. No tuvo acción en 2020 y en este 2021 pasó de ser promesa de los Rojos a “tapahuecos”, tuvo acción hasta como relevista cuando las cosas estaban perdidas. Sus .200 de promedio en 43 partidos, antes de lesionarse, no eran nada alentadores para los Rojos, quienes tomaron la decisión de sacarlo del roster de 40, luego colocarlo en asignación en disponibilidad para cualquier equipo, no obstante, el muchacho pidió ser libre al ver que nadie había mostrado interés en sumarlo a sus filas.
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Nacido en Palo Alto, California, Blandino aún puede relanzar su carrera en el beisbol con 29 años, pero también podría ejercer su profesión de Stanford en Comunicaciones. El muchacho ha demostrado ser una bomba de tiempo que en cualquier momento hace erupción con el madero o apagarse por la eternidad, aunque también ha influido mucho lo frágil de su cuerpo, propenso a las lesiones.
Por otro lado, Melvin Novoa, Leonardo Crawford y Dilmer Mejía también comparten la misma situación de Blandino con la diferencia que ellos no han pisado Grandes Ligas. Novoa agotó su tiempo con Texas, Crawford había firmado por un año con los Cerveceros y Mejía con los Medias Blancas. Los tres jugadores están activos en las ligas invernales a la espera que sus números llamen la atención de otra organización para una segunda o tercera oportunidad en algunos casos.