CONTENIDO EXCLUSIVO.
CONTENIDO EXCLUSIVO.Todavía en la mente de Johnny Trewin tiene marcado el doble que le barrió las bases a los Indios del Bóer y trajo a la vida a Matagalpa en ese quinto y decisivo partido de cuartos de final del Pomares. Ese batazo definió su temporada para convertirse en el hombre que “mató” al Bóer, al gran favorito y campeón la última temporada en el Pomares. Fue el momento de explosión en televisión nacional, su prime time. El muchacho que se lesionó el día que los scouts lo iban a probar, que trabajaba en la agricultura y ganadería cuando finalizaba la temporada y arreglaba interiores de los carros, se ha erguido como el héroe de una ciudad con una obra aún incompleta: ser campeones.
Antes de la estocada al Bóer, su compañero Saúl Orozco había cometido un error que había desequilibrado la balanza. “Le dije que no se preocupara, que tomara bases, que cuando llegara al plato lo iba a impulsar. Sentía ese deseo de estar en una situación oportuna. Wilfredo Miranda (pícher del Bóer) llegó con agresividad, pero abusó de eso y no me escondió pelota con el conteo a su favor. Ahí lo ataqué y salió el batazo”, explicó Trewin, quien también agregó que todo cambió en la serie después del segundo juego, cuando el Bóer estaba a un out de vencerlos y giraron el marcador: “Ahí nos dimos cuenta que podíamos, les quitamos el juego y luego dividimos en Matagalpa. Cada vez más el equipo ganó confianza”.
Sus inicios
Trewin jugaba beisbol desde niño en su natal Matiguás. Su papá y abuelo tenían un equipo Mayor A. “En mi municipio no había ni infantiles ni juveniles, recuerdo que con 13 años ya jugaba con los adultos”, señala el matagalpino. Con 15 años se movió gracias un tío a jugar una juvenil en Matagalpa e hizo estragos al punto que fue firmado por la Academia Nicaragüense de Beisbol, fundada por Dennis Martínez. “Estuve en 2011, aprendí mucho y crecí en todos los sentidos, pero me salí en 2012. No sé si fue una buena o mala decisión. Pablo Paredes, director de la academia, me dijo cuando me fui que había tenido dos ofertas: una de San Diego y otra de los Medias Blancas, pero que no habían llegado a un acuerdo económico. Eso me molestó aún más y me motivó para irme”, relata.
Tras despedirse de la academia en Rivas, encontró puertas abiertas en el Pomares con Matagalpa, estaba teniendo un buen año, al punto que recibió la llamada de Paredes: “Hay un Showcase en Masaya el martes con 18 scouts y quieren verte”. Trewin estaba en una serie contra Nueva Segovia un domingo en Quilalí. Corría en primera base y tras un roletazo se barrió en segunda para evitar la doble matanza, no obstante, los spikes se le trabaron en la tierra y su pierna se lesionó al instante. No pudo ir a la cita con los scouts, se perdió durante dos meses para retornar a la pelota y un año le tomó sanar por completo de la lesión. “A uno le queda esa espinita de lo que hubiera pasado, pero estoy contento con lo que he logrado”.
Te puede interesar: Dictadura amplía el Pomares 2022, pero debilita el beisbol
A sus 26 años no deja de hacer ajustes. Rafael Mendoza y el Bobby Espino han pulido su diamante. Está contento por haber conseguido un contrato por tres años con Rivas en la Liga Profesional y espera llegar a ser un bateador de mil imparables, actualmente tiene 725 y le restan 275 para alcanzar la meta. Sin embargo, antes que todo eso quiere culminar la obra inconclusa de ser campeones. “De nada sirve haberle ganado al Bóer y a León si no nos fajamos como se debe contra los Dantos”, concluye el muchacho.