Monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí, se refirió a las acusaciones vertidas por el mandatario nicaragüense Daniel Ortega en contra de los obispos de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), a quienes tildó de “terroristas” a inicios de esta semana. Durante su homilía este jueves 7 de octubre, Álvarez denunció la persecución que ha sufrido la Iglesia católica en toda su historia.
“Hemos agonizado en muchos momentos de nuestra vida ministerial (…) Agonizamos cuando se nos señala, se nos acusa, se nos calumnia, cuando a la Iglesia nuevamente se le quiere llevar a las plazas públicas para que sea apedreada por algunos pocos. Agonizamos cuando se agitan pequeños grupos para que griten nuevamente a la Iglesia, como gritó aquella gente cuando estaba Barrabás y Cristo, diciendo ‘preferimos a Barrabás, crucifica a Jesús el Nazareno'”, manifestó el obispo Álvarez.
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Posteriormente agregó: “Agonizamos, hemos agonizado, pero esa agonía es lucha por la vida, por eso Cristo nos enseña que es el cordero degollado, pero que está en pie, podemos estar degollados, pero permanecemos con Él, por Él, de pie y vivos, y luchando por la vida, luchando junto a nuestra gente, a nuestros campesinos, a nuestros enfermos, a nuestros desempleados, a nuestro pueblo sufrido lo acompañamos en la lucha por la vida”.
Nicaragüenses “están conociendo su segundo éxodo”
Por otro lado, el obispo Álvarez se refirió a la crisis migratoria, el desempleo, la pobreza, la agudización de la crisis sociopolítica y sanitaria de covid-19 y los calificó como “densas oscuridades” que evidencian que los nicaragüenses están padeciendo su “segundo éxodo”.
“De las oscuridades migratorias, de esas dolorosísimas caravanas de nicaragüenses que no habiendo encontrado en su propia tierra y patria un ambiente digno para vivir se han visto forzados a exponer sus propias vidas. Duele por eso en el alma, un dolor profundo a las familias nicaragüenses que en estas últimas décadas están conociendo su segundo éxodo y desintegración familiar, son dolores morales los que sacuden la embarcación de la vida”, manifestó monseñor Álvarez.
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Cuando se dirigió a los nuevos diáconos que fueron ordenados este jueves durante la misa solemne a la Virgen del Rosario, les dijo: “Nacen ustedes en densas oscuridades sociales y económicas, en un país sometido en la extrema pobreza (…) Densas oscuridades políticas en las que se ven nubarrones y en las que no se ven alternativas. Densas oscuridades sanitarias con esta terrible pandemia que se agudiza en nuestra patria propiamente por la pobreza, por la injusticia social, por la ambición de los egoístas que solamente piensan en ellos y realmente no en el pueblo. Nicaragua agoniza y lucha por la vida”, reprochó.
Antes de finalizar, el religioso criticó a los poderosos que se aferran al poder junto con sus seguidores y dijo que “de ahí que hay quienes como hemos dicho aferrados al tener, querer y al poder hasta embalsaman o quisieran embalsamar a sus líderes para aferrarse a sus falsas ilusiones, porque han caído en la idolatría o el culto a la personalidad, una especie de seudorreligión (…) lejos de ser del más allá, son del más acá y muy acá”.
Ortega junto con su esposa Rosario Murillo buscan reelegirse el próximo 7 de noviembre como presidente y vicepresidenta respectivamente. El lunes 4 de octubre aparecieron en cadena nacional de radio y televisión, en ocasión del aniversario del fallecimiento de Benjamín Zeledón, para brindar un virulento discurso en contra de los jerarcas de la Iglesia católica y la oposición: “Esos que están procesando, esos que están procesando, ahora son ‘vírgenes puras’. ¡Son terroristas! Son los que organizaron a los terroristas, son los que los alentaban, son los que llevaron el documento de los terroristas, esos obispos, sí, esos obispos son terroristas también, ¡claro que son terroristas!”, vociferó Ortega.
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Ortega, además de acusar a los prelados de supuestamente ser “cómplices de terrorismo”, los descalificó porque, según él, le quisieron quitar su poder para entregárselo a imperialistas. “Los obispos firmando allí en nombre de los terroristas, sirviendo al imperio en medio de la sangre, de los incendios, en medio del dolor; exigiendo, no pedían, exigían el retiro de las autoridades y que se instalaran los terroristas en el Gobierno al servicio de los yanquis”, declaró.
Los obispos —tras las protestas de abril 2018, que dejaron según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) más de 325 nicaragüenses asesinados—, participaron junto con la empresa privada y la sociedad en el primer intento de diálogo nacional con la Administración Ortega-Murillo, pero se retiraron al considerar que no existía voluntad de resolver la crisis sociopolítica que aún persiste en Nicaragua.
Murillo no cesa con su ataque
La vicepresidenta designada y primera dama de Nicaragua, Murillo en su alocución de mediodía continúo con su ataque contra los jerarcas nicaragüenses y usó los anuncios de proyectos gubernamentales y municipales para abalanzarse sobre ellos. Los tildó de “rostros diabólicos”
“Aquí el protagonista de todos los triunfos es el pueblo. Dios bendice estos caminos, Dios no maldice a nadie. Cuando uno ve estos personajes que parecen tan siniestros hablando en un lenguaje que no le corresponde, identifica inmediatamente el odio. El odio que no cesa en algunos corazones, promotores de odio, desunión, irrespeto, atraso cuando nos encontramos en los recorridos en espacios noticiosos con esos rostros diabólicos, rostros del mal, rostros repudiable nada amable, rostros que no atraen a nadie que no engañan a nadie y que hacen perder en primer lugar a quienes se expresan en términos despreciables y a quienes hacen gestos que les desfiguran en el propio espejo. Si uno tiene semejante techo de vidrío debería de saber lo que dicen, cada uno de esos personajes que son prototipos de una vergüenza mundial. En este mundo los que más han perdidos son ellos, por acciones atroces y repudiables”, vociferó Murillo.
También pronunció su frase “con odio nunca más” y resaltó que no tienen derecho de alzar la voz: “Recuérdenlo aquellos tantos y cuantos menos cada vez que sin pudor y con expresión de falta de pena y desvergüenza levantan la voz cuando no tienen ningún derecho de alzar la voz después de todo lo que han hecho en este país, y todo lo que hicieron pretendiendo destruirnos desde el odio y bendiciendo el terrorismo criminal que nos azotó, bendiciéndolos”, afirmó Murillo.
Para finalizar la vicemandataria cuestionó sobre el cumplimiento de los religiosos a los mandamientos de la ley de Dios y despotricó “Cristianismo genuino y verdadero, no disfrazado, es ese que se propone todo el tiempo vivir de acuerdo a normas básicas los 10 mandamiento de la le Ley de Dios. ¿Quiénes de esos que alzan la voz lo cumplen? ¿Cuándo? Uy si uno hablara, si uno hablara pero bueno siempre sale la verdad porque la verdad resplandece porque nunca es tarde para la justicia en este país que tanto ha sufrido la adulteración de la vida y de la forma cristiana de la vida”.