Juan Ignacio Tinoco, un rivense que el 22 de noviembre de 2017 fue sentenciado a 6 años de cárcel por el delito de tráfico de drogas, pero que en menos de tres años recobró su libertad bajo el beneficio de régimen de convivencia familiar, es el presunto autor del homicidio de Wilmar José Ayestas Toledo, quien falleció ocho días después de recibir un impacto de bala en el abdomen cuando fue víctima de un robo, en el municipio de San Jorge, Rivas.
Ayestas era trabajador de la Alcaldía del municipio de La Libertad, Chontales y el 10 de junio se había trasladado al municipio de San Jorge en compañía de otra persona con la misión de comprar 15 quintales de cianuro, pero al llegar al lugar acordado, los supuestos vendedores les tendieron una trampa para robarles 4,000 dólares, 5,000 córdobas, un revólver y un celular, según la acusación que interpuso la Fiscalía en el Juzgado de Rivas.
Autor del disparo
Tinoco fue acusado el 25 de junio por el delito de homicidio y como coautor de robo agravado junto con los rivenses Wilber Israel Ramírez Peña, Yamil Antonio Rivas, Efraín Antonio Ruiz y otro sujeto de identidad desconocida que también participó en los hechos, según la acusación.
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Según la Fiscalía, Tinoco sería el que disparó a Ayestas, quien desde el 10 de junio se encontraba luchando por su vida en el hospital de Rivas.
La Policía señaló a Juan Ignacio como el líder de la banda denominada Tinoco.
Libre desde 2020
El Tribunal de Apelaciones de Granada ratificó el 26 de abril del 2018 la sentencia de seis años contra Tinoco, pero el 24 de abril del 2020, la juez Margarita Vanegas, titular del Juzgado de Distrito Penal de Ejecución de Sentencia y Vigilancia Penitenciaria de Rivas, lo excarceló con el beneficio de régimen de convivencia familiar.
La acusación revela que el día de los hechos las victimas salieron de La Libertad a las 11 de la mañana con dirección a La Cruz de España, en San Jorge, Rivas; lugar donde Wilber Ramírez Peña, de 27 años, los estaría esperando para venderles el cianuro a un precio de 800 dólares por quintal.
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Las víctimas se movilizaban en una camioneta doble cabina color rojo, conducida por Espinoza Arceda, y al llegar al lugar, a eso de las 3:33 p.m., se encontraron con el supuesto vendedor el cual estaba en compañía de Tinoco, de 34 años.
Según el libelo acusatorio, como parte del plan, Ramírez Peña les comunicó a las víctimas que se tenían que movilizar a otro lugar para realizar la compra y entrega del cianuro, logrando de esa manera trasladarlos hasta un plantío de plátanos que se localiza en el barrio Nicaraocalli de San Jorge.
Iba armado
Tras convencerlos, tanto Tinoco como Ramírez Peña, se subieron en la camioneta para indicar a las víctimas la ruta que debían seguir y al ir en los asientos traseros se percataron que Ayestas, portaba un revólver que se acomodó en la pretina del pantalón.
Según la acusación, al ingresar a una propiedad privada donde se localiza el plantío, Tinoco les manifestó que los sacos de cianuro se encontraban en la parte sur y al bajarse de la camioneta y dirigirse a la parte trasera del vehículo, se les apareció de manera sorpresiva el acusado Yamil Antonio Rivas, de 31 años. Este salió de un predio montoso, portando un revólver calibre 38 e inmediatamente procedió a intimidar al conductor de la camioneta apuntándolo con la pistola en la cabeza.
En ese mismo instante Tinoco, también sacó un revólver calibre 38 con el objetivo de desarmar a Ayestas, ya que en el recorrido se enteró que portaba un arma, pero sin mediar palabras procedió a realizarle el disparo con el cual le privó la vida.
Lo golpearon
En el relato de los hechos la Fiscalía detalla que tras recibir el impacto de bala, Ayestas cayó al suelo y que en ese momento apareció en escena el acusado Efraín Antonio Ruiz, quien salió del plantío portando una pistola.
Este inmediatamente se dirigió hasta donde se encontraba Ayestas tirado en el suelo para propinarle patadas y despojarlo del revólver 9 milímetros. En ese mismo instante Tinoco, agredía físicamente a Espinoza Arceda, para reducirlo y sustraerle los 4,000 dólares que portaba en la bolsa derecha del pantalón, un celular y la cartera donde guardaba los 5,000 córdobas, junto con documentos personales.
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En la escena también se encontraba otro hombre de identidad desconocida que se quedó en el costado este de la propiedad vigilando el entorno, según relata la acusación.
Tras concretar el robo todos huyeron del lugar dejando en el suelo a sus víctimas, pero tras la muerte de Ayestas fueron capturados y remitidos al Ministerio Público.