Cristiana Chamorro Barrios, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, sorprendió a Nicaragua el pasado 12 de enero de este año al anunciar que está dispuesta a participar como precandidata a la Presidencia de la República si el país se lo demanda, si las fuerzas opositoras a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo logran la unidad y dejan por fuera intereses sectoriales y personales.
Para ello dejó la dirección de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, organización que cerró operaciones para no someterse a la Ley de Agentes Extranjeros del orteguismo, y ha procurado incidir desde diferentes escenarios para que pueda haber una salida pacífica a la crisis social, económica y política de Nicaragua. En esta entrevista con LA PRENSA habla sobre los ataques de la vicepresidenta Rosario Murillo, el desahogo de la excarcelada política, Amaya Coppens, su propuesta al presidente Biden.
Cuando sugiere que envíen una misión a Nicaragua para entender qué es lo que Ortega necesita en este momento, ¿a qué se refiere exactamente?
Lo primero que dije en el Diálogo Interamericano, como ciudadana nicaragüense que ha leído con atención las declaraciones de la nueva administración, es que yo espero que verdaderamente se active el multilateralismo. Significa un mecanismo mucho más democrático y efectivo que el bilateralismo y unilateralismo de su predecesor. Y dentro de ese esquema, propongo que el nuevo Gobierno envíe una misión de alto nivel para que, junto con la OEA, se sienten con Ortega a conversar sobre los requerimientos políticos y de asistencia electoral que se necesita para una reforma que garantice una votación limpia, democrática, transparente y creíble.
Es un mecanismo legítimo de apoyo al fortalecimiento democrático de la región. Las visitas de misiones multilaterales encabezadas por un enviado de la Casa Blanca no deberían sorprender a nadie. Los nicaragüenses conocemos muy bien lo que son las misiones electorales, han venido muchas veces a Nicaragua y han realizado un excelente trabajo. La OEA recientemente estuvo en las elecciones de Estados Unidos, Ecuador y estarán el próximo domingo (28) en las legislativas de El Salvador.
Recordemos que en sus primeros comunicados la Administración Biden dijo que estaba por una salida democrática en Nicaragua, que quieren reforzar a la sociedad civil y el respeto a los derechos humanos. Es una declaración oficial que debemos aprovechar al máximo, tomarles la palabra y proponer que vengan a confirmar lo dicho, porque no es lo mismo un comunicado que poner en práctica lo que se dice.
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Es cierto que todos sabemos que lo que Ortega quiere es perpetuarse en el poder ejerciendo la fuerza, decretando leyes antidemocráticas y el fraude con el sueño de salir del Carmen como Castro o Chávez, sus ídolos y mentores. Aparte de lo que él quiere, nosotros demandamos una salida pacífica por medio de elecciones, con plenas libertades públicas, sin presos políticos, derecho a votar para todos incluyendo la diáspora y los exiliados con regreso seguro. Esto lo vamos a lograr aumentando la presión nacional e internacional, tomándole la palabra y en esto, tomándole la palabra a la “nueva era” de la administración Biden.
Siendo realista, el gobierno no está hablando con nadie y menos con la oposición. Yo creo que es necesario abrir canales de comunicación. Recuerdo que Ortega ha dicho siempre que él se sienta “con los dueños del circo” y no con nosotros, porque él quiere tener la importancia mundial que sabemos no tiene. Y aclaro, porque aquí ahora se usa mucho decir lo que dijiste y no se dijo, pero dicen lo dijiste. Yo no creo que los amigos de Estados Unidos son dueños de ningún circo y menos de nosotros. Obviamente somos los nicaragüenses quienes vamos a tener la última palabra en este camino difícil, en el que nos tenemos que poner de acuerdo en muchas cosas. Yo en lo personal creo en la política del diálogo y en saber qué quiere la otra parte, dónde está situada. En los 90, para lograr la difícil triple transición adoptamos un principio de la transición española y es el siguiente: una reforma impuesta te explota en la cara, pero una que es aceptada por tu adversario es una para siempre.
¿Considera que no hay condiciones en este momento para participar en elecciones?
En la actualidad no existen condiciones para participar en elecciones. Si el pueblo organizado protesta en las calles, que es un derecho universal, llegan las patrullas de policías antimotines que, junto con parapolicías armados, reprimen salvajemente, golpean a la gente que se moviliza, ejerciendo su derecho constitucional a la protesta, los apresan, los maltratan y les violan los derechos humanos sin la menor vergüenza. Tenemos más de cien presos políticos y varios líderes con casa por cárcel. En mi opinión, la expresión más evidente de que tenemos un grave problema de libertades es que en Nicaragua no hay derecho a levantar una bandera nacional.
Es una situación muy grave que se debe resolver con el apoyo de la comunidad internacional. A mí no me gusta hablar de condiciones mínimas porque es arriesgado, lo que Nicaragua necesita es que se restablezcan las libertades públicas, el derecho a la manifestación, a que los partidos y las organizaciones políticas no sean reprimidos o disueltos porque tiene una reunión en una casa de habitación, a postularse sin temor a ser perseguidos o inhibidos, con derecho a inscribir libremente la casilla de una alianza y que sea el pueblo quien decida libremente con su voto quién presidirá el próximo Gobierno. Es muy sencillo que Ortega cumpla los acuerdos de marzo del 2019: necesitamos un país libre.
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¿Considera que ha sido prematuro anunciar su precandidatura a la Presidencia?
Como cristiana, no solo de nombre sino también de religión católica que soy, creo que los tiempos no son de uno, ni te puedes imponer a estos. Con la vida he aprendido que no controlamos nada, ni nuestras circunstancias, pero sí la manera de responder a ellas. Yo respondo a las mías diciendo sí a Nicaragua porque creo que puedo lograr la unidad de las fuerzas políticas, junto con las aspiraciones de la mayoría de la población que no tiene partidos.
La experiencia de haber vivido los 80 en resistencia cívica desde la dirección de LA PRENSA y ser parte del proceso de los 90, me motiva a dar todo mi aporte en esta tercera oportunidad que tenemos de lograr una democracia y con la experiencia adquirida, terminar para siempre los ciclos de dictaduras. Lo hago porque quiero a Nicaragua para los nicaragüenses y creo que sí podemos ganar con amplia mayoría y lograr el cambio hacia la democracia, el desarrollo económico y social que todos queremos. Estoy segura que Nicaragua está lista para construir un gran centro político que es el que yo creo debemos lograr, donde todos seamos iguales ante la ley y se disminuyan las posturas extremas que han provocado estos ciclos de violencia y dictaduras como la de Ortega.
Aristocracia y la opinión de Amaya
¿Cree que la población la observa como persona de la aristocracia, como lo señala Amaya Coppens?
A mí no me da vergüenza mi apellido, ni haber nacido en la casa de mis padres que nos dieron el privilegio de vivir en una escuela política permanente. Allí se desayunaba, almorzaba y cenaba escuchando la voz del pueblo en LA PRENSA y aprendiendo a combatir cuatro décadas de dinastía somocista. Llevo con orgullo y agradecimiento a Dios haber nacido en esa cuna hecha en medio de cárceles, exilios, censuras y el dolor terrible de haber tenido que entregarlo todo por la libertad de Nicaragua, como fue la sangre de un ser tan querido como es nuestro padre. Crecimos comprometidos con la defensa de las libertades públicas, los derechos humanos, una democracia con pluralismo político, justicia social y desarrollo económico. Aprendimos desde niños a decirle sí a Nicaragua.
En la casa de mis padres no conocí nada de ser “aristócratas” pero sí de ser demócratas, expresarnos libremente, respetar el pensamiento contrario y ser consecuentes con tus ideas. Entiendo que los gobiernos aristocráticos del siglo XVIII, XIX y XX que solo he visto en las películas, se posicionaban por encima del pueblo por una supuesta sabiduría intelectual de unos pocos. En la actualidad, a mí me parecen fuera de lugar esos términos, pero, respeto a quienes con buenas o malas intenciones lo dicen. La libertad de expresión es parte esencial de la democracia y mi familia y yo nos hemos dedicado toda una vida a defender la libertad de prensa y expresión. No imagino a un gobierno aristócrata respetando la libertad de expresión.
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¿Cuál es su opinión sobre lo publicado por Amaya Coppens?
Amaya es un paradigma de la lucha cívica en Nicaragua, ha demostrado que es una joven auténtica y valiente que se merece todo nuestro respeto. Yo he comentado con mis hijos que a Amaya Coppens todo le sale natural, desde participar en una protesta, hasta ridiculizar a la Policía, que varias veces la ha tenido como presa política y ella simplemente sonríe y los ve como seres extraterrestres.
Su publicación tiene un reclamo que merece ser escuchado, porque es la voz de una juventud a la que debemos devolverles las esperanzas en Nicaragua, las oportunidades de que puedan terminar sus estudios, potenciar sus talentos y ejercer exitosamente sus carreras profesionales en una Nicaragua con futuro para todos. En mi caso personal, le he pedido una conversación privada porque me interesa mucho profundizar el pensamiento de jóvenes como ella que debemos alentar a seguirse expresando en libertad.
Ataques de Murillo
¿Cree que Rosario Murillo le teme a su precandidatura?, ¿por qué?
Rosario Murillo me parece que le tiene miedo hasta su propia sombra, porque sabe que su marido está derrotado y sin Ortega a ella se le termina el poder absoluto. A Murillo pareciera atemorizarla la idea de ir a elecciones y ganarle abrumadoramente como lo hicimos en el 90. Con insultos e injurias a mi familia y mi madre, ha evidenciado su temor a mi candidatura porque no hay duda que si hay elecciones libres, junto con los nicaragüenses y el consenso de los bloques políticos le vamos a ganar a Daniel Ortega que, como sabes, no gobierna solo reprime utilizando a la Policía, los paramilitares y antimotines.
¿Qué la diferencia de otros candidatos?
Bueno, soy mujer y entiendo que no hay otra posible mujer precandidata a la Presidenta, esa es una diferencia significativa. Para mí, todos los precandidatos son muy buenos y están preparados para el cargo al que aspiran y valoro su disposición de servir. Las mujeres en el ejercicio público tenemos una tendencia que nos da la escuela de ser madres e hijas. Aprendemos a inclinarnos por el discernimiento, escuchar cada una de las partes y no el control. Como jefas de familia desarrollamos la habilidad de abrir espacios para el consenso, ser inclusivas y sobre todas las cosas dejar a un lado los temas que nos separan para poner en el centro lo que nos unen. Sabemos mantener los pies en la tierra, tener humildad manejando el triunfo y también nuestras capacidades y limitaciones. Creo que no son los títulos los que hacen las posiciones, sino las personas las que dignifican la posición construyendo confianza entre las partes.
En este mes he comprobado que con decirle sí a Nicaragua se ha entusiasmado a mucha gente con la idea de salir a votar. Yo me identifico con ese 65 por ciento de la población, que no está en organizaciones políticas, que tiene esperanzas en unas próximas elecciones para que haya un cambio de Gobierno. Aprovecho para decirte que, a diferencia de los otros candidatos, yo no tengo partido u organización política o como dicen, plataforma, pero sí respaldo la iniciativa de Hagamos Democracia de apoyar un candidato único que salga de un proceso de selección que tome en cuenta la población y las fuerzas políticas. Lo que no vi yo en ese documento es cómo vamos actuar frente a las inhibiciones con que el régimen está amenazando a todos los candidatos.
¿Qué opina de la posición de preferencia que ha obtenido en las últimas encuestas a pesar de no pertenecer a un partido político u organización opositora?
Agradezco la confianza expresada en mi persona, es una respuesta que aumenta mi compromiso de poner mis conocimientos, experiencia, potencial y energías en lo que se necesite de mi persona para rescatar Nicaragua para los nicaragüenses.
Fortuna orteguista
¿Cree que la familia presidencial es oligarca y ha obtenido su riqueza a través de abusos por la misma política?
El presidente y la vicepresidenta designados por el Consejo Supremo Electoral, luego de un fraude se convirtieron en una fuerza represiva. No tienen una propuesta para Nicaragua más que reprimir para mantenerse en el poder absoluto. Sobre los abusos y la riqueza, hay muchas investigaciones de organismos internacionales y periodísticas que, con profundidad, han demostrado que la corrupción gubernamental es de tamaño gigante. Pero, prefiero decir que el próximo deberá pedir apoyo internacional para establecer una fiscalía especial que investigue, tanto la verdad de los hechos como los crímenes de lesa humanidad, porque la justicia solo se logra con la verdad de los hechos, la reparación al daño de las víctimas y la no repetición nunca más de crímenes de esa naturaleza. Como sabes mi familia es también víctima de un crimen en la impunidad y sabemos lo que significa esa herida abierta, que solo puede medio cicatrizarse cuando hay justicia transicional y logras un sistema que te garantiza la no repetición.
El plan de Cristiana
¿Cuáles serían los ejes de su plan de Gobierno?
El primer decreto sería no más presos, ni exiliados políticos. A parte de esto, botar el Chipote y abrir las fronteras para el regreso seguro de los exiliados, yo creo que los gobiernos no son de una sola persona, sino un equipo de hombres y mujeres comprometidos con un plan consensuado. En la actualidad hay varias iniciativas de visión de país y programas de gobierno democrático. Tenemos la del Grupo de Propuestas para Nicaragua, la del Cosep, Alianza Cívica, Unidad Azul y Blanco, la de Incae e incluso las propuestas de los obispos en sus diferentes cartas pastorales. Creo que hay que consolidarlas todas en una sola y hacer un acuerdo de país con las principales fuerzas políticas.
Esto no significa que yo no tenga mis propias ideas como es liderar un Gobierno centrado en el respeto a la dignidad humana y la libertad de las personas, construir una nueva cultura de nación que propicie el entendimiento en democracia y renovando el marco institucional. En donde la justicia, el diálogo y la verdad sean premisas morales y legales de una nueva visión de nación con irrestricta libertad de expresión y acceso a la información pública, respeto al medio ambiente buscando una verdadera unificación del país y un compromiso nacional sostenible en el tiempo con enfoque generacional y equidad de género en políticas públicas.
En resumen, a la par de los nueve pilares de la democracia que ya los dije en otra entrevista, yo buscaría consenso en los siguientes 10 aspectos programáticos: 1 Modernización del Estado, democracia y derechos humanos. 2. Desarrollo económico sostenible con equidad social. 3. Descentralización gubernamental y autonomía municipal. 4. Educación, cultura y deporte. 5. Salud, seguridad social y vivienda. 6. Producción agropecuaria y medio ambiente. 7. Seguridad ciudadana y defensa nacional. 8. Infraestructura y proyectos para el desarrollo. 9. Política exterior y relaciones internacionales sobre la base del respeto mutuo. 10. Desarrollo de las regiones autónomas del Caribe.