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LA PRENSA/JADER FLORES

Así se deberían escoger a las primeras personas a quienes se les aplique la vacuna contra el Covid-19 en Nicaragua

¿Cómo definir quién es prioridad y quién no dentro de los grupos vulnerables? Esto dicen los especialistas

Mientras Nicaragua está a la espera de que lleguen las primeras dosis de vacunas contra el Covid-19 en marzo, a través del mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS), —y con las cuales se inmunizaría al 20 por ciento de la población (alrededor de 1.3 millones de personas)— oficialmente se desconoce cuáles serán específicamente los grupos vulnerables que recibirán estas primeras dosis.

De acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los primeros en la lista deberían ser los trabajadores de la salud y las personas de la tercera edad y con comorbilidades. Pero, ¿cómo definir quién es prioridad y quién no dentro de los grupos vulnerables?

Si bien el Ministerio de Salud (Minsa) anunció la primera semana de enero que «se prepara» para iniciar el primer paso de inmunización en este año, no precisó datos relevantes como el protocolo que se llevará a cabo para aplicarlas, ni de cuántos o cuáles serían los grupos prioritarios de la población en recibirla.

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Las proyecciones estadísticas del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide) estiman que la población total de Nicaragua es de 6,518,478 habitantes para el 2020. Por lo tanto, vacunar al 20 por ciento significa inmunizar a 1,303,695 personas, para las que son necesarias 2,607,390 dosis considerando que se necesitan dos aplicaciones por persona.

Grupos prioritarios por factores de riesgo

LA PRENSA consultó con médicos especialistas en el tema para explicar cuáles serían los puntos a tomar en cuenta a la hora de priorizar a personas que ya son vulnerables al virus del Covid-19, y destacaron que se basa en los factores de riesgo que presenta cada individuo.

“El gobierno tendría que estratificar a la población para definir cuáles son los grupos más vulnerables dentro de estos grupos prioritarios, es decir, que habría que buscar un subconjunto de enfermedades que puedan tener un riesgo mayor de complicaciones para cubrirlo… (Es) priorizar enfermedades más severas pero nos vamos a quedar muy cortos todavía para poder inmunizar a la población realmente susceptible”, explicó el infectólogo y miembro de la Comité Científico Multidisciplinario (CCM), Carlos Quant.

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¿Cuáles son esas enfermedades más severas? Según el doctor Quant, en este paquete entran los pacientes crónicos como los cardiópatas, hipertensos, diabéticos, renales crónicos, oncológicos, obesos o autoinmunes, que requieren tratamiento con inmunosupresores.

El Mapa Nacional de la Salud revela que en el 2020 se registró un significativo incremento en las enfermedades crónicas de los nicaragüenses; siendo la hipertensión, diabetes, reumatismo, asma y cardiopatías, los padecimientos más frecuentes. Este escenario significa, para los médicos, que estos nuevos crónicos son consecuencia de los efectos residuales de Covid-19 .

“Aquí posiblemente hay que hacer una selección de esta población porque tenemos serios problemas de obesidad y (enfermedades) crónicas, tenemos proporciones muy altas de prevalencia en Nicaragua”, expresó Quant.

En este sentido, el especialista en Salud Pública y miembro del CCM, Carlos Hernández, aseguró que el proceso de vacunación tiene varias etapas.

“Todas esas (etapas) orientadas a lograr un porcentaje de población inmunizada (mayor del 80%), pero siempre se identificarán dos fases principales: una inicial que se orienta a la reducción de la mortalidad y una segunda que se orienta a la reducción de la morbilidad para incrementar la inmunidad de la población y cerrar los ciclos de contagio”, aseveró el doctor Hernández.

¿Cómo saber que una persona de la tercera edad sí aplica a la vacuna?

Otra fuente del CCM que prefirió hablar bajo anonimato enfatizó que estos criterios de priorización los deben aclarar las autoridades de salud en un plan nacional de vacunación, y este debe ser público.

Sin embargo, compartió los siguientes ejemplos:

Escenario 1: Si es una persona de 60 años, personal de enfermería que sigue trabajando y está en contacto con pacientes, estará entre los primeros en ser vacunados. Pero una persona trabajadora de la salud en retiro, de más de 60 años, que no tiene enfermedad alguna, es probable que sea vacunada en el segundo o tercer grupo.

Escenario 2: Si es una persona de 55 años, diabética y obesa, es probable que sea incluida en el segundo grupo de vacunados ante un caso de un joven médico que está en el área de recepción de emergencia de pacientes con enfermedades respiratorias. Este sería incluido entre los primeros beneficiados por su contacto directo con el virus, independientemente de la edad.

“Todos los ejemplos anteriormente mencionados son solo eso, ejemplos de decisiones tomadas en otros países. Aún no se conoce el Plan de Vacunación que se implementará en Nicaragua”, recalcó la fuente médica.

Niños, fuera del grupo prioritario

Para el salubrista Hernández, la primera fase de la vacunación solo entrarían niños con comorbilidades o discapacidad, la mayoría de los y las niñas entrarían en la segunda fase o tercera fase.

“Claramente pueden transmitir el virus a poblaciones más vulnerables, pero se supone que precisamente por eso, esas poblaciones se vacunarían en la primera fase”, declaró el salubrista.

Al respecto, el doctor Quant reforzó que los niños no son una prioridad debido a que no presentan manifestaciones graves y pueden defenderse mejor que los adultos.

La fuente médica señaló que como consecuencia de esto no se han hecho mayores esfuerzos por desarrollar una vacuna para estos grupos de edad, y recordó que de las vacunas que ya están siendo administradas, la Sputnik V es recomendada solo en mayores de 18 años, mientras la Pfizer en mayores de 16 años.

“Que (los niños) pueden transmitir luego, esto tiene que ver con las medidas que vaya a adoptar el gobierno o las autoridades sanitarias en cada país”, agregó el doctor Quant.

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Por su parte, el salubrista manifestó que para la segunda fase de la vacunación, donde estaría la población expuesta de los niños, jóvenes y adultos jóvenes —pero que en su mayoría serán casos leves o asintomáticos—, las autoridades tienen tiempo para organizar procesos colectivos en centros escolares y de trabajo, donde “serán claves los gobiernos locales y los liderazgos comunitarios y sectoriales, que pueden planificar de manera más descentralizada las estrategias de vacunación ajustada a las condiciones y dinámica económica y social en la particularidad de cada territorio”.

Por ahora, la actual situación solo deja inquietudes entre la población y personal médico, quienes aseguran que lo primordial es conocer el plan que seguirá el gobierno para poder llevar un mejor control de la pandemia en el país. Pero, pese a estar contra reloj, el régimen de Daniel Ortega calla sobre este proceso.

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