Hasta los últimos días del 2020 Flor Ramírez se ha negado a ser prisionera de la Policía en su propia casa; Lenín Salablanca no ha callado sus críticas frente a los policías que lo asedian todos días, y los jóvenes críticos, como Nazaret Valladares Argüello, siguieron levantando la Bandera Nacional azul y blanco en un país donde eso es motivo de cárcel.
Las siguientes son las historias de siete ciudadanos que se resisten a ceder al acoso y represión de la dictadura de Daniel Ortega.
Flor Ramírez, conocida como la “señora del huipil”, salió la medianoche del 24 de diciembre a protestar clandestinamente con su bandera azul y blanco. La Policía se dio cuenta y la siguió por todo el barrio Waspam, en Managua, donde vive, hasta entrada la madrugada del 25 de diciembre que la dejaron regresar a su casa, contó a través de un audio Ramírez.
De 63 años, Ramírez es una opositora que destacó en las protestas civiles de 2018 por usar un traje folclórico azul y blanco e ir bailando en todo el recorrido de las marchas contra el gobierno.
En más de una ocasión los policías la han detenido y obligado a quitarse su traje, pero ella se ha mantenido firme en su denuncia contra el régimen y su demanda de liberación de los presos políticos.
Desde hace más de un año no puede salir de su casa los fines de semana, porque la Policía se lo impide. Si pone un pie afuera, dos o tres policías la rodean y no la dejan pasar, como ha mostrado ella misma a través de videos que difunde para denunciar su situación.
Lenín Salablanca Escobar, de 38 años, no se le queda callado a los policías que lo hostigan y persiguen todos los días desde que fue excarcelado en 2019. En 2018 fue apresado por participar en las protestas civiles contra el régimen orteguista. Salió de prisión a través de la cuestionada Ley de Amnistía, negociada en la mesa de diálogo nacional. Sin embargo, como otros excarcelados, Salablanca no ha tenido paz desde que fue sacado de prisión. Ha sido golpeado, detenido de nuevo y no puede movilizarse con tranquilidad por el asedio policial.
Este 24 de diciembre, los policías orteguistas irrumpieron en su casa, en Juigalpa, Chontales, porque se dieron cuenta que grabó un video con un mensaje navideño en el que al final grita: “Viva Nicaragua” y extiende la Bandera Nacional.
Nazaret Valladares Argüello es la adolescente originaria de Somoto, Madriz, que se ha negado a vivir sin libertad de criterio. El pasado 15 de diciembre se bachilleró y sorprendió a maestros y estudiantes cuando sacó la Bandera Nacional para celebrar su logro y la colocó hacia abajo, como símbolo de resistencia.
En 2019, Valladeres y una amiga fueron detenidas ilegalmente por la Policía por pegar mensajes de protestas en la ciudad. Ambas fueron encerradas en las celdas preventivas de la delegación policial municipal de Somoto. Fueron puestas en libertad al poco tiempo, pero con esta detención de dos menores de edad, se reafirmó que el régimen de Ortega no tiene límites ni respeto por la Ley. Aún así, la joven se mantiene firme en su criterio contra el régimen.
Tania Isabel González Solís, de 38 años, es una comerciante oriunda de San Carlos, Río San Juan. Fue detenida por la Policía por vender en su negocio banderas plásticas azul y blanco. Fue sacada horas después, pero salió a denunciar el atropello de la policía orteguista y ha mantenido su crítica al gobierno.
Sergio Beteta es otro joven que se negó a dejar de protestar en las calles de Managua. El lunes 21 de diciembre extendió la Bandera Nacional en el sector de la Universidad Centroamericana (UCA), una de las avenidas más transitadas de capital y a la vez quemó una bandera rojinegra del partido gobernante Frente Sandinista. Inmediatamente fue detenido por los agentes antidisturbios que se mantiene en esa zona.
Ha transcurrido casi una semana y Beteta no ha sido presentado como detenido, por lo que organismos nacionales e internacionales de derechos humanos exigen a la Policía Orteguista (PO) dejarlo en libertad.
Karen Lacayo, hermana del preso político Edward Lacayo, conocido como “la loba de Masaya”, no ha dudado ni un segundo seguir demandando la liberación de su hermano, pese al asedio constante que vive en su casa. Toda la familia del preso político vive bajo represión, pero su hermana Karen aprovecha cualquier ocasión para pedir la liberación de Edward.
La casa de Karen está pintada con amenazas y la Policía se mantiene permanentemente frente a su casa.
Foto tomada de las redes sociales
Víctor Díaz González es un campesino de la comunidad El Fajardo, en el municipio de San Miguelito, Río San Juan. Es miembro fundador del Movimiento Campesino que surgió en 2013 contra la Ley del Canal Interoceánico, que afectaría sus propiedades.
También estuvo preso entre 2018 y 2019 por participar en las protestas civiles. Salió bajo la Ley de Amnistía. Pero la cárcel solo lo hizo reafirmar su oposición al régimen de Ortega. El campesino siempre está pronunciándose, a través de videos, sobre los atropellos que comete el régimen orteguista y llamando a la unidad opositora para salir de la dictadura.
El pasado lunes, Díaz fue secuestrado por policías y civiles armados, cuando estaba en la iglesia católica de la comunidad, en una misa dedicada a Nicaragua y a la libertad de los presos políticos. Fue golpeado e interrogado frente a la casa local de los sandinistas. Horas después fue devuelto a la iglesia con golpes en todo su cuerpo, confirmó él mismo.