14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Uno de los patrones es que son ejecutados con múltiples disparos por sujetos no identificados. LAPRENSA/Agencia/con fines ilustrativos.

Reportaje | Así han ejecutado a opositores nicaragüenses en Honduras y Costa Rica

Desde los años 80, el régimen sandinista ha realizado operaciones en otros países para ejecutar a opositores. Conozca cómo y por qué lo sigue haciendo

Contenido Exclusivo CONTENIDO EXCLUSIVO.

Gerardo de Jesús Gutiérrez Gutiérrez no es el primero de los adversarios del régimen de Daniel Ortega asesinado en sospechosas circunstancias en un país ajeno. Tampoco hay seguridad de que será el último.

Se escucharon al menos 10 disparos. Eso dijo el hombre que llegó a avisar a los policías que hacían posta en la colina Poteca, en la comunidad Trojes, en Honduras. El ruido de los balazos estalló en el lugar agreste el pasado seis de diciembre, pero nadie había visto nada. Solo un niño que pasaba en aquel momento miró en una motocicleta azul a un hombre, camisa rayada, disparando a otro que pasaba caminando.

Cuando los policías llegaron al sitio, vieron el cadáver tirado a orillas de la calle, entre la maleza. Minutos después, a través de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI), confirmaron que el hombre asesinado era Gutiérrez Gutiérrez, de 56 años de edad, un opositor antiguo del régimen de Daniel Ortega, que desde la guerra de los años 80 en la filas de la Contra utilizó el seudónimo de comandante Flaco.

Más tarde, trasladaron el cuerpo a Medicina Forense de Honduras, que confirmó que Flaco recibió 12 balazos, repartidos en su cabeza, cuello, pecho y mano. Con este asesinato ya son al menos cinco los opositores del régimen de Ortega que son ejecutados mientras se encuentran exiliados en Honduras o en Costa Rica desde 2019. Solo en Trojes, municipio del departamento El Paraíso de Honduras, fronterizo con Nicaragua, ya suman cuatro ejecuciones en circunstancias similares.

En cuatro de las muertes se ha visto un patrón: son localizados a través de celulares y ejecutados con múltiples disparos por sujetos que manejan motocicletas o son emboscados mientras ellos viajan en motos. “Estilo sicariato”, dice el excontra Luis Fley. En el caso de Costa Rica, la cancillería de este país denunció el ingreso de miembros del Ejército para ejecutar a un nicaragüense en la provincia de Alajuela, a unos 150 metros de la frontera nicaragüense. “Hasta allá a los opositores les llega el brazo largo de la revolución”, dice Fley.

El lugar donde quedó el cuerpo de El Flaco, en Trojes, Honduras, donde han sido asesinados cuatro nicaragüenses en el último año.
LAPRENSA/Cortesía.

Años 80

Una de las primeras operaciones de asesinato de opositores fuera del país ocurrió pocos meses después del triunfo sandinista en 1979. Pablo Emilio Salazar, conocido como comandante Bravo en la Guardia Nacional de Somoza, fue ejecutado el 10 de octubre de 1979 en Tegucigalpa, Honduras, cuando pretendía organizar a la guerrilla de la Contra.

Bravo fue emboscado por un comando de los guerrilleros argentinos Jorge Masseti y Enrique Gorriarán, ambos miembros del Ejército Revolucionario de los Pobres (ERP) que fueron parte de los internacionales que ayudaron a los sandinistas en la insurrección de julio de 1979. Gorriarán también estuvo a cargo del operativo para asesinar a Anastasio Somoza Debayle en Paraguay, casi un año después, el 17 de septiembre de 1980.

Lea también: La muerte de Comandante Bravo 

Ambos fueron operativos de espionaje cuidadosamente preparados y dirigidos por el Ministerio del Interior y la Seguridad del Estado. En el caso del asesinato de Bravo, fue comandado por Lenín Cerna, quien en ese momento era funcionario de la embajada de Nicaragua y recibió el apoyo del Partido Comunista de Honduras.

La ejecución de Pablo Emilio Salazar, comandante Bravo, (Saluda a Somoza en la foto) en 1979 fue una de las primeras que hicieron los sandinistas en los años 80.
LAPRENSA/Cortesía Nicolás López Maltez.

Sobre el complot contra Somoza Debayle en Paraguay, la exguerrillera Dora María Téllez dijo en un reportaje de la revista Magazine en 2018, que los argentinos fueron elegidos porque podían cruzar la frontera y pasar “más o menos inadvertidos”, pero el operativo “fue ejecutado por el Gobierno de Nicaragua”.

En acciones similares fueron asesinados los dirigentes contras Manuel Adán Rugama Acevedo, más conocido como el comandante Aureliano, en enero de 1989 en Honduras, y Francisco Ruíz Castellón, comandante Renato, en junio de 1991, también en el país catracho.

Desde 2012 se han registrado siete muertes en el sur de Honduras, entre ellos Alberto Midence y Byron López Zeledón, ambos en comarcas del departamento de El Paraíso, ubicado a pocos metros de la frontera con Nicaragua.

Para Luis Fley, conocido como comandante Johnson, el Frente Sandinista ha ejecutado estas operaciones “contra todos los que inciten a la lucha armada”. De modo que la conclusión es que todos lo que se alcen en armas “están sentenciados a muerte”.

Trojes es un municipio que a principios del siglo XX fue ocupado por Nicaragua. Por esa razón le llaman “zona recuperada” del departamento de El Paraíso. Está a solo unos 500 metros de la frontera nicaragüense, con la que mantiene un comercio constante con Jalapa, ubicada a solo 25 kilómetros. Durante la guerra de los años 80 en Trojes hubo campamentos de la Contra y quizá esa sea la razón por la cual los excontras lo eligen como refugio.

Después de las muertes de Edgard Montenegro, comandante Cabezón, y su hijo Yalmar Zeledón, en junio de 2019 en Trojes, Miroslava Cerpas, representante del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos de Honduras (Ciprodeh), dijo que es una zona donde la presencia del Estado es reducida y esto “permite que Trojes puede ser inhóspita para que se validen acciones criminales, acciones que puedan ser consecuencias de la persecución política”.

Edgard Montenegro, asesinado en 2019. LAPRENSA/Tomada de redes.

Asesinados en Honduras y Costa Rica

Estos son los opositores que han sido asesinados en territorio hondureño y costarricense desde 2012, según las listas de organismos de derechos humanos y medios de comunicación.

Gerardo de Jesús Gutiérrez Gutiérrez, comandante Flaco, de 56 años de edad, fue asesinado el pasado seis de diciembre en Trojes, Honduras. Tenía 12 balazos en su cuerpo.

Francisco Sobalvarro, comandante Berman, fue asesinado el 13 de julio de 2019 en el municipio de Trojes, Honduras. Fue emboscado por cuatro personas.

Edgard Montenegro, comandante Cabezón, 56 años de edad, fue asesinado el 27 de junio de 2019 en el municipio de Trojes, Honduras. Se movilizaba en una moto cuando fue emboscado a las 6:30 p.m. Fue acribillado con fusiles de AK-47.
Yalmar Zeledón Olivas, de 31 años de edad, viajaba en una motocicleta con su padrastro, comandante Cabezón, el 27 de junio de 2019, cuando fueron emboscados y acribillados.

Yalmar Zeledón, asesinado en junio de 2019.
LAPRENSA/Tomada de redes sociales.

Rubén Loáisiga, 24 años de edad, fue asesinado en territorio costarricense cuando era perseguido por el Ejército en San Carlos, Costa Rica, el 26 de agosto de 2019. Hombres vestidos con uniformes militares lo mataron en territorio costarricense, según la cancillería costarricense.

Lea también: LA HISTORIA DE LOS MONTENEGRO, PERSEGUIDOS Y CAZADOS POR PENSAR DIFERENTE

Byron de Jesús López Zeledón, alias Sheriff, fue un desmovilizado de la Contra y asesinado en El Paraíso, Honduras, el 5 de febrero de 2015. Formó parte de un grupo de 32 personas que en marzo de 2013 huyó a Honduras a pedir asilo político, según el sitio Expediente Público.

Alberto Midence, conocido como el Flaco Midence, de 44 años de edad, fue asesinado el 22 de diciembre de 2013 alrededor de las seis de la mañana en las calles de la Colonia San Juan, en El Paraíso, Honduras. Se encontraron varios casquillos en el lugar y el cuerpo de Midence tenía cinco orificios de bala.

Santos Guadalupe Joyas, alias Pablo Negro de las Fuerzas Democráticas 3-80, de 43 años de edad, lo encontraron muerto en territorio de Honduras en enero de 2012. Tenía balazos en la cabeza y en otras partes del cuerpo.

Así quedó el cuerpo de Francisco Sobalvarro, alias Berman, el año pasado.
LAPRENSA/Tomada de redes sociales.

Impunidad

En su casa en Jinotega, Yolanda Gutiérrez, hermana menor del comandante Flaco, pide justicia por la muerte de su hermano. “Vamos a luchar en cualquier momento, porque de Estados Unidos nos van a apoyar. Todos los sandinistas que le dieron persecución al Flaco tienen que ser castigados”, dijo Gutiérrez al medio Notimatv, de Matagalpa.

Sin embargo, los organismos de derechos humanos han denunciado “un patrón de impunidad” en estas muertes. “Yo no conozco un esclarecimiento pleno y un juzgamiento para establecer responsabilidades en ninguna de estas muertes”, dice Gonzalo Carrión, del colectivo de derechos humanos Nicaragua Nunca+.

Mientras que Vilma Núñez, presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), sobre las ejecuciones en Honduras dijo que “no hay ninguna duda de que se trata de ejecuciones sumarias, porque hubo un seguimiento de autoridades de Nicaragua hasta invadir Honduras”.

El pasaporte de El Flaco, quien solicitó asilo a Honduras en 2013.
LAPRENSA/Cortesía.

Para Carrión, estas muertes tienen todas las características de ser ejecuciones porque estas personas no murieron combatiendo y tampoco se ha presentado evidencia de que andaban armados. “El Ejército de Nicaragua siempre califica estas muertes como producto de la delincuencia común. Yo no me explico cómo obtienen esa información tan rápido si ocurren en otros países”.

En la Contra de los años 80, el comandante Flaco había sido subordinado de Edgard Montenegro, comandante Cabezón, que fue asesinado también en Trojes el año pasado. Desde 2013, la Policía y el Ejército comenzaron a llamar al Flaco delincuente y le atribuyen delitos de secuestro, abigeato y robo con intimidación. Ese mismo año solicitó asilo político en Honduras. Desde entonces, hubo varios enfrentamientos entre su grupo armado y el Ejército de Nicaragua, en los que murieron al menos dos soldados y varios del grupo de guerrilleros.

En un video de octubre de 2018, Flaco apareció en medio de la selva, rodeado de otros hombres armados. “No soy un delincuente, no soy violador. El único violador se llama Daniel Ortega”, dijo Gutiérrez, alto, de bigote espeso, con una ametralladora que cruzaba su traje militar. En esta grabación pidió armas para seguir luchando y afirmó: “En cualquier rato nos miramos en Managua”.

Gerardo Gutiérrez Gutiérrez, alias comandante Flaco, asesinado el 6 de diciembre. LAPRENSA

La Prensa Domingo comandante Bravo Luis Fley archivo

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí