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Francisco Rosas es atacado despiadadamente por Chocolatito en Japón. LAPRENSA/ARCHIVO

El día en que Román González no marcó el peso y se convirtió en campeón mundial

"Estaba tan deprimido por no poder bajar de peso que ni saliva podía escupir”, confesó Román González tras la pesadilla

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Hace frío en Japón. Todos usan chaqueta gruesa. Los huesos se congelan y los dientes golpean de arriba abajo como el movimiento de un resorte sin parar. La punta de la nariz, los dedos de las manos y las orejas se crispan. Es octubre de 2010 en Tokio y la temperatura descendió mucho más de lo esperado, rozando los cero grados centígrados. Román “Chocolatito” González se encuentra en esa ciudad para convertirse en campeón mundial en las 108 libras.  Pero un día antes del pesaje está oscilando entre tres y cuatro libras de la categoría (108) y las condiciones climáticas le impiden bajar con la rutina acostumbrada, provocando que suceda lo peor: fallar en la báscula oficial.

En 2010, después de su tercera defensa del título mundial de las 105 libras de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), Chocolatito decidió saltar a las 108 libras.  Su promotor, Akihiko Honda, junto a su apoderado Silvio Conrado Jr. se movieron rápidamente para conseguirle la oportunidad de disputar directamente el cetro absoluto contra el argentino Juan Carlos Reveco el 24 de octubre en el país del sol naciente. El retador a la corona hizo una pelea de preparación contra Jesús Limones ganando por nocaut en septiembre, para luego enfocarse en su reyerta importante. No obstante, faltando dos semanas para el compromiso, el argentino señala que no podrá pelear: “Tengo cálculos renales, oriné sangre y los médicos decidieron programarme una operación”, indicó el monarca, quien además estaba evitando al nicaragüense.

Francisco Rosas y Román González. LAPRENSA/ARCHIVO

El poder de Honda como promotor provocó que la AMB colocara a disposición el título interino de las 108 libras y seleccionaron dos semanas antes a Francisco “la Chiquita” Rosas como oponente, quien obviamente no estaba en condiciones de afrontar a un rival de la envergadura de Chocolatito, a pesar de haberle hecho una pelea complicada en su primera defensa en México por los problemas estomacales del nacido en el barrio La Esperanza. Se mantuvo la cartelera y llegó la semana crucial en Japón. Chocolatito partió junto a su entrenador Arnulfo Obando y su papá Luis González, además viajó José “Quiebra Jícara” Alfaro, quien enfrentó a Yoshihiro Kamegai.

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Un día antes del pesaje empezó la pesadilla para la esquina del nicaragüense. “Esa fue una de las experiencias más complicadas que he tenido como entrenador, por el peso que significaba Román”, señaló Arnulfo Obando (ya fallecido) en una de las reconcentraciones posteriores, contándolo en modo anecdótico. “No estaba preparado para un clima helado, no sudaba, me metía en la ducha con agua caliente y ni sudaba. Estaba tan deprimido por no poder bajar de peso que ni saliva podía escupir”, confesó  Chocolatito en 2016 para el libro biográfico llamado La luz de la Esperanza.

Román González y Francisco Rosas durante la conferencia de prensa. LAPRENSA/ARCHIVO

Llegó el día del pesaje y González se veía preocupado y con mucho desgaste. Rosas subió a la báscula y marcó menos de la categoría, pero cuando le tocó el turno a Chocolatito se congeló, pero no del frío, sino por haber marcado 108 libras y ¼. Era impensable que fallara para el aficionado nicaragüense.  Pero dos factores ayudaron a que pasara desapercibido y no afectara su compromiso: la supervisión del combate de la AMB estaba a cargo del italiano-nicaragüense Renzo Bagnariol, quien ha sido una luz para el boxeo pinolero por su aporte y conexiones, además que Rosas solamente llegó a retirar sus 25,000 dólares porque no tenía condiciones físicas. “Le vi la cara de espanto. El pesaje se retrasó media hora. Chocolatito se quitó toda la ropa, quedó desnudo, cubriéndose con una toalla y se pasó un cuarto de libra”, explicó Bagnariol en la biografía de Román ya antes mencionada. El supervisor miró al entrenador y manejador del mexicano Rosas, Nacho Huizar, quien sorpresivamente autorizó que fuera la pelea.

Luego Chocolatito pulverizó a Rosas en el segundo asalto, convirtiéndose en bicampeón mundial de la AMB, empatando con Rosendo Álvarez y Ricardo Mayorga. Pero  jamás olvidará ese día de espanto. Ahora se cuenta en frío como aquel mes de octubre de Tokio, cuando las manos, las orejas y la nariz se crispaban…

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