El huracán Eta también puso en jaque al sistema educativo de la Costa Caribe, que una vez más se ve expuesto y amenazado sobre el nivel aprendizaje de niñas, niños y adolescentes que ya arrastraban deficiencias en la calidad de educación, y que luego fue golpeado por la baja de asistencia ante la emergencia del Covid-19.
Tras el paso del ciclón – que alcanzó categoría 4 – el régimen de Daniel Ortega ordenó la suspensión de clases en más de 1,700 centros educativos de la Costa Caribe Norte y Sur, Triángulo Minero, municipios de El Cuá, San José de Bocay y Wiwilí, en el departamento de Jinotega, como medida de seguridad.
Del total de centros escolares cerrados, 18 de ellos fueron utilizados como albergues ante las serias afectaciones en las viviendas ubicadas en las zonas de Bilwi, Bonanza, Rosita, Siuna y la desembocadura de Río Grande y Waspam. Las otras escuelas se vaciaron, y las que no fueron severamente dañadas, se fueron convirtiendo también en albergues improvisados. A medida que amainan las lluvias, las clases se van retomando en estas zonas.
A flote problema histórico
Para Josefina Vijil, especialista en temas de educación y miembro del Centro de Investigación y Acción Educativa y Social (Ciases), el huracán Eta simplemente vino a completar un problema en la educación que persiste en Nicaragua desde hace mucho tiempo, y lo atribuye a tres escenarios destacados: La crisis sociopolítica desatada en el 2018, la pandemia del Covid-19 y el paso de Eta.
«Los efectos son muy negativos para varias generaciones de estudiantes que van a tener una pérdida importante de aprendizaje, pero eso no viene de ahora, es una crisis existente y tiene que ver con la falta de acceso y la falta de calidad de la educación en los sectores más alejados y más pobres de la Costa Caribe y resto del país. La destrucción del huracán y el hecho que las familias tuvieron que moverse, salir de sus lugares, es decir, toda la afectación humana, social, económica termina de agravar una situación que ya era muy deplorable desde antes», manifestó Vijil.
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Al respecto una docente originaria de Nueva Guinea, quien pidió anonimato, calificó la situación del Caribe Norte como «un golpe a la educación», tomando en cuenta que el sistema educativo presenta una deficiencia en el aprendizaje, «comenzando que algunos docentes son empíricos, por ende la formación y ejercicio del magisterio no tiene el mismo impacto», dijo la maestra, quien lamentó además que en términos generales el régimen no adoptó mecanismos especiales de clases en tiempos de Covid-19.
«Por otro lado también la dirección (en los colegios) es centralizada y nosotros (los docentes) no tenemos la oportunidad de desarrollarnos en nuestras propias culturas. Es un golpe más a la calidad de la educación y no haber activado las clases en línea fue un error del Estado, porque hubiese sido una menor afectación para los estudiantes que desertaron durante la pandemia y cuando los niños empezaron a llegar a las escuelas ya era demasiado tarde y los maestros recortaron el contenido, así que se ha perdido demasiado y ahora con Eta se agrava la situación», detalló la maestra.
Un plan B, si el gobierno quisiera
Cefas Asensio, especialista en temas de educación, ve, más allá del problema, una oportunidad para unir y redoblar esfuerzos donde se involucren organizaciones no gubernamentales e Iglesias y que se elabore un plan de contingencia que le brinde a este sector programas especiales de educación, combinado con ayuda humanitaria.
«Yo diría tener misericordia con las comunidades indígenas y afrodescendientes y permitir que, como naturalmente debe ser, las ONG y las misma Iglesias, tengan un acceso libre y puedan llevar algún tipo de respuesta, en este caso educativa y coordinado con otras acciones humanitarias. Se trata de aprovechar una circunstancia especial que tenemos como país y verla como oportunidad para hacer las cosas que no hemos hecho y que la realidad nos obliga a enfrentar con creatividad. El huracán viene a agravar la situación y por ende la educación debe tener otros planes remediables», expresó Cefas Asensio.
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Asensio también coincide en la deficiencia de la educación en las zonas más remotas de nuestro país, y la atribuyó precisamente a la centralización histórica y que acentúa la dictadura de Ortega. «Hay que partir que el Sistema Educativo Autonómico Regional (SEAR), fue creado como un sistema bajo la Ley General de Educación para fortalecer la autonomía y pluriculturalidad multilingüe en la Costa Caribe, pero no ha funcionado porque los gobiernos regionales y las autoridades educativas locales son puestas por el partido de gobierno», agregó.
Cierre escolar
Si bien el calendario escolar proporcionado por el Ministerio de Educación (Mined) indica que el periodo de clases finaliza el cuatro de diciembre, se desconoce si las autoridades competentes harán una excepción en las comunidades afectadas por Eta y cerrarán calificaciones antes de lo previsto.
Una profesora de la ciudad de Bluefields señaló que lo prudente sería «ponerle un alto a las clases» en esas zonas donde los centros educativos son utilizados como albergues.
«Me imagino que en las partes que afectó Eta ahí probablemente van a cerrar el año escolar con el tercer parcial, hacen la suma, dividen y sacan la calificación final. Ya está programado que el cinco de diciembre los maestros estén en sus casas y para lo poco que falta no creo que en esas zonas las clases continúen y van a cerrar el año con las notas que se tienen», expresó.