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CONTENIDO EXCLUSIVO.Jacinto Reyes, expresidente de la Federación Nicaragüense de Futbol, se acercó a las instalaciones de la Escuela de Talentos en Diriamba en 2015 junto a Ildefonso Agurcia, secretario de la institución en ese momento. Manuel Rosas, uno de los capitanes de la Selección Nacional, incómodo con las condiciones brindadas les llevó dos almohadas sucias y sudadas. “Si creen que nosotros estamos exagerando con lo que pedimos los invito a que duerman usando una de estas”.
El lugar de reconcentración de la Selección Mayor se convertía en un coctel de sentimientos encontrados para los jugadores; por un lado existía la emoción de representar al país y por otro la incomodidad de dormir en condiciones precarias. Cuando Rosas debutó, la mayoría de jugadores no solían dormir en la Escuela de Talentos, sino que muchos eran de Diriamba y se iban a sus casas. Los que residían en otras ciudades pasaban el martirio.
Era normal que en las primeras convocatorias a las que asistió Rosas tratara de ser el primero en llegar. “Recuerdo que si no eras de los primeros en las instalaciones te quedabas sin tablas para colocar debajo del colchón, porque como dormíamos en literas se sentía el hierro en la espalda”, señala el lateral izquierdo de la Azul y Blanco.
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El reloj marca las 2:30 de la tarde en Diriamba, hora de la entrevista pactada con los jugadores. No obstante, aún no bajan. Anuncia el jefe de prensa que siguen descansando y atenderán al periodismo a las 3:15. “En años atrás no podíamos descansar tranquilos después del primer entrenamiento. Cuando se almuerza viene lo que se llama el sueño pesado de la tarde que ayuda para recargar fuerzas y entrenar fuerte a las 4:00, pero antes íbamos a dormir más de veinte personas en el mismo cuarto y nadábamos en sudor, no habían ventiladores y nos bañábamos constantemente”, rememora Rosas.
Al momento de colocar un pie en la Escuela de Talento, la carta de presentación es un nuevo edificio de dos plantas de color azul y blanco, recién pintado y todavía se siente el olor a nuevo, como cuando un niño desempaca su juguete. En el techo sobresalen los motores de los aires acondicionados y en el lobby brilla una placa pequeña que dice: Casa de la Azul y Blanco, construido por la Federación Nicaragüense de Futbol bajo el programa de desarrollo Forward de la FIFA e inaugurado el 21 de septiembre de 2020. Y a un lado aparece el nombre de Gianni Infantino, presidente de la FIFA y al otro extremo Manuel Quintanilla, presidente de Fenifut.
“Un ahorro de 12 mil dólares a la semana”
A pesar que Quintanilla es el presidente, el rostro más visible de la federación es José María Bermúdez, conocido como Chema en su etapa como futbolista y quien actualmente trabaja como secretario general. Bermúdez es abierto para conversar, no oculta números ni habla en claves; a algunos jugadores no le termina de caer en gracia por la forma directa en la que responde y encara las situaciones. “La Escuela de Talento no se hizo para que albergara a la Selección Nacional como un hotel, el pequeño albergue era para cuando se dieran cursos o para otras selecciones inferiores, pero la situación económica en su momento obligó a hacer eso”, cuenta.
Más adelante empezaron las quejas de los jugadores y publicaron fotos de las lamentables condiciones en las que se encontraban, lo que explotó en los medios de comunicación. “A partir de ahí se reconcentró al equipo en un hotel de la capital y nos cobraban hasta 12 mil dólares a la semana, incluyendo la comida para 35 personas. Esa cantidad de dinero nos estaba mermando demasiado porque nosotros no tenemos ingresos, más allá de lo que nos entrega anualmente la FIFA, que ronda el millón de dólares”, explicó Bermúdez.
En 2018, Fenifut aplicó al programa FIFA Forward, el cual es el mismo Proyecto Gol al que Nicaragua perteneció en la época de Julio Rocha y Joseph Blatter como presidente de FIFA, pero ahora con Infantino al mando. “Nosotros aplicamos con el proyecto de un pequeño hotel y una cancha sintética porque en Diriamba llueve mucho. Se aprobó el proyecto y recibimos también ingenieros de la FIFA. Y ahora tenemos unas instalaciones increíbles de 26 habitaciones, cada cuarto tiene baño, internet; también se hizo un cuarto de videoconferencias”, agregó.
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Según cuenta Bermúdez, el costo del hotel de la Selección Nacional anda alrededor de 390,000 dólares (13.5 millones de córdobas) y la cancha de grama sintética con luces se acerca a los 600,000 dólares (20.8 millones de córdobas). “Todo eso es auditado por FIFA, la empresa que puso la grama en el Estadio Nacional se encargó de la cancha, se llama Stadium Source y tiene su base en Costa Rica, y en el caso del hotel aplicaron 17 empresas a la licitación y la ganó la del ingeniero José Francisco Soto Gómez”, reveló.
Rosas ya tiene una preocupación menos en la cabeza cuando es reconcentrado. “Muchos nos criticaron por las exigencias, pero me alegra que hayan entendido que nosotros no pedíamos lujos, sino las necesidades básicas de todo ser humano”.
Así eran los cuartos donde dormían los jugadores. LAPRENSA/CORTESÍA
Así era la fachada de la Escuela de Talento, LAPRENSA/CORTESÍA
