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Nicaragua, sanciones, Daniel Ortega

¡Qué contraste!

Otra diferencia notable: los policías hechores del atropello contra Floyd fueron inmediatamente arrestados y acusados de homicidio. Posiblemente recibirán muchos años de cárcel.

No deja de asombrar, ante los disturbios de Estados Unidos, la gran diferencia entre la reacción actual de su policía y la exhibida por la nicaragüense en 2018.

La primera ha tenido que vérselas con una multitud inusitadamente violenta. Además de innumerables incendios y saqueos de negocios, al momento de escribir este artículo se reportaban más de 350 policías heridos o golpeados, y un exagente, el capitán David Dorn, asesinado al tratar de proteger el local de un amigo. Solo en la noche del 2 de junio, 47 vehículos de la policía de Nueva York fueron incendiados o dañados severamente. En la misma ciudad, la noche del 4, dos policías fueron baleados y uno apuñalado por la espalda. Sin embargo, ni un solo civil ha caído víctima de disparos policiales.

Es cierto, que días antes, cuatro policías de Minneapolis habían matado con brutalidad a George Floyd, pero tras las protestas ocasionadas por su muerte, la inmensa fuerza policial ha actuado, a lo largo y ancho del país, con extraordinaria mesura.

Lo anterior no deja de ser encomiable en vista de lo que ha tenido que enfrentar.

¿Cómo hubiese reaccionado la policía orteguista? La repuesta no la tenemos que imaginar porque la vivimos a todo color en abril de 2018.

Entonces, una multitud de estudiantes se lanzó a las calles a protestar pacíficamente. No incendiaban negocios ni saqueaban comercios, pero a los dos días de iniciadas las protestas habían sido asesinados 22, entre ellos Alvarito Conrado, de 15 años.

Una semana más tarde eran 76 y centenares de heridos. Hubo entonces incendios de algunos locales del FSLN y las protestas se tornaron más violentas. En defensa propia algunos manifestantes enfrentaron los letales asaltos policiales o parapoliciales con armas caseras. Pero no hubo el asalto y saqueos indiscriminados que hoy asolan a Estados Unidos.

Tras dos meses de protestas los muertos civiles nicaragüenses superaban los 300, muchos de ellos con certeros tiros en la cabeza.

Otra diferencia notable: los policías hechores del atropello contra Floyd fueron inmediatamente arrestados y acusados de homicidio. Posiblemente recibirán muchos años de cárcel.

En Nicaragua, en cambio, ningún policía o civil, a pesar de las numerosas pruebas de brutalidad asesina y torturas, ha sido llevado a los tribunales. Ni uno. La policía norteamericana porta pistolas, bastones o clavas, la nicaragüense porta AK 47, que es un arma de guerra. En Estados Unidos se permite el derecho a la protesta. Aquí se sofocan en ciernes. Allá los medios de difusión critican acremente al presidente, aquí se cierran y se persiguen sus dueños.
Trump ha sido vilipendiado por ofrecer utilizar el ejército, pero no lo ha hecho para detener las protestas pacíficas, sino para proteger a la ciudadanía de la desenfrenada destrucción de propiedades y amenazas a la vida que están perpetrando, sin mucho freno, minorías radicales y comunistoides.

Son pues dos realidades abismalmente distintas: la de una sociedad imperfecta, pero esencialmente libre y democrática, y la de una dictadura primitiva y brutal.

En Nicaragua ningún policía o civil, a pesar de las numerosas pruebas de brutalidad asesina y torturas, ha sido llevado a los tribunales. Ni uno. La policía norteamericana porta pistolas, bastones o clavas, la nicaragüense porta AK 47, que es un arma de guerra. En Estados Unidos se permite el derecho a la protesta. Aquí se sofocan en ciernes.

Allá los medios de difusión critican acremente al presidente, aquí se cierran y se persiguen sus dueños.

El autor es sociólogo e historiador, autor del libro En busca de la Tierra Prometida. Historia de Nicaragua 1492-2019.

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