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¿Cómo nos afecta el “vacío de poder” en Nicaragua en medio de la crisis sanitaria por el Covid-19? Esto dicen los análistas

"Los efectos del modelo vigente instaurado en Nicaragua es el desorden, el vacío de poder. Tenemos estructura de gobierno, pero nada funciona", dijo uno de los expertos consultados

Los analistas políticos y sociólogos, Cirilo Otero y Oscar René Vargas, explicaron que no se trata de la ausencia del dictador Daniel Ortega en una de las peores crisis sanitarias y económicas que ha sufrido Nicaragua lo que determina el vacío de poder, sino la parálisis de todas las instituciones carentes de un plan de respuesta para enfrentar  la pandemia, lo que agrava la incertidumbre de los nicaragüenses con  consecuencias a corto, mediano y largo plazo.

Ortega concentra todo el poder político bajo un modelo  autoritario construido desde que retomó el gobierno en 2007. A través de la destrucción del modelo democrático, compra de voluntades y minando partidariamente al poder Judicial, Electoral y Legislativo, con el fin de que el aparato estatal funcione no en correspondencia a las leyes y transparencia, sino por los intereses políticos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

Otero explicó que esa destrucción del funcionamiento estatal es donde empieza el vacío de poder en el país, donde si bien hay una estructura de gobierno, no hay un mando claro, porque todas las decisiones se concentran en Ortega y su vicepresidenta y esposa, Rosario Murillo. Pero ambos, según el analista, carecen del liderazgo que espera la población ante un agobio social y económico, como el que vive Nicaragua, siendo otro signo de que el país va a la deriva.

El gobierno mantiene una política de importarle poco el impacto de pandemia.
LAPRENSA/ ARCHIVO.

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¿Cómo se entiende el vacío de poder?

¿Cómo se entiende el vacío de poder aún estando un presidente como figura? Otero refirió que en la actual crisis por la pandemia del nuevo coronavirus Covid-19 es en el hecho que en ninguna institución quienes están nombrados como autoridades ejercen su rol, sino que esperan actuar según los designios y deseos de Ortega y Murillo.

“No ejecutan nada de lo que dicta la ley, sino lo que decide él (Ortega). Con el coronavirus, lo lógico es que decrete políticas públicas en el marco de lo que recomiende la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud, pero no lo hace Ortega porque hace su gusto, por arrogancia y porque no le interesa salvar vidas, sino que espera el caos para luego aparecer luego como el salvador”, refirió.

Tras 34 días ausente públicamente, Ortega apareció pero sin un plan concreto para enfrentar la crisis de la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias en la economía. Se espero que entre este miércoles y el jueves 30 de abril, aparezca de nuevo, en el marco de los actos en homenaje al fundador del Frente Sandinista, Tomás Borge. Esa falta de ver liderazgo en momentos críticos es parte del vacío de poder, según Otero y Vargas.

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“La gente sabe que ese ha sido el comportamiento del señor Ortega desde siempre es desaparecer en momentos de crisis y luego reaparece como el gran componedor. En esta última mostró indiferencia total ante la realidad, y vino a hablar babosadas y actuando como un irresponsable”, dijo Otero.

Cuando el dictador apareció finalmente el 15 de abril, luego de 34 días de estar desaparecido, lo hizo sin ideas para enfrentar la crisis sanitaria.
LAPRENSA/ ARCHIVO

El debilitamiento de la figura de Ortega

Vargas por su parte identificó que el vacío de poder se produce también por el debilitamiento de la figura de Ortega como autoridad.

“Cuando no existe esa autoridad, inmediatamente los grupos sociales sometidos tienden a asumir ese rol vacante. La situación está madura para que estalle la fibra de cohesión de una sociedad, y se cuestionen todos los principios que conforman el sistema totalitario”, aseguró Vargas.

Como las decisiones se concentran en Ortega y Murillo, el resto de funcionarios, como los ministros, son incapaces de diseñar e implementar medidas o siquiera presentar opciones a la crisis. “En un vacío de poder, no hay quien se responsabilice de dirigir la administración pública”, dijo Otero. “Nosotros ya estamos en bancarrota. Desde hace varios meses he advertido que esta economía ya colapsó. Aquí hay sobrevivencia por remesas y ciertos negocios que siguen operando, pero ya hay escenarios de hambre”, concluye el sociólogo.

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Los pasos de la destrucción

La destrucción institucional que ha vuelto ineficiente a la estructura del poder Ejecutivo el sociólogo los ejemplifica en la desaparición  del principio del consejo de ministros, que todo gobierno lo requiere para el funcionamiento administrativo del mismo y brindar respuestas en diferentes áreas y en distintos momentos críticos

“El presidente no puede administrar la función pública por sí solo, y por eso se divide en diferentes gabinetes como el social, de soberanía, el económico, donde se toman decisiones y se planifica a futuro el desarrollo de los sectores. Todo eso fue destructurando por Ortega, quedando solo la voluntad de él”, refirió Otero.

La subordinación de las armas

La subordinación directa del jefe del Ejército y de la Policía a la figura del Presidente es otro de los caminos de la destrucción de un gobierno funcional a uno de parálisis, porque todo depende de la voluntad de dos personas que cogobiernan, pero que en la práctica están ausentes de la realidad del país, según los analistas.

Con las reformas al Código Militar en enero del 2014 se estableció que la permanencia del jefe del Ejército en su cargo dependerá del presidente de la República, ya que este tiene la atribución de nombrarlo. Esta reforma hace que el alto mando militar deba obediencia y lealtad a Ortega y no a las leyes.

La línea que prohibía la reelección del jefe del Ejército de Nicaragua en el artículo 8 del Código Militar desapareció con la reforma a esta Ley. Eso le abrió el camino al general Julio César Avilés para ser prorrogado en el cargo, en el que lleva desde 2010 y finalizará en el 2025.

En 2011 fue prorrograda como jefa de la Policía Orteguista, la primer comisionada Aminta Granera con un decreto de Ortega que pasó por encima de  la prohibición que, entonces existía en la Ley Orgánica de la PO. Granera estuvo once años en el cargo, siendo su retiro por la puerta de atrás al heredar una entidad desacreditada y criminal, responsable de la matanza al pueblo que protestó desde abril del 2018.

La Ley Orgánica de la Policía fue reformada en 2014 como parte de un paquete de modificaciones constitucionales, subordinando políticamente al jefe de la PO a Ortega.

El sociólogo Otero refirió otro elemento del vacío del funcionamiento efectivo del Gobierno es como se legisla a través de decretos presidenciales, ratificados evadiendo lo procedimientos de análisis y consultas por la Asamblea Nacional, al estar dominada por setenta diputados del FSLN. El Legislativo lo integran 90 diputados.

“En un país democrático las propuestas de leyes pasan por el Ejecutivo y el Legislativo, sometidos a proceso de discusión con amplios sectores de la sociedad. En Nicaragua los decretos de ley solo los mandan para rubricarlos en la Asamblea”, señaló Otero.

Esos hecho junto con la reelección ilegal y por medio de fraudes electorales de Ortega, desarticulóel funcionamiento del Estado y las normas de carácter democrático, afirmaron los analistas.

“Los efectos del modelo instaurado es el desorden, el vacío de poder. Tenemos estructura de gobierno, pero nada funciona. Todo va solo. En los últimos cinco años había un cogobierno de Ortega y Murillo, pero en los últimos dos parece que el poder lo dirige su mujer, pero solo de la estructura política,  pero no de la cohesión y lógica por lo que la función pública es ineficiente”, refirió Otero.

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Daños en todos los sectores

Los analistas identifican daños en lo económico, social, jurídicos y de derechos humanos como consecuencia de no un régimen preocupado por preservar el poder político, pero que minimiza las consecuencias de la pandemia del Covir-19 y su impacto en la economía nicaragüenses, que enfrenta dos años en recesión debido a la crisis provocada por la represión al pueblo.

Otero refirió que el daño en el aspecto económico se da “porque no somos candidatos a recibir cooperación internacional para la pandemia, porque no seguimos las recomendaciones de prevención”, se minimiza y oculta la magnitud del problema sanitario.

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Se profundiza división de la sociedad

Se profundiza la división de la sociedad porque los que aún siguen en al régimen le creen su discurso de que tiene controlada la situación, mientras que otro sector, que es mayoría, se ve expuesto sin opciones por parte del Estado.

“Se promueve la desobediencia a la lógica y las leyes. Hay gente en la calle que practica la normalidad del régimen andando en la calle, paseando. Mientras otro parte de la población se auto aísla y toma sus propias medidas de prevención, pero todo sin rumbo porque no hay un plan estatal para enfrentar la situación”, indicó Otero.

El también sociólogo Vargas señaló otros factores del desgobierno en que Ortega en su última aparición no se presentó como un líder coherente ante una situación de emergencia, sino que mostró ese vacío, al no tener propuestas ante la crisis sanitaria.

“La negligencia de él para gobernar la gente lo percibe, por eso la gente ha actuado con su propio aislamiento social. Eso nace como un contrapoder social. El aislamiento es no reconocer el poder de Ortega en cuenta a las directrices que han dado. Y la gente lo que hace es su propio poder para respetar su vida”, indicó Vargas.

Ambos analistas coincidieron en que el daño del vacío de un mando gubernamental en la actual crisis es incalculable. Económicamente el país va al despeñadero sin medidas de estímulo que requieren las empresas, lo que generaría más pobreza.

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