El grito de auxilio de nicaragüenses varados en medio de la pandemia por Covid-19 llega desde territorios muy cercanos al país, pero la respuesta del régimen orteguista sigue siendo la misma: silencio. Esta vez, un grupo de unos 200 nicaragüenses en Panamá se han organizado a través de un grupo de WhatsApp y demandan al gobierno de Daniel Ortega que les ayude a volver al país.
Dicho retorno puede ser a través de un vuelo humanitario o vía terrestre, porque se han quedado sin empleo y enfrentan una dura situación económica.
El Gobierno de Panamá decretó desde el pasado 24 de marzo una cuarentena indefinida para detener los casos de contagio por SARS-CoV-2, que ya ha infectado a 4,658 personas. Pese a los programas que se han impulsado para disminuir el impacto de la paralización de las actividades económicas en los más vulnerables, el efecto ha alcanzado a los migrantes nicaragüenses que laboraban limpiando casas, en construcción, jardinería o en pequeñas comiderías, como el caso de Jeniffer Pavón Hernández.
Ella está en Panamá con su esposo, y dos de sus cuatro hijos. Ambos quedaron sin empleo por la situación que atraviesa el país, como efecto de la pandemia y cada mes deben pagar una renta de 200 dólares por la casa donde habitan. Pese a que han recibido apoyo de personas solidarias, a veces hacen solo un tiempo de comida y priorizan la alimentación de sus niños de 6 y 13 años.
Dejaron parte de su familia en Managua y se fueron a Panamá con la perspectiva de buscar mejores oportunidades económicas hace año y medio. Sin embargo, al quedarse sin empleo y no ver una solución temprana a la crisis sanitaria, la mejor opción es volver a Nicaragua.
En la misma situación está José Pérez, quien pidió que así lo identificáramos por temor a represalias. Lleva tres años y medio en el país canalero, trabajaba en una empresa constructora, pero con la llegada del Covid-19 se quedó sin empleo, asegura que varios nicaragüenses están en la misma situación, con la preocupación de no saber cómo pagar los alquileres y cómo mantenerse.
“Muchas familias se han quedado sin trabajo, sin comer, hay muchos que hasta los han corrido de los cuartos”, expresó Pérez, relató que han tratado de contactarse mediante cartas con la Embajada de Nicaragua, pero no han tenido respuestas.
No obstante, este viernes 17 de abril se comunicaron vía telefónica con el embajador de Nicaragua en Panamá, Marvin Ortega Rodríguez, quien, de forma grosera, no dio ningún tipo de asistencia a los nicaragüenses.
“No tengo la obligación de repatriarla. No se equivoque. Los vuelos de regreso usted tiene que contratarlos con Copa, Copa está cobrando 2,600 dólares, usted tiene para pagarlos, compra y se va. No existen vuelos humanitarios”, expresó el funcionario en tono altanero al amparo del dictador.
Esta tónica ha mantenido el régimen orteguista, que contrario a los otros países centroamericanos que han asistido a sus connacionales varados en diferentes partes del mundo, este los ignora. Costa Rica, mediante el trabajo de cancillería, ha permitido el retorno al país de 1,254 costarricenses que permanecían en 67 distintos países. “Que nos hagan una repatriación” demanda el grupo de nicaragüenses en Panamá.
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Abandono de connacionales
Otro grupo de 160 nicaragüenses varados en Islas Caimán sigue solicitando apoyo al Gobierno para que permita ingresar los vuelos de repatriación, que rechazó aduciendo un “cierre indefinido” de fronteras a partir del 17 de abril, pese a que no hay ninguna declaratoria oficial al respecto. Esta acción se contradice con la disposición de permitir que los extranjeros sí ingresen al país.
Asimismo, más de 50 nicaragüenses que trabajaban en El Salvador y se vieron afectados por la paralización que provocó el Covid-19 en el país vecino, estuvieron varados en el puesto fronterizo con Honduras, ya que las autoridades nicaragüenses no les permitían ingresar al país. Extraoficialmente se conoció que los nicaragüenses varados en esa zona desde el pasado sábado ya no se encuentran en el lugar porque ingresaron al país por pasos irregulares.