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“Él me decía que le demostrara mi amor”. La historia de la joven a quien su exnovio le compartió fotos íntimas sin su consentimiento y ahora él enfrenta a la justicia

Ana tenía 16 años cuando fue víctima de un delito que en Nicaragua está penado con cárcel: la propalación, que, en términos sencillos, es la publicación de fotos íntimas de una persona sin su consentimiento

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Al principio, Ana (nombre ficticio) no entendía por qué sus papás llegaron hasta su cama a despertarla la noche de ese 19 de agosto. Desorientada y asustada escuchó algo que tenía que ver con Facebook, una foto suya y comentarios denigrantes. Poco a poco comprendió que sus papás querían una explicación por una fotografía donde ella aparecía en brasier, que circulaba en la red social y de la que ella no tenía idea.

Tenía 16 años y fue víctima de un delito que en Nicaragua está penado con cárcel: la propalación, que, en términos sencillos, es la publicación de fotos íntimas de una persona sin su consentimiento. A partir de ese momento su vida cambió: ha intentado suicidarse al menos tres veces y desarrolló varias enfermedades mentales. Pero también emprendió un camino, en el que aún sigue, en busca de justicia.

Todo empezó en 2014, cuando la joven, ahora de 17 años, inició un noviazgo con Dennis Gabriel Soriano Pérez. La historia de amor se desarrolló bien hasta que cumplieron un año juntos. Él, que en ese momento tenía 15 años, le pidió fotos íntimas. Ella, dos años menor, aceptó y se las mandó.

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“Él me decía ‘demostrame tu amor, comprendeme, mirá que yo te amo’. Y por la confianza que yo le tuve yo se las mandé (la fotos)”, cuenta Ana.

Desde ese momento el fin no tardó en llegar y fue en 2016 cuando Soriano le empezó a exigir a la adolescente que tuvieran relaciones sexuales. Ella siempre se negó y él empezó con los chantajes. Al poco tiempo ella terminó la relación.

Como es costumbre en la mayoría de estos casos, ella pensó que tenía la culpa por los chantajes. “Yo dije: ‘la regué, no debí haber confiado en él’”, narra. Sin embargo, el apoyo de su mamá fue indispensable para el proceso judicial que emprendieron contra Soriano.

En total fueron tres fotografías las que el joven compartió de su exnovia. Antes de que llegara la cuarta, la mamá de la adolescente, sin tener idea de que era un delito, realizó la denuncia.

Sobre la propalación

El artículo 195 del Código Penal, y anexado a la Ley 779 -Ley integral contra la violencia hacia las mujeres-, define la propalación así: “Si las grabaciones, imágenes, comunicaciones o documentos hechos públicos, son de contenido sexual o erótico, aunque hayan sido obtenidos con el consentimiento, la pena será de dos a cuatro años de prisión. Cuando se trate de documentos divulgados por Internet, el juez competente a petición del Ministerio Público o quien esté ejerciendo la acción penal, ordenará el retiro inmediato de los documentos divulgados”.

Es decir, el delito no está en que la persona envíe imágenes íntimas a su pareja, sino que la otra persona las publique sin consentimiento. Sin embargo en la práctica, según expertos, las personas no denuncian por miedo o vergüenza.

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La exfiscal Eilyn Cruz Roja asegura que no existen estadísticas sobre el delito de propalación en Nicaragua. No hay registros del tema e incluso es un término casi desconocido. De hecho, manifiesta Cruz, que en sus más de diez años de trayectoria como fiscal no trabajó en ningún caso de este tipo.

“No es común que lleguen los delitos de propalación (a los tribunales), no es común que interpongan la denuncia. Yo creo que la sociedad está desinformada o muchas veces tienen pena y temor y por eso no ponen la denuncia”, expresa la exfiscal.

De WhatsApp a Facebook

Ana ha sido de las pocas personas que se han atrevido a denunciar. Su exnovio ahora está siendo acusado junto a las jóvenes Luz Ibeth Huete Bermúdez, de 18, y Stephany Alejandra Herrera, de 19 años, por este delito y por lesiones psicológicas leves.

Huete y Herrera llegaron a la historia porque estaban incluidas en un grupo de WhatsApp donde Soriano compartió las fotos de su exnovia. Herrera y Huete tomaron las fotos y las compartieron en perfiles de Facebook.

“Siempre me amenazó y siempre me dijo que si yo no accedía a tener relaciones con él iba a subir las fotos a las redes (sociales), yo nunca le creí porque no pensé que iba a ser capaz de hacer eso porque una relación de dos años y medio me pareció imposible que lo hiciera… yo creo que lo hizo por venganza”, dice Ana.

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La culpa no es de la víctima

Para Elia Palacios, coordinadora de la Asociación de Mujeres Axayacatl, lo importante es que la mujer no se sienta culpable si algo así le pasa. “El agresor tiene nombre y apellido y es importante que lo denunciemos”, dice la activista.

Pero llevarlo a la realidad es más difícil de lo que parece. En el caso de Ana, tras todo lo que le sucedió, la adolescente cambió su forma de ser, afirma. Ya no es la misma joven alegre que una vez fue. Sufre de ansiedad y depresión que le han desencadenados ideas suicidas por burlas y señalamientos de los que ha sido víctima.

“Todo el bullying que yo sufrí fue bien fuerte (…) lo más difícil fueron las burlas, las publicaciones, hasta mi propia familia hablaba de mí”, recuerda la joven.

A pesar de todo el sufrimiento, aún no ha recibido atención psicológica. La Fiscalía le brindó acompañamiento pero ella prefiere la ayuda de organizaciones no gubernamentales que ayudan a mujeres, aunque hasta la fecha no las ha visitado. 

En espera de justicia

Ana se siente decepcionada con el proceso de su juicio, pero aún no pierde las esperanzas de que sean castigados como se debe. “Quiero que se haga justicia. Ya llevo dos años con este caso, un año más ya no lo aguanto”, dice.

Su caso se ventila en el Juzgado Primero Especializado en Violencia, y para el próximo 15 de enero está programada audiencia inicial. Los agresores tienen medidas alternas, lo que significa que disfrutan de su vida normal.

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Crisis empeora la situación

La activista Palacios comenta que el contexto de crisis social que actualmente atraviesa Nicaragua “agudiza el problema” de propalación, por la falta de justicia y desconfianza que generan las entidades públicas, a las que les corresponde velar por los derechos de la mujer.

“Es importante tener un marco jurídico de referencia para exigir la tutela de nuestros derechos pero no solo basta con eso ni con tener infraestructura, sino tener personal capacitado y sensibilizado. El problema se agudiza más por la falta de respuesta que hay y es notoria. La mujer te va a interponer cualquier tipo de denuncia de violencia y no hay una respuesta oportuna y de calidad, más bien están haciendo mediaciones”, señala Palacios.

La activista agrega que lo peor de la situación, es que a pesar de que exista una pena por el delito de propalación, esta no se haga efectiva por la falta de información en las personas. “Las denuncias tienen que ver con la campaña de sensibilización y visualización de los delitos, el delito de propalación es algo que no se habla y muchas jóvenes y mujeres adultas inclusive no lo conocen. Es más, los mismos hombres no saben que están cometiendo un delito, desconocen que es sancionado”.

De acuerdo a una encuesta plasmada en el informe Violencia de género a través de la tecnología, publicado por Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), a raíz de las crisis iniciada en abril de 2018 en el país, la violencia digital hacia las mujeres aumentó de 57.3 a 73.1 por ciento.

La encuesta, realizada a 323 mujeres nicaragüenses, evidenció que Facebook es la primera red social que utilizan los agresores para violentar o amenazar a las mujeres.

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