Dos días de búsqueda tenaz terminaron para el doctor Carlos Neira cuando encontró a su hija Gabriela Patricia Neira y los amigos de ella Walter Lira y Sean Douglas Mairena en la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como el Chipote, según informó a través de un breve comunicado.
No dio mayores explicaciones, pero se puede decir que corrió con suerte. Desde abril, las desapariciones de jóvenes son cada vez más comunes en Nicaragua. Desesperados, sus familiares colocan las fotografías con los nombres de los desaparecidos en las redes sociales. Días después, las personas desaparecidas son encontradas muertas.
La otra opción es que la Policía Orteguista los acusa de “terroristas”. La hija del doctor Neira salió con un grupo de amigos a recrearse la noche del domingo reciente y ese día desaparecieron. Este martes, luego de encontrarla, el médico dijo a un medio de comunicación digital que los jóvenes fueron interceptados por la PO cerca del Club Terraza, al sur de Managua, donde les requisaron el vehículo y sus celulares. Después se los llevaron hasta el Chipote. Desde ese día, los mantuvieron encerrados e incomunicados.
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Al encontrar a los jóvenes, Neira no pudo ser más lacónico en las redes sociales: “Por este medio les informamos que nuestra hija, hermana y amiga Gabriela Patricia Neira Moraga ya está con nosotros en buen estado de salud, así como también sus amigos que se encontraban desaparecidos junto con ella”.
“Queremos agradecer a todos y todas las personas que han brindado su incondicional apoyo para difundir información en las redes sociales y quienes accionaron su red personal de contactos para poder dar con el paradero de Gabriela y sus amigos, los cuales ya se encuentran con sus respectivos familiares y allegados”, añadió Neira.
La “normalidad” y las desapariciones forzadas
Cada una de estas historias evidencian que Nicaragua aún no recupera la “normalidad” que pregona el régimen, peor aún, constituye una grave violación a los derechos humanos, ya que es la autoridad quien se encarga de realizar desapariciones forzadas, explicó la asesora legal de la Comisión Permanente de los Derechos Humanos (CPDH), Carla Sequeira.
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“Estamos hablando de una desaparición forzada por parte de las autoridades estatales… al pasar a una persona de un lugar a otro sin dar la debida información a los familiares, sin darles las debidas explicaciones de ¿dónde se encuentran? ¿Cómo se encuentran? ¿En qué situación se encuentran? ¿Cuál es su situación legal?”, explicó Sequeira.
De igual forma, la abogada señaló que toda persona al ser detenida tiene derecho a hacer una llamada telefónica, a tener un abogado, a no declarar en su contra.
“La normalidad es evidente que no existe en Nicaragua desde el momento en que existe una represión brutal por parte de las autoridades estatales, cuando no se les está permitiendo (a la población) derechos y garantías consagrados en la Constitución Política”, destacó Sequeira.
Desde el pasado 18 de abril, el país vive una rebelión cívica que el Gobierno ha reprimido dejando un saldo entre 322 y 512 muertos, según organismos de derechos humanos.
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El informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) reveló que entre abril y julio desaparecieron entre sesenta y 120 personas en Nicaragua.
Recientemente desapareció el joven Denis Madriz y días después fue encontrado muerto en el Instituto de Medicina Legal.
Aparecieron presos
Otros que desaparecieron el 14 de octubre fueron Alex Isaac Hernández y Marlon Rodolfo Martínez. Y este martes la Policía Orteguista (PO) informó que ambos están detenidos supuestamente por asaltar el bar La Oficina, ubicado en Batahola Sur, Managua.
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A través de un comunicado, se anuncia también que serán remitidos a los juzgados.