Del oasis de paz, como se bautizó a la isla de Ometepe, solo queda el lema en algunos rótulos.
Lo que ahora vive la bella isla y otrora destino turístico del sur de Nicaragua, es un verdadero infierno de persecución, espionaje y tensión, desde que la Policía Orteguista y paramilitares armados llegaron a reprimir las protestas sociales de los isleños que claman democracia.
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Escondidos en los cerros
Según pobladores, activistas sociales y empresarios turísticos que hablaron con LA PRENSA bajo condición de anonimato por razones de seguridad, más de cien pobladores de Ometepe se encuentran huyendo en las montañas isleñas, para no ser secuestrados por paramilitares y policías que vigilan y patrullan la isla con armas de guerra, ahuyentando al poco turismo extranjero que empezaba a llegar a ese destino turístico.
Docenas de policías y paramilitares, con camionetas Hilux y patrullas doble cabina, comenzaron a llegar a la isla la noche del sábado 6 de octubre, luego que los ciudadanos autoconvocados y del Movimiento 19 de Abril de Ometepe convocaran a una carrera ciclística azul y blanco por la libertad de los presos políticos.
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La Policía de Altagracia no contaba con suficientes agentes para impedir el paso de los ciclistas y llamaron a la sede departamental pidiendo refuerzos de Rivas.
Antimotines, tropas de Operaciones Especiales y agentes de inteligencia, junto a paramilitares armados, han desatado una cacería contra todos los isleños que son miembros activos de las protestas contra el Gobierno y a quienes participaron mucho antes en las marchas del movimiento anticanal.
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De acuerdo con uno de los miembros del Movimiento Autoconvocados de Ometepe, los llamados CPC de cada barrio, es decir los soplones locales, han proporcionado a la Policía los nombres de los opositores al Gobierno y los agentes de Ortega patrullan, detienen y persiguen a los denunciados.
Directiva completa de CxL es perseguida
Luis Mejía Selva, presidente departamental de Ciudadanos por la Libertad (CxL) en Rivas, dijo que toda la junta directiva municipal de Altagracia tuvo que salir huyendo por la represión policial, “pues los andan buscando en sus casas y por todos lados”.
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La directiva de CxL de Altagracia la encabeza Gonzalo Díaz, y todos los siete miembros se han refugiado en las montañas isleñas, otros miembros de este partido político han logrado salir de la isla y del país, explicó Mejía.
“Son más de diez miembros de CxL que ya se han ido a refugiar a países vecinos, y otra buena cantidad está huyendo en las montañas de Ometepe. También nos metieron preso a nuestro primer concejal del municipio de Altagracia, Miguel Rosales, y nos están asediando a nuestra gente en los municipios de Potosí, Rivas, Belén, Tola, San Jorge, Moyogalpa y Altagracia, señalándolos de participar en las protestas contra el Gobierno”, lamentó Mejía Selva.
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Hasta el momento se conoce la detención de seis isleños, cuatro secuestrados la madrugada del domingo, y el matrimonio Max Cruz Gutiérrez y Marbely Alemán, los que fueron sacados violentamente de su casa en Altagracia la mañana del lunes 8 de octubre.
Cruz se encuentra internado en un hospital capitalino custodiado por agentes policiales, recuperándose de cuatro balazos, y Marbely sigue secuestrada por la guardia de Ortega.
Patrullan con perros y persiguen lanchas
El nivel de brutalidad de la Policía Orteguista contra los manifestantes llega a niveles de fascismo, al patrullar los cerros y las comunidades rurales con perros y armas de guerra día y noche.
Además, según pobladores de Altagracia y empresarios turísticos, los agentes se valen de drones para escudriñar los cerros en busca de los jóvenes que han huido por miedo a que les disparen como lo hicieron con Max Cruz Gutiérrez, a quien le dieron varios disparos en la pierna.
“Los perros (policía) andan una lista de más de 300 personas, la mayoría chavalos, como sospechosos de ser azul y blanco”, dijo una comerciante local de Altagracia, a quien la Policía le registró el vehículo y buscó su nombre en una lista.
Un pescador de la zona de Altagracia denunció que la Fuerza Naval del Ejército de Nicaragua coopera con las labores represivas de la Policía, ya que agentes usan sus pangas para patrullar las costas en busca de lanchas y botes que de noche sacan a los perseguidos con destino a San Carlos y Rivas, en busca de las fronteras con Costa Rica.