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Carl David Goette-Luciak, el documentalista secuestrado por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua, junto al líder estudiantil Lesther Alemán. LA PRENSA/ TOMADA DE REDES SOCIALES

Mientras oficiales interrogaban a Carl David Goette-Luciak, le preguntaban del paradero de personajes como Lesther Alemán. LA PRENSA/Tomada de redes sociales

El relato de la deportación de Carl David Goette, el periodista expulsado de Nicaragua

El periodista, de origen austriaco-estadounidense, llegó a Washington el mismo lunes que fue deportado, con una maleta con una camisa, dos pantalones y basura que los mismos oficiales de Migración le metieron

Cuando agentes de Migración llegaron a la casa de Carl David Goette-Luciak él no entendía lo que estaba pasando. Lo sacaron descalzo, medio desnudo y lo trasladaron por lugares que no conocía. Lo llevaron a un cuarto en el Aeropuerto Augusto C. Sandino y lo interrogaron por aproximadamente seis horas para posteriormente deportarlo a El Salvador y luego a Estados Unidos. No le explicaron los motivos de la expulsión.

El periodista, de origen austriaco-estadounidense, llegó a Washington el mismo lunes con una maleta con una camisa, dos pantalones y basura que los mismos oficiales de Migración le metieron. Llegó “sin un solo peso”, cuenta. Llevaba tres años viviendo en Nicaragua, por lo que llegar a Estados Unidos es “empezar de cero”. En Nicaragua tenía sus herramientas de trabajo, sus amigos, sus cuadernos y libros, su vida.

Al periodista, quien colaboraba con medios internacionales como The Washington Post y The Guardian, los fanáticos del orteguismo le iniciaron una campaña en las redes sociales en la que lo acusaban de ser agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos. De hecho, en el interrogatorio que los guardias le hicieron en el Aeropuerto de Managua, le mostraron los memes que andaban en las redes sobre él y su supuesto espionaje para el Gobierno de los Estados Unidos.

“Hace tres semanas, los sandinistas publicaron la dirección exacta de mi casa, diciendo que soy agente de la CIA, que llevaba armas a la oposición y estaba trabajando para el MRS (Movimiento Renovador Sandinista)”, relata a LA PRENSA. Para resguardar su seguridad, Goette-Luciak se refugió por dos semanas en un lugar alejado.

Sin embargo, cuenta que “estaba pensando mucho en Ángel Gahona (periodista asesinado durante una cobertura en Bluefields) y yo quería continuar con mi trabajo”. Asegura que pensó que si dejaba de trabajar sería una “victoria” para la represión, por lo que regresó a su casa. Sin embargo ese mismo día ya los policías estaban esperándolo.

No le explicaron los motivos

Durante el interrogatorio en el Aeropuerto, al periodista le llevaron su teléfono para que lo desbloqueara pero él se negó y lo amenazaron con trasladarlo a la cárcel El Chipote para “otro tipo de interrogatorio”. Narra que los oficiales le hacían bromas sobre lo que le harían en El Chipote.

“Me decían por qué escribía noticias falsas sobre el Comandante (Daniel Ortega)”, relata, a lo que él les respondía que leyeran sus trabajos para que se dieran cuenta que él solo escribía sobre lo que estaba pasando y que en sus artículos había “espacio tanto para los sandinistas como para los autoconvocados”.

Aunque no le dieron un motivo exacto de la deportación, le dijeron que no tenía derecho a opinar sobre la situación en el país y que él participaba de las marchas que estaban prohibidas en Nicaragua. Lo interrogaron sobre las personas con las que se mantenía, le preguntaron dónde estaban personajes como Dora María Téllez, Ana Margarita Vijil y Lesther Alemán.

Incluso, los agentes querían obligarlo a firmar un documento de cinco páginas que no le permitían leer. Él se rehusó. Posteriormente lo hicieron firmar su deportación, pero no le dieron chance de leerlo y solo logró apreciar que ponían como motivo participar en marchas ilegales.

El periodista no tiene idea de cuál es su situación legal en este momento, no sabe si podrá regresar al país ya que un oficial le dijo que nunca podría volver y otro le dijo que tenía que esperar dos años. No sabe qué pasó con los equipos de trabajo que tenía en su casa en la Colonia Centroamérica, si los agentes se los llevaron. Los amigos que estaban con él tuvieron que resguardarse por seguridad, porque los agentes les tomaron fotografías a sus documentos de identidad.

Periodismo en riesgo

Goette-Luciak es el segundo periodista/documentalista expulsado del país durante los meses que lleva la crisis sociopolítica iniciada en abril en Nicaragua. La primera fue la documentalista brasileña-estadounidense Emila Mello.

Tras su experiencia, Goette, quien trata de iniciar de cero su vida en Washington, afirma que los periodistas en Nicaragua están viviendo una situación crítica. “El periodismo actual en Nicaragua es un gran riesgo. Lo que me pasó a mí es pequeño a lo que han vivido otros periodistas”, dice.

Sin embargo, asegura que continuará ejerciendo su labor desde donde esté, ya que fue un compromiso que hizo a la memoria del periodista Ángel Gahona, asesinado el 21 de abril mientras cubría las protestas contra Daniel Ortega. “No podemos dejar que estas acciones (lo que él vivió) maten al periodismo, a la verdad”, afirmó.

Este jueves, las organizaciones Article 19, Front Line Defenders, Freedom of the Press Foundation y Reporteros Sin Fronteras emitieron un comunicado en el que instan al Gobierno de Nicaragua a “emprender inmediatamente una investigación independiente y transparente sobre las amenazas de muerte, el acoso y el doxxing (publicación de información personal en Internet, en este caso, la dirección exacta de su domicilio) que sufrió el periodista independiente austríaco-estadounidense Carl David Goette-Luciak debido a su trabajo periodístico en Nicaragua; así como a tomar las medidas necesarias para su protección”.

Las organizaciones aseguran que los ataques que sufrió el periodista austriaco-estadounidense muestran la creciente presión que sufren los periodistas en Nicaragua y afirman que “los ataques a reporteros continúan perpetrándose con toda impunidad” en el país.

Por su lado, un portavoz de The Guardian, uno de los medios para los que colaboraba Goette-Luciak, afirmó que “nos tomamos muy en serio la seguridad de nuestros periodistas, incluidos los profesionales independientes, y nos complace que Carl David esté a salvo. Estamos comprometidos a informar historias importantes que son de interés público y continuaremos informando desde Nicaragua”.

De igual forma, el relator de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Joel Hernández, expresó su preocupación porque el país pueda estar entrando a una cuarta etapa de la represión del régimen y esta vez sea contra los periodistas.

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