La escalada de inseguridad en la ciudad de Masaya obliga a que los comercios cerraran sus puertas, evacuaran sus negocios, la mayoría de sucursales bancarias clausuraran sus operaciones, de forma temporal, y que los pobladores vivan en zozobra.
Atrás quedó la ciudad vibrante, con calles llenas de negocios que anunciaban por medio de autoparlantes las mejores ofertas de la temporada. Ahora, esas mismas calles lucen apagadas, con establecimientos comerciales protegidos por láminas de zinc o cualquier otro material resistente con el que sus propietarios intentan bloquear el acceso de los saqueadores.
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Después que Masaya vivió la primera represión por parte de fuerzas regulares y paramilitares, el jueves 19 de abril, cuando atacaron una marcha pacífica en contra de la reforma a la seguridad social, se desató una ola de saqueos que no ha parado.
Al menos, quince negocios han sido saqueados en Masaya durante estos 45 días que lleva la crisis social en el país. En esa ciudad, la inseguridad alcanzó un pico mayor el viernes, cuando un grupo de personas, más de cien, con los rostros cubiertos, violaron la seguridad y entraron a las instalaciones de la sucursal del Banco de Finanzas (BDF), ubicado en un costado del parque central.
Esa institución bancaria envió un comunicado a este diario, en el que informó que los daños a esa sucursal solo fueron materiales, sin que hubiera el robo de efectivo. Sin embargo, el BDF expresó que debido a la crisis de inseguridad en la ciudad de Masaya, la sede de ese banco será cerrada temporalmente.
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Posteriormente, BAC-Credomatic señaló en un comunicado que también cerraron de forma temporal su sucursal en Masaya, y posteriormente, otras entidades bancarias expresaron lo mismo, tomando en consideración garantizar la seguridad de sus colaboradores y clientes.
Más negocios saqueados
Este viernes, además del banco, que solo reportó daños materiales, también los saqueadores entraron a una casa particular y robaron todo.
Una persona, que solicitó no identificarse, relató que los saqueadores ingresaron por el techo de la casa de dos pisos, levantaron el cielo raso, cruzaron por arriba de un portón de hierro y arrasaron con todos los muebles.
Johana Castillo es familiar de los dueños de una de las tiendas que también quisieron saquear la madrugada de este viernes. Contó a LA PRENSA que, como medida de prevención ante los innumerables robos en Masaya, habían sacado su mercadería y dentro del local solo estaban las estanterías.
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La mayoría de las personas acusa a las turbas sandinistas de ser los causantes de los constantes saqueos en la ciudad, mientras que otros comerciantes aseguran que no saben quiénes son, porque siempre están encapuchados. En lo que sí concuerdan los testimonios es que son numerosos grupos, de 150 a 200 personas, y que andan armados.
Castillo también expresó que “estamos pasando algo crítico en que no podemos hacer nada porque, aunque pagués guarda de seguridad o algo, no se puede con las turbas de la Juventud Sandinista, porque eso son los únicos que andan aquí (…)”. Agregó que ha intentado impedir saqueos, pero su vida ha corrido peligro.
En definitiva, el panorama es desolador. Algunas personas de negocios aledaños al parque central comentaron bajo anonimato que piensan irse del país, porque la situación los ha golpeado.
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“Durante la noche, la tónica ha sido que primero los antimotines tiran bombas lacrimógenas. Después de los enfrentamientos (contra pobladores de Masaya), la luz se va, inician los saqueos, escuchamos que son chavalitos los que andan, y parece que el vandalismo es dirigido porque se preguntan: ¿Y ahora dónde caemos? Tenemos temor de que nos maten, porque a un guarda lo iban a matar en esta zona —el parque central—. Hay niños y ancianos, y ya se metieron a una casa particular. Hay zozobra”, relató una vecina del lugar.
Luis Díaz, cuyo restaurante ha sido saqueado dos veces seguidas, no se explica por qué los han perjudicado. Contó que invirtieron en la ciudad porque creen en su potencial turístico y económico.
No obstante, “hemos decidido cerrar este negocio. Yo solicito a las autoridades que de forma responsable pongan cartas en el asunto. Nosotros ahorita tenemos problemas económicos por las deudas porque los bancos nos están cobrando, el Seguro Social también, porque si no le pagamos nos aplican un tres por ciento (de multa)”, agregó.
Policía No cumplió
El 17 de mayo, el subdirector de la Policía Nacional, comisionado general Ramón Avellán, se comprometió ante un grupo de personas de diversos sectores a patrullar y vigilar la ciudad, exceptuando el barrio Monimbó, como una medida para evitar más saqueos.
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Sin embargo, el comisionado no cumplió su palabra, ya que horas después de haberse comprometido, brindaba información tergiversada a medios oficialistas sobre la situación de la ciudad, ya que nunca aclaró por qué ellos no podían entrar al barrio Monimbó, lo que desencadenó el enojo de los habitantes de ese barrio y repudiaron el acuerdo.
Llaman a paro
Después que Masaya viviera otra represión de fuerzas policiales y paramilitares en el Día de la Madre, la cual cobró la vida de Carlos Díaz, en la icónica placita de Monimbó un grupo de autoconvocados decretó un paro nacional.
Los pobladores llamaron a la desobediencia civil y se autoconvocaron a realizar el paro en sus labores a partir del viernes 1 de junio. Masaya se convierte en la primer ciudad del país en hacer una llamado a un paro autoconvocado ante la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua.
No obstante, la mañana de este viernes, la población trataba de seguir con su rutina, bajo un ambiente de tensión y zozobra por los constantes saqueos a los negocios y el temor a una nueva represión.
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Monimbó ha mantenido su resistencia ante el gobierno del presidente designado Daniel Ortega, desde el 19 de abril, y los pobladores de ese barrio indígena han sostenido en varias ocasiones que no se van a rendir hasta que Ortega y su esposa, Rosario Murillo, salgan del poder de una vez por todas. Algunas personas aseguran que por eso se han ensañado con la ciudad.
Barricadas permanecen
La calle central, que va del parque principal de la ciudad de Masaya hacia La Placita de Monimbó, no ha vuelto a ser la misma desde el 19 de abril.
A lo largo del camino, uno se topa con varias barricadas, al menos tres, todas están dispuestas para resistir un nuevo ataque, tomando en consideración que esa calle ha sido escenario de fuerte represión por parte de fuerzas regulares y paramilitares.
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Las pintas en las paredes de varias casas de ese sector hablan por sí solas: “¡Fuera Ortega! ¡Viva Monimbó! ¡Que se rinda tu madre!”; todas las hizo la población autoconvocada, que también ha marchado en múltiples ocasiones bajo la bandera azul y blanco en rechazo al Gobierno.
Artesanos padecen
Masaya se caracteriza por ser cuna de artesanos, en especial del calzado. Un economista, que solicitó su anonimato por temor a represalias, valoró que los pocos negocios y talleres artesanales que todavía funcionan están trabajando para la comida, porque la producción de artesanías ha bajado aproximadamente hasta en un cincuenta por ciento. “Se está trabajando, pero no a plena capacidad, tal es el caso del calzado que están proveyendo al mercado municipal, y pues de forma general el saqueo los está perjudicando de forma indirecta porque esto genera temor a la gente en ir a comprar al mercado (…)”, dijo.
(Colaboración: Wendy Álvarez)