La represión del régimen orteguista, que desde el 18 de abril hasta ahora ha asesinado a más de 80 personas, es comparable y hasta peor que la practicada por la dictadura somocista en 1979. Con la gran diferencia de que Somoza enfrentaba una insurrección armada y Ortega solo una rebeldía cívica de personas desarmadas.
La represión despiadada perpetrada ayer por antimotines en los alrededores de la Universidad de Ingeniería (UNI) y la UCA, en la que nuestra periodista Ivette Munguía que realizaba su trabajo fue una de las víctimas, ha sido otra muestra de que en ferocidad Ortega no se queda atrás del último de los Somoza.
Tan parecidas son las dictaduras somocista y orteguista que ambas organizaron escuadrones de la muerte para reprimir a la población.
Los escuadrones de la muerte son grupos armados archicriminales, integrados por militares retirados y policías vestidos de civil, y matones reclutados entre la delincuencia común, que asesinan a personas participantes en las protestas sociales y políticas y siembran el terror en las comunidades. Los escuadrones de la muerte actúan de manera independiente o coordinados con los cuerpos de seguridad pública, pero siempre bajo su protección.
Desde el siglo pasado las dictaduras más criminales del mundo organizaron los fatídicos escuadrones de la muerte. En América Latina los más famosos por su extrema crueldad fueron los de las dictaduras militares de Chile, Argentina, Brasil y Uruguay; y en Centroamérica, lLos escuadrones de la muerte de la actualidad cuentan también con el apoyo técnico de individuos sin escrúpulos que actúan en los medios de comunicación y las redes sociales oficialistas, dedicados a difamar y amenazar de muerte a las personas que denuncian como adversarias de la dictadura y participantes en las protestas.os de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Cabe recordar que los escuadrones de la muerte del siglo pasado fueron creados y usados por dictaduras militares de extrema derecha.
Pero ahora que ya no existen las dictaduras ultraderechistas en América Latina, son regímenes dictatoriales de izquierda que se proclaman socialistas —como la dictadura bolivariana o chavista de Nicolás Maduro en Venezuela, y la de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua—, los que han organizado y usan los escuadrones de la muerte para aterrorizar a la gente opositora y la población en general.
Los escuadrones de la muerte de la actualidad cuentan también con el apoyo técnico de individuos sin escrúpulos que actúan en los medios de comunicación y las redes sociales oficialistas, dedicados a difamar y amenazar de muerte a las personas que denuncian como adversarias de la dictadura y participantes en las protestas. Estos terroristas mediáticos amenazan incluso a los obispos de la Iglesia católica, quienes con generosidad sirven de mediadores y testigos en el Diálogo Nacional con la esperanza de encontrar una solución pacífica y democrática a la grave crisis que sufre el país.
Sin embargo, los criminales escuadrones de la muerte que en El Salvador llegaron al extremo de asesinar al arzobispo Óscar Arnulfo Romero, no pudieron impedir la caída de las dictaduras de extrema derecha. Como tampoco en Nicaragua podrán evitar que caiga la dictadura de Ortega y Murillo, que se proclama de izquierda, “socialista y solidaria” y trata de esconder, con un lenguaje hipócrita y falsamente religioso, su verdadera índole diabólica.