Daniel Ortega llegó a la inauguración del Diálogo Nacional que se instaló este miércoles en el Seminario Nacional de Fátima, en Managua, con un impresionante aparato de seguridad que incluyó un aproximado de cuatro motorizados que guiaban la caravana presidencial, custodiado por al menos 21 patrullas incorporadas directamente en su equipo de seguridad. Al menos en cada patrulla, se transportaban cuatro escoltas, lo que suma 84 agentes de seguridad.
Sin embargo, en la parte izquierda de la entrada al seminario, estaban estacionadas seis patrullas y dos buses con antimotines, donde al menos se podían contar un centenar de agentes que eran parte de la custodia de Ortega.
Pero no fue suficiente el exceso de seguridad del mandatario que gobierna el país desde 2007, que minutos antes que abandonara el seminario, dos helicópteros del Ejército sobrevolaron el área por varios minutos.
Le puede interesar: Las frases del inicio del diálogo nacional en Nicaragua
Cabe señalar que cada agente de seguridad que custodia a Daniel Ortega y Rosario Murillo, anda armado con un fusil de guerra soviético conocido como AK-47 y una pistola, además de chalecos antibalas.
Las medidas de seguridad para la protección de Daniel Ortega se aplicaron desde El Carmen (lugar de su residencia) hasta el Seminario Nacional de Fátima (a tres kilómetros de distancia), que se ubica en Linda Vista. Al menos en cada cien metros estaban ubicados entre 8 y 10 policías a bordo de motos y patrullas.
Obsesión y paranoia
Según Roberto Cajina, experto en temas de seguridad, la excesiva fuerza de seguridad de la que se hace acompañar Ortega, hace indiciar “que está paranoico”.
“Ortega está con una obsesión, con una paranoia increíble con su seguridad como que alguien lo va a matar. He sabido que tres veces al día manda a sus escoltas a los manjoles que están en los alrededores de la casa El Carmen (casa de Ortega), para revisar si hay bombas”.
“Pero además, si te estás cubriendo tanto, es porque algo debés”, asegura Cajina, para responder sobre el escandaloso aparato de seguridad del mandatario.
Lea además: Intelectuales del mundo condenan “los asesinatos de los estudiantes” de Nicaragua
Según Cajina, Ortega ha incrementado su seguridad desde el año pasado, no obstante, explica que debido a la crisis que vive el país, en la que la población le pide que abandone el poder, su seguridad ha seguido aumentado.
“De hecho, ahora con la gente en las calles, el temor y la paranoia es mayor, pero al final el mensaje que él mismo transmite es de miedo, realmente de un sicópata. Pero además, hay un sentimiento de culpa (de Ortega), sabe lo que ha hecho y que la gente está en las calles y eso le provoca el temor de que le vayan a cobrar lo que ha hecho y por eso los mecanismos de seguridad”, analizó el experto en temas de seguridad.
Temor y debilidad
Para Elvira Cuadra, experta en seguridad y defensa, si bien es cierto que era necesaria la seguridad por la presencia de personalidades en la instalación del diálogo, esta se aumentó por el temor que el mandatario tiene por la crisis de violencia que ha generado el Gobierno.
“Ese dispositivo yo lo veo como una muestra de temor y debilidad de Ortega porque ante la falta de legitimidad, de confianza, entonces la única fuerza que tiene, precisamente, es la fuerza de la Policía, entonces tenía que dar una imagen de fuerza y por eso utilizó a la Policía”, sostiene Cuadra.
Lea además: Universitarios encaran a Daniel Ortega con la verdad y el dolor por sus muertos
La experta aseguró que ninguna de las personas que participaron en el diálogo representaban un peligro para la vida del mandatario.
“A mí me parece que el dispositivo que estaba más desproporcionado era el dispositivo de Ortega, porque si bien es cierto que en el lugar había personas que desde el punto de vista de Ortega son sus adversarios, estas no representaban ningún peligro físico real”, dijo Cuadra.
Ciudadano agredido por un un policía
El ciudadano Leslie Solís, quien miraba pasar la caravana presidencial cerca de donde se desarrolló la instalación del Diálogo Nacional, fue agredido de un puñetazo por un efectivo de la Policía que era parte de la seguridad presidencial.
“Dejá de estar hablando mierdas aquí. Mejor calmate, hijueputa”, advirtió el violento policía antes de agredir al ciudadano que no intentó defenderse.
Lea además: Canciller anuncia que misión de la CIDH llega este jueves a Nicaragua
El golpe lanzado por el abusivo agente policial lesionó la nariz del ciudadano.
En el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, han sido una constante los múltiples abusos de autoridad y agresiones físicas de agentes de la Policía Nacional contra los ciudadanos, quienes no tienen a donde quejarse. La población se siente en indefensión ante las autoridades que se supone deben garantizar la seguridad de los ciudadanos.
Garantías de la iglesia