Mientras dueños de pulperías y buseros del sector de Nueva Vida, Ciudad Sandino buscaban ayuda para evitar que grupos de vagos provocaran el caos, al igual que en otras partes del país, la Policía de ese sector alegaba que no contaba con personal para impedir el vandalismo. Todos habían sido trasladados a Managua para apoyar la represión. Ese día fue asesinado de forma atroz el joven Carlos Antonio Flores Ríos.
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Era el 22 de abril, Flores cumplía 19 años, pero aún así salió de su casa con otros amigos con la intención de apoyar a los buseros de la ruta 113 y a los pulperos del lugar que habían sido amenazados “por los vagos de la primera etapa” con quemarles la terminal, recuerda su madre Gioconda del Carmen Ríos Silva. Y aunque al lugar llegaron pocos policías dijeron que habían sido enviados a ver lo que pasaba.
En poco tiempo, refiere Ríos se juntó un grupo de ciudadanos que lograron sacarlos pero poco después los pandilleros que estaban armados, capturaron al muchacho y lo arrastraron a zanjón y luego a una casa donde la madre supo tiempo después fue torturado durante tres horas.
Ríos conoció posteriormente por algunos vecinos que el grupo que asesinó a su hijo llegó a advertirles que sacaran el cuerpo en 25 minutos, porque ya habían mandado a comprar combustible para pegarle fuego.
La mujer conoció por vecinos que llamaron a la Policía pero dijeron que no había policías, que a los que estaban cerca les pidieron auxilio para que intervinieran pero estos dijeron que ellos estaban desarmados y que a ellos los habían mandado a ver que estaba pasando en el barrio.
“Eso fue atroz”, comentó la madre quien explicó que el cuerpo de su hijo presentaba tres machetazos en la cabeza y cortaduras en diferentes partes del cuerpo, “iba de viaje degollado, sus manitas todo picadas, tres de los dedos de una de las manos se las cortaron y hasta me le cortaron el miembro”.
Ríos fue una de las siete personas que con acompañamiento de la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), presentó una denuncia en el Ministerio Público, en este caso ella asegura que denunció a la Policía por negligencia, “porque nunca se presentó, no hicieron caso al llamado”.
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El asesor legal de la CPDH, Pablo Cuevas, dijo que la Policía de Ciudad Sandino incurrió en delito de omisión y aunque la madre no está muy clara de las circunstancias en que ocurrió el crimen hay personas que pueden apoyar y debido a que la Policía no le tomó denuncia a la madre de la víctima fue que esa organización la acompañó a presentarla ante la Fiscalía. Cuevas dijo que las personas que explicaron los hechos habían dos miembros de la brigada especial y otros dos azul celeste, ante la solicitud de apoyo dijeron que no podía hacer nada, ese “es delito por omisión”.
No era delincuente
La mujer aclaró que su hijo no era ningún delincuente como han pretendido desacreditarlo ya muerto a través de las redes sociales. “Era un chavalo sano que no se metía con nadie”, aseguró Ríos.
La mujer refirió que igual que ha pasado con otros casos les hicieron firmar un papel que ellos pensaban que se trataba que se trataba del acta de defunción que les estaban extendiendo para sepultarlo pero el mismo fue para decir que desistían de presentar denuncia.
El jueves la Policía buscó a Ríos para realizar la reconstrucción del crimen del cual dijo los vecinos saben los apodos de dos de los sospechosos que están prófugos.