Este 25 de febrero se cumplieron 28 años de las elecciones de 1990 que dieron paso a la democracia en Nicaragua con la victoria de la Unión Nacional Opositora (UNO) —que llevó a la Presidencia a Violeta Barrios de Chamorro—, y a la derrota de Daniel Ortega y el FSLN.
Este domingo, en un conversatorio entre personalidades que fueron partícipes de la UNO, se concluyó que en la Nicaragua actual se repite el reto de hace 28 años, como es lograr la unidad de los partidos “de verdadera oposición” y las organizaciones de la sociedad civil para exigir elecciones libres y transparentes que permitan el restablecimiento de la democracia.
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Luis Fley o comandante Johnson y Bernardo Pastora, exmiembros de la resistencia; Benjamín Lugo, quien fue funcionario del Gobierno de los noventa y el exembajador en Alemania, José Dávila, destacaron cómo las elecciones de hace casi tres décadas significaron el principio del camino democrático en Nicaragua. Pero también lamentaron que al no haberse sostenido esa unidad de las diferentes facciones opositoras, se le facilitara el retorno a Ortega al poder en el 2006, al cual se ha aferrado mediante fraudes electorales.
Fley recordó que “hubo mucho sacrificio” para concretar la coalición de los 14 partidos de diferentes ideologías políticas en la UNO y ganar las elecciones del 25 de febrero de 1990.
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¿Por qué funcionó la UNO?
“La revolución que el sandinismo vendía para esos días se había convertido en símbolo de hambre y miseria (por la guerra civil y la crisis económica). Pero ¿por qué funcionó la UNO? Porque la gente que la integraba no tenía ‘cola’ como los que están en los partidos que hoy se dicen opositores”, afirmó Fley.
A Ortega se le señala de imponer una nueva dictadura y asegurar su sucesión familiar con la designación como vicepresidenta de su esposa Rosario Murillo.
Los exmiembros de la UNO ven difícil repetir la hazaña histórica del noventa de ganarle al orteguismo por medio de los comicios mientras los partidos y grupos opositores “sean vistos por la gente como zancudos y corruptos”, dijo Fley.
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Ortega retornó al Gobierno en 2007 y lleva tres períodos consecutivos gracias a que controla todos los poderes del Estado que le han permitido cometer fraudes electorales.
Lugo, miembro del Movimiento por Nicaragua, afirmó que Ortega ha fortalecido su régimen gracias al pacto político con el expresidente y caudillo del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Arnoldo Alemán, que se concretó con las reformas constitucionales del año 2000, donde se estableció que un candidato podía ganar mediante la obtención de al menos el 35 por ciento de los votos, si había cinco puntos de margen sobre el segundo candidato más votado. Ortega ganó las elecciones de 2006 con 38 por ciento de los votos.
Nicaragua sufrió la traición por la corrupción del gobierno de Arnoldo Alemán y el pacto que hizo con Ortega, que permitió el desmantelamiento de la institucionalidad y ha dado fortaleza al actual régimen”. Benjamín Lugo, miembro del Movimiento por Nicaragua.
El exembajador Dávila afirma que el 2018 “es crucial” porque debe conseguirse que se reforme la Ley Electoral para que haya reglas transparentes en los futuros comicios.
“Hay que encauzar la democracia y tenemos que hacerlo este año. Lo que nos conviene es hacer un verdadero entendimiento entre organizaciones civiles y partidos, pero no alrededor de unas siglas ni de un caudillo, sino de una causa igual que en el noventa, demandando elecciones libres y honestas”, afirmó Dávila.