El domingo el pastor de Bethany en su prédica habló de aquello que los antiguos griegos llamaban arete. De inmediato pensé en la etimología de esta palabra y si tendría relación con el arete o pendiente que usamos en las orejas.
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Aretē o arete
Así que busqué información y resulta que areté (en griego αρετή), palabra aguda, es uno de los conceptos esenciales de la Antigua Grecia, aunque no es fácil definir con exactitud, en su forma más elemental, la areté es la “excelencia”; su raíz etimológica es la misma que la de αριστος (aristós, ‘mejor’), que designa el cumplimiento acabado del propósito o función de algo.
Podemos señalar que estaba vinculado en especial con la valentía y destreza en el combate, como el héroe griego clásico Alquiles, quien prefiere morir en combate.
Recordemos que la aristocracia guerrera era la clase con mayor poder. Y este personaje era además, un semidiós, que solo era vulnerable en su talón.
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Aunque su uso para objetos inanimados es raro, en la Grecia antigua podía hablarse de la areté de un soldado, de una nave, un animal o un combate.
Su relación con virtud se da en los siglos V y IV a.C., al incluir cualidades como la magnanimidad, la templanza o la justicia.
Adquirir la areté era el propósito de la educación: capacidad para pensar, hablar y obrar con éxito. Como podemos ver, nos referimos a la excelencia.
Después de este análisis podemos concluir que areté no se relaciona con el arete o pendiente, que es un arito de cualquier metal, como el oro o la plata que se usa como ornamento, tiene un extremo que entra en una perforación en el lóbulo de la oreja.
La palabra arete viene del sustantivo “aro” y del sufijo “ete” que indica despectivo o diminutivo.