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Bitcoin: el dinero mágico

Bitcoin es la moneda digital más fuerte del mundo. Creada en 2009, muchos entusiastas tecnológicos auguran que será el dinero del futuro

Robert Silva se toma unas cervezas en el Bestie Bar, en el corazón de Vancouver. A través de WhatsApp le envía videos y fotos a un primo en Nicaragua. Silva ya lleva un tiempo en la barra y ha dejado de escribirse con su familiar. Pide la cuenta pero el mesero le contesta:

—No se preocupe, señor. Esa cerveza que se tomó ya la pagó su primo.
—Gracias.

Esa fue una transacción simple. Rápida. En cuestión de segundos ocurrió una transferencia de valor entre una persona en Nicaragua y un bar en Canadá. No es calificada como remesa ni como transferencia monetaria entre países. Es un simple intercambio de dinero sin necesidad de una institución financiera intermediaria.

El medio de pago que se utilizó se llama bitcoin, moneda digital con mayor valor y aceptación en el mundo, cuyo pago de la cerveza a distancia es tan solo una de sus opciones.

Bitcoin funciona como moneda y como red de pago. Por ejemplo, el dólar es una moneda, mientras que PayPal es una red de pago. Bitcoin tiene ambas opciones. Es por eso que muchos expertos digitales lo califican como “dinero mágico” y el mayor invento de la ciencia monetaria desde el patrón oro, creado por Isaac Newton.

La cerveza que, digamos, cuesta unos 10 dólares, al final costó 13.5, sumando el impuesto de transferencia de la red. Esos mismos 2.5 dólares de impuestos se hubieran pagado de la misma forma aunque en lugar de una cerveza, el primo de Nicaragua hubiera cancelado una cuenta de cien, mil o diez mil dólares. Cualquier cantidad por el mismo precio y con la facilidad de utilizar una aplicación del celular.

Estas transferencias a bajos costos pueden ser ilimitadas. Desde el intercambio de valor de forma legal para mejorar el desarrollo de la producción, impulsar un negocio, invertir en el mercado bursátil, o simplemente guardar el dinero en el nuevo oro digital, hasta utilizar el bitcoin para financiar el terrorismo, el narcotráfico, lavar dinero y la compra ilegal de armas.

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Jonathan Rogeist, inversionista holandés e informático, dice que el bitcoin es como una carretera nueva, que para algunos puede servir para mejorar la economía de un país, y para otros puede ser utilizada para escapar o transportar armas y drogas.

En Nicaragua ya existen tiendas y hoteles donde se acepta el pago con esta moneda, aunque el Gobierno todavía no se ha pronunciado y no se sabe si optará por legalizarla o la perseguirá a como ocurre en países como Venezuela.

Los usuarios nicaragüenses, sin embargo, son pocos pero ya se están dedicando a especular en el mercado de valores, elaborar estructuras de negocios piramidales, mientras que unos cuantos se comienzan a “minar”, es decir ofrecer sus procesadores para crear bitcoins, similar a lo que hacen los mineros que buscan oro, con la diferencia de que estos lo hacen de forma digital.

Para los expertos financieros consultados por La Prensa, el futuro del bitcoin es incierto y no forma parte de la agenda económica de los países desarrollados. Para otros entusiastas del desarrollo digital, esta moneda no solo es el futuro del dinero, sino que la tecnología con la que camina, Blockchain, es el gran invento de este siglo.

Monedas digitales

El mundo de las monedas digitales inició en 2008, con la publicación de un documento de nueve páginas en un portal de internet. El artículo de investigación llamado Lista de Correo Criptográfica, explicaba los fundamentos del protocolo bitcoin.

Un año más tarde, un grupo de desarrolladores y hackers creó una plataforma abierta, conocida hoy en día como blockchain (cadena de bloque), la tecnología que utiliza bitcoin y que es catalogada como uno de los mejores inventos del mundo.

El creador de esta tecnología se firmó bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, cuyo rostro nunca ha sido descubierto y existen diversas teorías sobre su verdadera identidad. Algunos dicen que es japonés, inglés, estadounidense, o es el seudónimo de un grupo de desarrolladores digitales.

El principio de Nakamoto era crear una moneda descentralizada: que no estuviera sujeta a una institución financiera y que quedara en poder de los usuarios. La idea era producir una moneda que fuera escasa, y por lo tanto que adquiriera mayor valor con el tiempo. Para ello se fijó que solo se producirían 21 millones de bitcoins, y estos serían concebidos por una red de procesadores voluntarios en todo el mundo. A esto es lo que se le llama “minado” de bitcoins.

Denis Cáceres, miembro de Co-Labora, una comunidad de coworking, explica que el minado funciona porque el bitcoin trabaja con una red abierta, esto quiere decir que cualquier persona en el mundo puede prestar sus procesadores para garantizar todas las transacciones y así funcionar como un registro contable.

Los miles de procesadores solucionan problemas matemáticos y crean nuevos bitcoins. El sistema es fácil de usar y los mineros digitales reciben un pago en esta moneda.

El minado, como negocio, tuvo un mayor auge a finales de 2010. A partir de ese momento, mientras más personas compraban bitcoins e incrementaban su valor, en varios países como China y Venezuela se crearon centros de minados, por el bajo costo de la energía eléctrica en estos países.

“En la medida que se va generando bitcoin, el nivel de esfuerzo va aumentando, y en la medida que aumenta la tecnología, el nivel de procesamiento va aumentando. Cuando se van sumando computadoras, la cadena de bloque es más compleja para generar bitcoins”, explica Cáceres, quien asegura que el minado ya ha dejado de ser una opción para obtener ganancias.

Cuando el bitcoin empezó en 2009, el precio de cada uno era de 0.003 dólares. En agosto de este año, alcanzó su máximo histórico: 5 mil dólares la unidad.

Al inicio era una moneda usada por la comunidad hacker. Sin embargo, a mediados de 2010, varios grupos la empezaron a utilizar para actividades ilegales de la deep web (web profunda). “El bitcoin empieza hacerse famoso porque hubo varios grupos del crimen organizado que lo utilizaban para vender drogas y ahí es donde empieza a tener más auge”, agrega.

Tiempo después estas páginas fueron intervenidas y el negocio ilegal fue clausurado. Varios inversionistas de la bolsa de valores se empezaron a interesar y crearon un marco legal para regularla un poco. Fue en ese momento que más personas se metieron y esto dio lugar a que la actividad se desarrollara: en comprar bitcoins para ahorrar, invertir o iniciar el minado.

Inversionistas

Cada vez que compra una cajetilla de cigarrillos, Jonathan Rogeist piensa que ese dinero podría transformarse en miles de dólares. Desde hace siete años, cuando descubrió el bitcoin, todo el dinero que ahorra lo invierte en esta moneda digital. Empezó con seis mil dólares y ahora su inversión asciende a más cien mil dólares.

Rogeist es un holandés que desde hace diez años vive en Nicaragua. Junto con su esposa, Roslyn Winslet, una australiana alta y sonriente, fundaron un hotel ecológico en la isla de Ometepe. En 2013 inauguraron otro establecimiento similar que se llama Xalli.

“Ometepe, playa y hotel”, se lee en la página web de Xalli, donde se ofrecen servicios de habitación, restaurante, tours y otras actividades. Desde 2014, un año después de inaugurado, además de poder reservar con tarjetas de crédito o débito, también se puede pagar con bitcoin.

Richard Branson, fundador de Virgin Mobile. LA PRENSA/ ARCHIVO

Rogeist dice que en promedio reciben dos pagos anuales en esta moneda y que en los próximos meses también abrirán una casa de huéspedes en Ometepe, donde aceptarán este pago. “Sabemos que casi nadie sabe de esta moneda, pero nosotros queremos ofrecer a nuestros clientes esta opción de pago y no nos cuesta nada”, dice.

La pasión de Rogeist es la Informática, a pesar de que estudió Administración de Empresas. De ahí fue que inició su curiosidad por el bitcoin y cuando lo descubrió le pareció un invento revolucionario.

“El bitcoin es un sistema poderoso y global. Libre de censura. Yo viví un tiempo en Sudáfrica, donde había dictaduras y políticos que tenían todo el poder. Sabemos que el poder corrompe, pero la matemática no se puede corromper. Entonces nosotros ponemos toda nuestra fe en las matemáticas, la criptología y la ciencia”, dice Rogeist.

Denis Cáceres explica que estos inversionistas extranjeros podrían entrar dentro del grupo de personas que creen en el bitcoin desde el punto de vista utópico y “evangelizador”, que miran en ella una moneda libre de bancos e instituciones que la controlen. Por otro lado, está el grupo que utiliza el bitcoin para especular y al final son los que le han dado vida a la moneda.

En San Juan del Sur ya se han realizado compras de casas a través de esta moneda. En esa misma bahía existen varios hoteles que la están aceptando, y hay personas, especialmente trabajadores de los bancos, que están moviendo mucho dinero en el mercado de valores, según confirmaron varias personas consultadas para este reportaje.

En YouTube se pueden ver los videos de Sebas Marti, un youtuber nicaragüense que se dedica a explicar cómo funciona un negocio piramidal con bitcoin. Marti tiene videos en los cuales demuestra cómo se retira dinero de los cajeros automáticos, utilizando una tarjeta de débito internacional.

Cáceres advierte que cualquier negocio que ofrezca más del dos por ciento de rendimiento diario posiblemente sea una estafa. “Las personas que se están metiendo a hacer negocios con el bitcoin, deben informarse y entender bien, para evitar ser estafadas”.

Jonathan y Roslyn, sin embargo, guardan el bitcoin como que si fuera oro. “Apostamos a que vamos a tener crecimiento. Nosotros lo ahorramos, pero hay personas que lo pueden utilizar para comprar en Amazon, Xpedia o pagar pasajes de avión y hoteles”, dice Rogeist.


Nuevos millonarios

En 2009, cuando se creó el bitcoin, el joven estudiante noruego Kristoffer Koch compró 27 dólares en bitcoin. En 2013 los cambió por 885,520 dólares.

La primera transacción de bitcoin en 2009 fue la compra de una pizza, la cual costó 10 mil bitcoin, ya que entonces cada bitcoin valía 0.003 centavos de dólar. Esa transacción luego tendría un valor de 12 millones de dólares. La pizza más cara del mundo.

James Howells olvidó que guardaba 7,500 bitcoins en un disco duro. Cuando limpió su casa decidió tirarlo por error. Actualmente ese disco duro tendría un valor de 7.3 millones de dólares.

Erik Finman,de 16 años de edad, invirtió mil dólares en bitcoins que le regaló su abuela. Luego los cambió por más de un millón de dólares.

Raúl Amador, especialista en mercados internacionales. Foto: Archivo.

Mario Arana, expresidente del Banco Central de Nicaragua. Foto: Archivo


Del trueque al bitcoin

Denis Cáceres, fundador de Co-Labora, muestra su billetera electrónica, donde ahorra bitcoins.
Denis Cáceres, fundador de Co-Labora, muestra su billetera electrónica, donde ahorra bitcoins.

Para entender el origen del dinero hay que remontarse a la prehistoria. Para que nuestros antepasados pudieran obtener los productos que necesitaban, se creó un sistema de intercambio de mercancías en exceso llamado “trueque”. Sin embargo, resultó ser poco práctico porque se desconocía el valor de los productos que intercambiaban.

Fue entonces que nació el dinero mercancía. Durante siglos se utilizaron productos que sirvieran como registros contables de las deudas y que tuvieran un valor de uso. Por mucho tiempo se usó la sal (de ahí viene la palabra salario), el cacao, el ganado y el arroz.

Ya en el siglo VI se empezaron a acuñar las primeras monedas y metales preciosos. Estas monedas eran dinero legítimo, ya que valían por su contenido en metales preciosos. Siglos después se crearon los bancos, quienes resguardaban en sus bóvedas el oro, a cambio de un interés, y emitieron billetes en papel que representaban el depósito de oro. A esto se le conoce como “patrón oro”, que definió Isaac Newton en 1717.

Se supone que ese sistema sigue vigente, a más de tres siglos de haberlo creado. Sin embargo, lo que ha ocurrido en la práctica es que el dinero actual se le conoce como fiduciario. Esto quiere decir que no representa su cantidad en oro, ya que los bancos han emitido billetes sin este respaldo y han devaluado a la moneda.

El dinero actual, fiduciario, se utiliza porque los gobiernos lo respaldan y respetan para realizar transacciones. Lo que ocurre con las monedas digitales, explica Denis Cáceres, es que en esta era tecnológica el valor subjetivo que se le daba al oro y la plata ahora se ha trasladado a las plataformas web.

“La gente confía en el mundo digital. Y lo cierto es que los millonarios más grandes y empresas más fuertes son del mundo digital, como Facebook, Google. Entonces ese valor del oro se ha trasladado a la tecnología”, dice Cáceres.

Por sus características el bitcoin debería de ser el dinero perfecto. Todas las monedas que se han creado a lo largo del tiempo buscan siempre los mismos requisitos: que sea escasa, divisible, transportable, durable, reconocible y global.

Los expertos dicen que el bitcoin es la más escasa porque solo se crearán 21 millones. Es la más divisible porque se puede dividir en céntimos. Es transportable porque se puede cargar en una aplicación de celular. Y además es durable y global porque la tecnología está diseñada para que no deje de funcionar y se puedan hacer transacciones en cualquier parte del mundo.

Raúl Amador, especialista en Mercados Internacionales del grupo Invercasa, considera que es una tecnología disruptiva para el sector financiero, por lo que hay que ponerle el ojo. Por ejemplo, con esta tecnología los bancos e intermediarios de transacciones, podrían volverse obsoletos.

“El ‘fintech’, a como se conoce la tecnología financiera, es algo que viene. Las bitcoins podrían ser el principio de un cambio trascendental en la industria financiera. Ahorita es muy prematuro para decirlo, pero no es algo que se debe descartar”, dice Amador.

Con todo y que es un sistema que está empezando, las monedas digitales han movido 160 mil millones de dólares en ocho años de existencia. Esa cantidad es 12 veces el Producto Interno Bruto de Nicaragua.
Roslyn Winslet, inversionista extranjera, se llena los ojos de alegría cuando dice que si el cinco por ciento de la población mundial empezara a utilizar bitcoin, el valor de estos ascendería a 25 mil dólares la unidad, por lo que se cree que en un futuro cueste cien mil dólares cada bitcoin.

El expresidente del Banco Central de Nicaragua, Mario Arana, es menos optimista. Él considera que esta red de monedas digitales es bien reducida y eso le quita mucho poder en la industria financiera. “Este es un experimento que algunas personas utilizan, pero tiene un entorno complicado para competir por ser una moneda global”, agrega.

El economista asegura que el bitcoin no es un tema de discusión en los debates financieros a nivel mundial. “El bitcoin, si bien es una realidad, todavía no representa un impacto por el nivel reducido de usuarios que tiene. Sirve en un mercado, pero no creo que ahorita se vaya a convertir en la moneda de uso mundial”.

Amador considera que mientras no exista regulación es poco probable que se vaya a establecer el bitcoin y por esta razón cree que es muy difícil que entre en el sistema nicaragüense. “Para que sea establecido primero hay que romper con las barreras culturales y tecnológicas del país”, dice Amador.

Los expertos consultados consideran que en definitiva el bitcoin es una amenaza para la industria bancaria, pero que todavía es muy prematuro para saber su impacto.

A nivel internacional los vientos soplan a favor de las monedas digitales. Japón y Corea del Sur ya legalizaron el bitcoin. Mientras que India y Rusia anunciaron que están trabajando para digitalizar su moneda. Y en la novena cumbre de Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), economías emergentes, ya hablaron sobre buscar una moneda digital en común.

Jonathan Rogeist compara el inicio del bitcoin con el del internet: hace más de veinte años existía pero las personas no le entendían ni se imaginaban que existirían las aplicaciones, redes sociales y programas que han revolucionado varias profesiones. “El bitcoin apenas tiene ocho años. Lo que está claro es que los países que se queden más cerrados a utilizar esta tecnología son los que perderán más”, dice Rogeist.

 

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