El sacerdote Juan Bautista Peguero de la Rosa, considerado el “santo” de Villanueva, Chinandega, murió el sábado y será sepultado este domingo en la capilla del Santísimo. Con más de 100 años de edad, el cura era originario del Ceibo, República Dominicana.
Los pobladores le llamaban con cariño “Padre Peguerito”. Daniel Reyes, vecino dela pulpería Santa Fe, indica que era un hombre que se despojaba de toda cuanto cargaba, hasta de su dinero para favorecer a quien lo necesitara.
“Predicaba con la verdad, era todo un personaje que conformó grupos pastorales como los jóvenes, de la familia, hijas de María, Carmelitas y Franciscanas. Era grandioso, su tesoro material era una maleta de mano con ropa, sotana, el sombrerito y sandalias”, menciona Juan Fernando Gómez, alcalde de Villanueva, quien dispuso de toldos para las noches de vela toda la semana y las honras fúnebres.
Los grupos pastorales atendieron con alimentos y bebidas a quienes asistieron a los homenajes y honras fúnebres este fin de semana con la coordinación del párroco Daniel Ibarra.
Trayectoria
Peguero de la Rosa fue ordenado sacerdote en 1967, en 1968 llego a Villanueva y posteriormente se trasladó a Posoltega, Chinandega, donde es reconocida su labor desde el templo Jesús de Nazaret.
Desde mayo de 1978 pastoreaba a los católicos de la región norte de Chinandega desde el templo Inmaculada Concepción de María. “La Catedral del Norte”.
En sus giras viajaba en bús y mulas, y siempra andaba con botas de hule, un sombrerito de color negro y un megáfono.
“Era un santo” es el testimonio de lugareños. Las familias que estuvieran en vela todas las noches anteriores a la partida del religioso expresaban las alegrías, emociones, consejos y gran espiritualidad del sacerdote. Cuando se le consultaba de su familia en República Dominicana el presbítero sonreía y decía que su familia estaba en Villanueva.