Román “Chocolatito” González detuvo la balanza en 115.8 libras, después del intenso trabajo al que se sometió este martes por la tarde en Nueva York, para su combate del próximo sábado 18 de marzo ante el tailandés Srisaket Sor Rungvisai.
En las entrañas de este friolenta ciudad está el gimnasio Méndez, un sitio modesto pero con todas las facilidades necesarias para adiestrarse. Su fachada parece una oficina de esas que abundan en la Gran Manzana, pero lo mejor es que adentro hace calor.
Y el “Chocolatito” González sacó provecho de ello para sudar copiosamente, durante la segunda sesión de entrenamientos realizada por el pugilista pinolero, que expondrá su corona mundial de las 115 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
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González golpeó el saco, castigó la pera y volvió a saltar sobre una cuerda, mientras su entrenador Wilmer Hernández, le recordaba que está prohibido recibir golpes y terminar con los ojos inflamados, justo como acabó ante Carlos Cuadras en septiembre pasado.
“Es lógico que va a recibir golpes. Para pegarle a tu rival tenés que acercarte y te van a dar, pero la idea es tratar de reducir el castigo e incrementar el golpeo al oponente. Eso es el boxeo”, explica Hernández, siempre agitando al “Chocolatito” y al ambiente.
El “Chocolatito”, quien se mide a Rungvisai, exdueño del título que ahora ostenta él, trabajó sin parar por más de dos horas y como de costumbre, da la impresión que se cae en el próximo trote, pero de súbito tiene más energía y continúa sin detenerse.
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“Pesó 115.8 libras”, dijo a los periodista el apoderado del “Chocolatito”, doctor Carlos Blandón, tras concluir su faena en el gimnasio.
Su papá pronostica nocaut
“Para mí Román va a noquear”, se atreve a decir su padre Luis González Rojas, quien forma parte del grupo de trabajo de Román. “No es porque sea mi hijo, pero es que él está bien preparado. Pienso que se lo va a despechar de ahí por el cuarto round”.
Lo que pasará vamos a descubrirlo el sábado, pero lo cierto es que el ambiente poco a poco se ha calentado, incluso en este frío Nueva York, donde más gente busca al púgil nica para tomar un pedazo de él y se refieren con respeto a su rival tailandés.