Star Wars se prepara para entrar la semana que viene en una nueva era con el estreno de El despertar de la fuerza, causante de la fiebre que millones de fans en todo el mundo padecen por saber cómo sigue la saga.
Disney, propietaria de los derechos de la saga, ha manejado con mucha inteligencia el secretismo que impuso sobre el film, logrando mantener siempre las expectativas y la ansiedad. Solo se sabe que el Episodio VII, encargado de inaugurar la tercera trilogía, está ambientado unos 30 años después de El regreso del Jedi (1983).
El estudio encomendó la tarea de continuar la odisea espacial creada por George Lucas a finales de los 70 a J.J. Abrams, uno de los cineastas que mejor maneja los efectos especiales. El director de cine sintió la necesidad de “ir hacia atrás para poder avanzar” la historia, según reconoció hace unos días durante un encuentro con periodistas. Tal vez por eso quiso unir sus ideas a las de Lawrence Kasdan, guionista de El imperio contraatacta (1980) y El regreso del Jedi.
Ambos decidieron revivir los personajes más míticos para tender un puente hacia el futuro. Así es como Harrison Ford volvió a ponerse el traje de Han Solo y Carrie Fisher reencarnó a la princesa Leia.