La población Evangélica en Nicaragua representa el 36 por ciento y es un voto importante y decisivo en una contienda electoral, según las encuestas. En ese contexto el sociólogo Manuel Ortega Hegg, experto en estudios socio políticos y religiosos, asegura que el electorado evangélico sería decisivo para elegir un candidato, si en Nicaragua se tuviera un árbitro electoral confiable.
“Si tuviéramos un árbitro electoral confiable que realmente nos dé cual es la voluntad de los ciudadanos a través del voto, yo pienso que el voto evangélico puede ser decisivo porque estamos hablando que tenemos un 36 por ciento de esa población”, afirma Ortega Hegg.
A criterio del pastor Saturnino Cerrato, aspirante a la presidencia de la República, la población evangélica tiene un peso democrático importante, que podría favorecerlo si corriera como candidato para el 2016.
“Los evangélicos en su inmensa mayoría no tienen una identificación política determinada. Los que más ampliamente se identifican son de corte sandinista; pero el setenta por ciento de la población evangélica, aunque no tiene un partido definido, es democrático”, añade Cerrato.
El pastor evangélico, ahora militando en política, sostiene que el votante de las elecciones nacionales del 2016, confiará su voto al sector democrático.
CONFÍA EN VOTO EVANGÉLICO
“Definitivamente el voto evangélico es democrático y para las elecciones de 2016, el voto evangélico estará dirigido al ala democrática”, augura Cerrato, quién por más de veinte años presidió las Asambleas de Dios de Nicaragua, la congregación cristiana más numerosa del país, con más de quinientos mil miembros, según Cerrato.
“Yo quiero ser presidente porque quiero cambiar mi país; quiero rescatar su institucionalidad, donde se respeten los derechos humanos y los Poderes del Estado realmente funcionen con independencia. Si me dejaran correr, estoy seguro que el voto evangélico me daría su voto”, profetiza Cerrato.
Por su parte, Omar Duarte, quién lidera la Iglesia Ríos de Agua Viva, una congregación de más de 15 mil miembros, es de la opinión que la mayoría de los ciudadanos evangélicos no milita en política, sin embargo, sostiene que el voto evangélico va con aquellos planes de gobierno que favorecen a la población pobre y necesitada.
“El pueblo tiene su mirada en Jesucristo, pero también tiene sus pies bien puestos sobre la tierra y el voto evangélico es meditado y vota por los proyectos que benefician a la mayoría”, asegura Duarte.
El pastor Duarte, valora el voto evangélico como reflexionado al momento de acudir a las urnas.
“El voto de nosotros los evangélicos apoya los proyectos de aquellos gobiernos que creen y promueven los principios de la fe, porque allí descansa una sociedad”, medita el guía evangélico.
A su vez, Duarte señala que nunca se usa el púlpito para promover proselitismo político.
“Nunca usamos el púlpito para proselitismo político, cada quien vota de forma razonada y evaluando a su candidato y proyecto de gobierno; eso sí el voto evangélico es determinante en una elección porque andamos en más del cuarenta por ciento de la población”, sostiene Duarte.
El votante evangélico, de acuerdo con Duarte, toma dos referencias en la elección de las autoridades.
“Toma en cuenta los planes de gobierno y la capacidad del candidato, porque administrar un país es cosa muy sería”, reseñó Omar Duarte.
“VOTA POR PROPUESTAS”
El reverendo Rafael Arista, intendente de las Asambleas de Dios, refiere que todo evangélico debe participar en las contiendas electorales y elegir autoridades por deber cívico.
“Votar en contiendas electorales no tiene que ver nada con opción política; más bien es un deber ciudadano”, indica Arista.
A su vez, el intendente de las Asambleas de Dios, afirma que la población votante evangélica busca en el candidato valores morales, espirituales y su propuesta de gobierno.
“El ciudadano evangélico en las urnas vota por los valores morales y espirituales del candidato, pero también vota por sus propuestas de gobierno, por los planes de nación. Por el bien común”, plantea Rafael Arista.
ELIGEN POR SUS REALIDADES
Ortega Hegg señala que el electorado evangélico históricamente ha votado en las urnas dividido, pero de acuerdo con las realidades sociales, políticas y económicas
“El voto evangélico no vota por ser evangélico sino que vota por las condiciones sociales, económicas y políticas que le toca vivir”, analiza Manuel Ortega Hegg, experto en estudios socio políticos y religiosos.
“Hasta ahora te puedo decir que el voto evangélico no es confesional (…) Pero claro, el voto de ellos es muy determinante y decisivo en una elección”, insiste el sociólogo.
El pastor Augusto César Marenco, piensa que el electorado evangélico “vota por sus realidades sociales, pero ante esa decisión, para el cristiano votante son decisivos los valores morales y espirituales del candidato presidencial, que gobernará los destinos de la nación”.