Solo entre las diez empresas que conforman la nueva Cámara de Empresarios de la Industria del Juego y Apuestas Autorizadas (Ceija), pagan cinco millones de córdobas en salarios al mes y aproximadamente un millón de dólares en impuestos por año al Gobierno central y a las municipalidades.
Para el presidente de la Cámara, Jonathan Chávez, estos números muestran el peso del sector del azar en el país, “la cual viene creciendo de manera importante”.
“El mercado nicaragüense tiene un nicho que le gusta este tipo de diversión y eso atrae las inversiones”, dijo.
Chávez precisa que esta cámara no incluye a los casinos sino únicamente a los negocios de máquinas tragamonedas.
Chávez y Gieorgui Lozev, secretario de la Ceija, explicaron que ya se adecuaron a rendir los informes de las operaciones al Ministerio de Hacienda. Desde marzo pasado esa entidad es la reguladora del sector conforme la reforma a la Ley 766, Ley Especial para el Control y Regulación de Casinos y Salas de Juego, aprobada el año pasado, la que quitó la tutela al Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur).
Lozev dijo que por ese cambio “ya no hay incentivos fiscales para el sector de máquinas y salas de apuestas”, únicamente quedó “para aquellos que están dentro de zonas de hoteles con fines turísticos”.
700 empleados aproximadamente ocupan en las doscientas salas de juegos de las diez empresas miembro de la Ceija, que provienen de inversiones de Francia, Estados Unidos, Colombia, Chile y de Nicaragua. Las empresas se ubican en 15 municipios.
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