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Bajo la misma estrella

Entre Harry Potter y “Twilight”, los “jóvenes adultos” se convirtieron en la tabla de salvación de la industria editorial, y de rebote, en el segundo aire de la taquilla de Hollywood. Pero no es fácil complacerlos. Para muestra, véase los escombros de

Por Juan Carlos Ampié

Entre Harry Potter y “Twilight”, los “jóvenes adultos” se convirtieron en la tabla de salvación de la industria editorial, y de rebote, en el segundo aire de la tstra, véase los escombros de Eragon, La Brújula Dorada y tantas otras pretendidas franqaquilla de Hollywood. Pero no es fácil complacerlos. Para mueuicias que no pasaron de una primera película.

En esta tendencia, la novela de John Green supone el momento en que los noveles lectores-cinéfilos ponen a un lado las cosas infantiles para encarar la dura realidad. Los protagonistas de Bajo la Misma Estrella no pelean contra fantasmas, ni tienen que decidir entre romancear a un vampiro o a un hombre lobo. Son adolescentes lidiando con el cáncer, y por ende, con la posibilidad de una muerte prematura.

Hazel Grace (Shailene Woodley) padece cáncer pulmonar. Va a todas partes jalando su tanquecito de oxígeno. Igual de valioso es su irónico sentido del humor. Uno sospecha que eso es lo que la mantiene con vida. Ante la insistencia de su madre (Laura Dern) asiste a regañadientes a un grupo de apoyo donde conoce a Augustus (Ansel Elgort), un sobreviviente que la sorprende con la posibilidad de experimentar el amor.

Desconozco la novela de Green, pero asumo que la desenfadada actitud de los personajes viene directamente desde sus páginas. Tanto así puedo deducir por la devoción de sus fans. Asistí a una función de preestreno, donde el grueso de la audiencia eran niñas y adolescentes. Citaban sus líneas de diálogo favoritas, suspiraban en anticipación a los momentos románticos, lloraban en los momentos tristes y a la salida, debatían apasionadamente las omisiones de la adaptación. El cine ejecutó un bonito truco promocional, iniciando la proyección con un montaje de las fotos que las fanáticos del libro enviaron por redes sociales con sus citas favoritas. Fue una experiencia conmovedora ver tan claramente del poder que aún puede tener un libro, creando un fuerte vínculo emocional con lectores noveles que están descubriendo el poder de la literatura para entender la vida.

Si tan solo la película pudiera hacerle honor a esa devoción. El director Josh Boone trata el material con un afán ilustrativo. Quizás está paralizado en su reverencia por el libro y quiere simplemente duplicar las escenas. Quizás no le da la inspiración para más. En lugar de usar su cámara para descubrir la vida interna de sus personajes, se contenta con retratar conversaciones. A ratos, la película parece uno de esos anticuados productos creados para la pantalla chica antes de la era dorada de la televisión.

Pero esta es una película a prueba de críticas. La nobleza de sus intenciones y la devoción de sus fans le brindan una particular inmunidad. Sin embargo, los actores hacen que sea más tolerable que la producción adolescente promedio. Y se agradece que encuentre al menos un par de momentos poderosos para los personajes adultos, Laura Dern como la madre y Willem Dafoe como un escritor misántropo. Woodley no es una revelación. Ya había demostrado que era capaz de crear vívidamente a una mujer en formación cuando interpretó a la hija de George Clooney en Los Descendientes (2011). Pero esta película le pertenece completamente a ella.

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