Eficiencia energética para las rosquillas

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Alina Lorío y William Aragón

Alguna vez se ha preguntado cuántos árboles se talan para “atizar” los hornos donde se da vida a las rosquillas somoteñas? Un taller de rosquillas, de los más pequeños, gasta en un horno tradicional, de los que históricamente han utilizado en Somoto, una carretada de leña en una semana para trabajar con un quintal de maíz diario.

[doap_box title=”Beneficio al usar hornos amigables” box_color=”#336699″ class=”aside-box”]

—Producen más en menos tiempo y con ello disminuyó costo de producción.

—Ya no usan ocote (rajas de pino) para encender el fuego.

—Al utilizar leña seca se reduce la cantidad de humo y con esto disminuyen las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.

—El consumo de leña se ha reducido en un 50 por ciento o más, pues ahora utilizan las ramas o buruscas para alimentar los hornos.

—La presión sobre la poca y raquítica vegetación que ha quedado alrededor de Somoto se ha reducido considerablemente.

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Lenín Alfaro Zelaya, en la comunidad de Las Brisas, municipio de Somoto, se sumó en el 2008 a la iniciativa de Amigos de la Tierra, de sembrar plantas para aprovechamiento energético, que en poco tiempo podrá abastecer exclusivamente a los talleres de rosquillas del municipio.

En una manzana de tierra árida, Lenín recibió ayuda económica para cercar y para la mano de obra que utilizaría en la siembra, así cumplió al pie de la letra lo que los técnicos le orientaron. Alfaro es uno de los 25 productores que ingresaron al proyecto.

Hoy tiene un pozo que le produce más agua y una huerta que se mantiene verde y es espejo para muchos en su comunidad, además los árboles de leucaena ya casi están listos para iniciar a abastecer de leña a las rosquilleras. “Contribuyo al medioambiente y me beneficio con el recurso que me ampara”, destacó.

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Un taller de los más grandes gasta diariamente en cada horno cuatro cargas de leña para seis quintales de maíz, de donde se obtiene la rosquilla. La presión es inmensa sobre la vegetación de los alrededores del municipio de Somoto, localidad de Madriz, donde luce como el desierto en temporada seca.

La situación ha variado significativamente en estos días. La preocupación por el medioambiente motivó a las autoridades municipales a través del Área de Desarrollo Económico Local (DEL) y el Centro de Iniciativas de Desarrollo (Cides) promover desde el 2008 una iniciativa denominada “Eficiencia energética en el sector rosquilla para la zona urbana de Somoto”.

HORNOS AMIGABLES

Los hornos mejorados para producir rosquillas son una experiencia única en la zona norte del país. Guadalupe Espinoza, propietaria de la Casa de las Rosquillas La Lupe, destruyó con pesar su viejo horno y aceptó hace trece meses el apoyo económico y asistencia técnica para dar paso a la novedosa tecnología.

“Todo ha sido un éxito, nos ahorramos leña, protegemos el medioambiente, en menos tiempo sacamos la producción diaria de rosquillas y podemos dedicarnos a hornear pan (semitas, calabazos, rellenos, empanadas, entre otros), tostar café y hasta hornear carnes solo con el calor que queda en el horno”, reconoció doña Lupe. Esa carretada de leña que le duraba una semana, ahora le rinde todo el mes.

En la Casa de las Rosquillas La Lupe ahora la afanadora que menos gana logra fácilmente 200 córdobas diarios y la que más hace obtiene hasta 600 córdobas diarios. Además, ya el humo no es motivo de incomodidad para los vecinos, porque las ramas se ponen a secar por la noche en el calor que queda en el horno.

“Es un producto de calidad, muy bueno, tenemos dos años de usarlo, ya no trabajamos con rajas de leña, ahora solo ramas o buruscas”, comentó Milton Díaz Balladares, administrador de la empresa de rosquillas Vílchez-Tinoco.

Esta empresa, una de las más grandes en Somoto, antes necesitaba cuatro cargas de leña diario para cada uno de los cuatro hornos que tienen trabajando, ahora solo ocupan una carga y producen seis quintales de maíz diario, pero además de lunes a sábado a las 6:00 de la tarde los 25 trabajadores han finalizado su faena.

Cinthya Vílchez, una de las socias de la empresa, reconoció que desde el principio vieron que ese modelo de hornos es “excelente, porque contribuimos a proteger el medioambiente reduciendo costos, aumentando la producción y en menos tiempo”.

Para Néstor López Nolazco, coordinador del organismo Amigos de la Tierra, en Somoto, la iniciativa puede irse extendiendo no solo en el sector rosquilla, sino en las panaderías. Recalcó que a la empresa Vílchez-Tinoco le financiaron tres hornos y al comprobar su efectividad, construyeron uno más con recursos propios.

FINANCIAMIENTO

El proyecto fue financiado por Amigos de la Tierra con fondos del Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, la Cooperación Austriaca para el Desarrollo y la Unión Europea.

El financiamiento fue dirigido para construir 15 hornos, sin embargo a la fecha con fondos propios de los empresarios de las rosquillas y con fondos revolventes, ejecutado por el Cides (instancia adscrita a la Alcaldía de Somoto) el proyecto ha crecido hasta tener 25 hornos.