BUENOS AIRES/AP
Madrid afirma que sus obras están casi terminadas, Tokio hace gala de su dinero y Estambul exhibe todo su exotismo. Una de esas tres ciudades será elegida hoy sede de los Juegos Olímpicos de 2020.
Además, el 85 por ciento de las instalaciones están ubicadas en un radio de ocho kilómetros de la villa. “Nuestro proyecto sitúa a los atletas en el centro de los Juegos para que puedan rendir al máximo”, dijo el responsable de la candidatura Tsunekazu Takeda.
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Hasta el último minuto, las candidatas buscarán convencer que tienen méritos de sobra para ganar la puja que finalizará con el veredicto del Comité Olímpico Internacional (COI), en la capital argentina.
La ceremonia de apertura fue anoche, en el histórico Teatro Colón, emblema cultural de Buenos Aires, y otros momentos culminantes serán mañana, cuando se decida la inclusión de un nuevo deporte entre la lucha, el beisbol/softbol y el squash, y el día de la clausura el martes con la elección del sucesor del presidente del COI, el belga Jacques Rogge.
Tokio tendría una ligera ventaja sobre Madrid, con Estambul un poco rezagada. Pero históricamente las votaciones del COI han ido contra todos los pronósticos, como ocurrió la última vez en Copenhague cuando Chicago, considerada favorita, cayó en la primera votación seguida por Tokio, despejando el camino a Río de Janeiro por sobre Madrid en el sufragio final para los Juegos de 2016.
Madrid, que va por su tercer intento consecutivo, pone énfasis en que tiene la mesa lista con los mejores manjares y que solo le faltaría el postre y algunas bebidas.
“Tenemos el 80 por ciento de la infraestructura, es una candidatura segura”, dijo el jefe de la candidatura madrileña Alejandro Blanco. “Nosotros no hablamos de sueños, sino de realidades. No hablamos de maquetas. No tiramos el dinero, ni hacemos castillos en el aire”.
Madrid afirma que tiene asegurada la financiación de las obras olímpicas y que España tendrá un crecimiento económico estable en los próximos cinco años, pese a que el país se ha visto envuelto en una depresión financiera y un desempleo del 27 por ciento. A España le faltarían unos 1,940 millones de dólares en siete años, algo que para Tokio, por ejemplo, es como si le faltase una aceituna en medio de un banquete.
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